Mientras la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) causaba estragos en Valencia y Andalucía, uno de esos días en los que el tiempo juega a ser el villano de la película, el escenario político se encendía con un debate digno de un thriller. En esta historia donde el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, aparecía en el Parlament como un personaje que intenta justificar sus decisiones, la intervención de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, marcaba la pauta de cómo debería gestionarse una crisis de esta magnitud.

La comparecencia de Mazón y el drama político

El viernes se osó comparar a Mazón con un trapecista con un pie en el aire y el otro en una cuerda floja, mientras la Moncloa enviaba un mensaje ubérrimo a Juanma Moreno, presentándolo como un ejemplo a seguir en la batalla contra el caos generado por la lluvia. No sé ustedes, pero ¿no les parece un poco surrealista que la rivalidad política se intensifique en medio de desastres naturales? Recuerdo una vez que intenté arreglar un grifo en casa y, entre la presión y la fuga de agua, mis dos perros se miraban como si estuvieran esperando que me cayera de la escalera. Así es la política: una crisis donde todos son expertos, pero pocos se atreven a subirse al andamio.

Mientras Mazón acusaba al Gobierno central de no hacer lo suficiente, el equipo de Pedro Sánchez mostraba su apoyo a Moreno, que, según ellos, había tomado decisiones acertadas, como cerrar colegios antes de que las inundaciones se convirtieran en el último capítulo de un libro de horror.

Juanma Moreno y su enfoque preventivo

A lo que me refiero aquí es que Juanma Moreno no llegó a esta crisis sin una serie de antecedentes que parecen sacados de un libro de texto de manejo de emergencias. «Mejor prevenir que curar», decía, como un antiguo sabio que encontró la forma de ser cauteloso en un mundo lleno de sorpresas. En Andalucía, estuvieron listos para la tormenta, habiendo aprendido de los errores vividos en otros territorios que se enfrentaron a la furia del clima, como Valencia.

Puedo recordar que una vez me dijeron que prepararse para lo peor es una forma segura de enfrentar lo inesperado. Así que, como buenos andaluces, parece que han entendido que siempre es más conveniente estar prevenidos que padecer las consecuencias de una crisis abrupta.

Apoyo político y colaboración

La respuesta del PSOE en Andalucía fue notable. Mientras que en Valencia el enfrentamiento entre partidos continuaba en un ciclo de acusaciones y gritos, en Andalucía, Juan Espadas, el secretario general del PSOE andaluz, señaló que lo más importante era manejar la crisis y atender las urgencias climáticas. ¡Qué aparición tan refrescante! Puede que deberíamos tener en cuenta esta forma de actuar, especialmente con la frenética dinámica política que a menudo se convierte en un circo absurdo.

Y aunque algunos podrían pensar que el acatamiento y la lealtad política son signos de debilidad, creo que es más bien una muestra de madurez. Después de todo, si un coche se accidenta en la carretera, ¿quién realmente tiene ganas de jugar a «buscamos al culpable»? Más bien, nos gustaría que el conductor se asegurara de que todos estén a salvo.

La cultura del «salvapatrias»

Juanma Moreno, por su parte, afirma que hay que defender las instituciones para evitar la llegada de lo que él llama un «salvapatrias». En su mundo, los políticos que minimizan el trabajo de las agencias meteorológicas son como héroes de películas de acción que luego son criticados por las decisiones tomadas sin pensar en las consecuencias. Tal vez no fue un buen ejemplo… ¡Pero es cierto que vivir al margen de la colaboración interinstitucional es complicar aún más la situación!

En una época donde la realidad parece haberse vuelto más compleja, donde la opinión pública a menudo se convierte en la víctima de la inacción, Moreno parece haber encontrado una fórmula mágica para mantener la calma.

Ejemplo de respuesta: coordinación, cooperación y lealtad

El trabajo coordinado en situaciones de crisis resulta fundamental. En este sentido, Andalucía ha logrado construir un sistema de respuesta eficaz. La experiencia le ha enseñado que la prudencia es esencial. ¿Cuántas veces hemos deseado que los líderes, en vez de luchar entre ellos, se unieran para enfrentarse a problemas que afectan a toda la comunidad?

El consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, juega un rol clave en esta maquinaria. Su meticulosidad, junto con la experiencia de gestionar riesgos, hace que cada decisión tomada en tiempos de crisis responda a un plan cuidadosamente estructurado. Es como si estuviéramos viendo a un director de orquesta asegurarse de que cada músico esté en armonía antes de comenzar el concierto: sin sus esfuerzos, la melodía podría desentonar y transformarse en un sonido caótico.

Enseñanzas de la crisis: la importancia de la preparación

Una lección que podemos extraer de cómo Andalucía manejó esta crisis es la importancia de estar preparados para lo inesperado. La conciencia sobre los riesgos inherentes a la naturaleza y el establecimiento de sistemas de alerta y respuesta son vitales. En tiempos de incertidumbre, esta es la forma en que las comunidades pueden verdaderamente protegerse entre sí.

Pero, amigos, no se sorprendan si algún día escuchamos a un político afirmar que «bueno, al final todo se reduce a salvarnos unos a otros en medio de un tornado». Aunque quizás eso no sea tan comercial.

Reflexiones finales sobre la gestión de crisis

El hecho de que Moreno haya aplicado una estrategia más basada en la lealtad institucional no solo atiende a un sentido de responsabilidad pública, sino también al entendimiento de que, en momentos críticos, es fundamental dejar de lado las diferencias políticas por el bienestar de la comunidad. Un líder no es solo el que toma decisiones en virtud de su partido, sino aquel que responde a las necesidades de la ciudadanía.

Hay que recordar que la política es, en muchos sentidos, un acto de equilibrio. La habilidad de algunos políticos, como hemos visto en esta crisis, consiste en presentarse como moderadores en un mundo que a menudo grita más que comunica. Y en este teatro político, donde los actores son los ciudadanos, los partidos y los líderes, a veces solo necesitamos un poco de humor y un toque de humanidad para salir adelante.

Así que la próxima vez que la DANA o cualquier otra crisis toque a la puerta, esperemos que los líderes se acuerden de que, al final del día, no se trata solo de mantener sus puestos, sino de cuidar la casa que todos compartimos. La lección aquí es que, en tiempos difíciles, la colaboración puede ser el faro que ilumina nuestro camino.

Así que, ¿quién es el verdadero héroe en medio de una crisis? No son los que buscan culpables, sino aquellos que logran un mensaje claro: «Juntos es mejor».