Las manifestaciones en Eslovaquia han adquirido una intensidad que no se veía desde tiempos de transformación política profunda, como la Revolución del Terciopelo de 1989. Desde que la invasión rusa de Ucrania propició un despertar cívico en el país, la indignación hacia el gobierno de Robert Fico ha culminado en lo que muchos describen como un “punto de inflexión”. ¿Qué está sucediendo realmente en Eslovaquia? Aquí exploramos las raíces, las implicaciones y las historias detrás de estas protestas que han llenado las calles, desde Bratislava hasta las pequeñas ciudades.

La chispa que encendió la llama: el primer acto de resistencia

Fue el 25 de febrero de 2022, un día después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania, cuando unas pocas decenas de personas, armadas con velas y un deseo de paz, se reunieron en una plaza de Bratislava. Zuzana Ižáková, una de las participantes, recordará ese momento como el inicio de algo que se saldría de las manos del gobierno. “Fue un acto espontáneo, pequeño en número pero grande en fervor”, comenta Ižáková. ¿No es asombroso cómo a veces los actos más simples pueden ser el preludio de un cambio monumental?

La iniciativa Mier Ukrajine («Paz para Ucrania») nació de este acto, creando una red de apoyo organizada para ayudar a los refugiados ucranianos. Desde ofrecer comida caliente hasta recaudar fondos para comprar vehículos de desminado, estos eslovacos demostraron que la solidaridad no conoce fronteras ni momentos.

El contexto geopolítico: Eslovaquia entre Occidente y Oriente

A medida que las manifestaciones en Eslovaquia crecían en número y fervor, las tensiones sobre la política internacional se intensificaron. El gobierno de Fico ha sido acusado de estrechar lazos con Moscú, algo que va en contra del deseo de la mayoría de la población para que Eslovaquia siga siendo un miembro sólido de la Unión Europea. ¿Quién quiere regresar a los días oscuros de la influencia soviética?

Ivan Korčok, exministro de Asuntos Exteriores, deja claro: “Fico parece más cómodo en Moscú que en las capitales de Europa Occidental”. Mientras tanto, el primer ministro realizó un viaje sorpresa a Rusia en diciembre de 2023, lo que provocó una ola de protestas en la capital. “¿Pero qué estaba pensando?”, se preguntan muchos, llenos de indignación.

Las manifestaciones han sido tan masivas que han reunido a más de 60,000 personas en la Plaza de la Libertad, un símbolo de la resistencia democrática. La población está cansada de un liderazgo que no refleja sus deseos y temores. ¿Acaso no es esencial que quien nos gobierne comparta y respete nuestras preocupaciones?

Reflexiones sobre el descontento público y la historia

Una de las características más destacadas de las protestas es la interacción entre generaciones. Durante una reciente manifestación, Mihockova observa a padres con niños pequeños, estudiantes y jubilados marchando juntos. “Ese 24 de enero fue el día más extraño: no podía creer que personas de todas las edades se unieran de esta manera”, comparte.

Los ecos del pasado resuenan en el aire. La Revolución del Terciopelo de 1989 es un recuerdo palpable y las calles se llenan de voces que claman por un Eslovaquia que no sea arrastrada hacia un destino de Eslovexit y alejamiento de Occidente. Un manifestante de 75 años se atrevió a decir: “No había visto tanta gente en las calles desde entonces”. Es un recordatorio inquietante de cuán rápido la historia puede repetirse.

Críticas internas: el miedo y la frustración en el aire

No se trata solo de un evento aislado; el descontento proviene de una profunda frustración hacia la política actual. La controvertida figura de Martina Šimkovičová, ministra de Cultura y conocida por sus declaraciones incendiarias contra refugiados y la comunidad LGTBI+, añade leña al fuego. “¿Cómo es posible que lleguemos a tolerar tal falta de respeto hacia una comunidad que solo busca ser aceptada?”, se preguntan muchos en las calles.

Además, la reciente reforma del código penal y la eliminación de la fiscalía especial dedicada a delitos graves como la corrupción han desatado la indignación colectiva. “Esto no es solo una cuestión de política, sino una herida abierta en la confianza de las instituciones que deberían protegernos”, lamenta Mihockova.

La sensación de que el gobierno está más pendiente de proteger a los oligarcas que de atender las necesidades del pueblo es un grito que resuena entre los eslovacos que marchan. “¿Hasta cuándo vamos a tolerar esto?”, se cuestionan, sintiendo que su voz puede ser la clave del cambio.

La lucha en el ámbito cultural y por los derechos LGTBI+

Si pensabas que las protestas solo abarcan las calles y la política, esfuérzate en pensar de nuevo. La dimisión de figuras destacadas de la cultura ha sido interpretada por muchos como una purga política. La presión sobre la comunidad LGTBI+ ha aumentado considerablemente, y la modificación de la constitución que busca definir el matrimonio como una unión solo entre hombre y mujer es un claro indicador de que la batalla cultural está lejos de terminar.

Michal Dudoň, un periodista local, apunta a un sentimiento de miedo y frustración entre las personas LGBTI+. «Después del atentado terrorista en 2022, ha sido un camino empedrado», dice. Cada día es una lucha, cada marcha, un símbolo de resistencia. ¿No debería ser la diversidad una fortaleza en lugar de una debilidad para cualquier sociedad?

El panorama político: ¿se acercan elecciones anticipadas?

Con un gobierno que apenas sostiene una mayoría en el Parlamento, la tensión es palpable. Fico podría estar enfrentando un momento crítico, ya que sus elecciones podrían ser más complicadas de lo que anticipa. Muchos se preguntan si el actual clima de descontento podría llevar a unas elecciones anticipadas. Pero como Mihockova señala, “los cambios políticos son peligrosos y complejos; no es tan simple como querer soltar la mano de un gobierno”.

Las palabras de Fico sugiriendo un golpe de estado «al estilo Maidán» dejan entrever su estrategia defensiva, quizás una manera de distraer de sus problemas internos. Es como si estuviera sacando un libro de la vieja estrategia de sembrar la confusión para desviar la atención.

La resistencia sigue viva

Mientras nos adentramos en un futuro incierto, la resistencia en las calles de Eslovaquia sigue viva. Con cada marcha y cada manifestación, hay una reafirmación de la lucha por una Eslovaquia más democrática, inclusiva y alineada con los valores europeos.

La realidad es que las próximas semanas y meses serán cruciales para el país. Con una población informada, activa y dispuesta a alzar la voz, Eslovaquia se encuentra en un cruce de caminos. ¿Qué futuro elegirán?

En conclusión, la vibrante historia de Eslovaquia en la actualidad es un testimonio del poder de la ciudadanía. De un puñado de personas encendiendo velas durante la noche a más de 60,000 manifestantes iluminando la plaza con sus teléfonos. ¿No es este el verdadero espíritu de un pueblo que se niega a dejar de luchar por sus derechos y su identidad? En un mundo donde la política a menudo parece un juego oscuro, Eslovaquia podría enseñarnos a todos que la luz de la esperanza puede brillar incluso en los momentos más oscuros.