¿Alguna vez te has preguntado cómo un país decide contar el tiempo? A simple vista, podría parecer un tema trivial, pero en el caso de Corea del Norte, esto va mucho más allá de lo que podrías imaginar. En un giro reciente que ha dejado a muchos con la boca abierta, Kim Jong-un parece estar intentando dar un paso atrás en el famoso calendario «Juche» que rinde homenaje a su abuelo, Kim Il-sung. Si esto suena como un culebrón político, ¡es porque lo es! Vamos a explorar este complejo y, a menudo, surrealista mundo, y a ver qué implicaciones podría tener esta decisión sobre el régimen norcoreano y su líder.

La historia del calendario «Juche»

Primero, pongámonos en contexto. El calendario «Juche» fue instaurado en 1997, tres años después de la muerte de Kim Il-sung, cuyo nacimiento se señala como el año 1 —en el año del calendario gregoriano sería 1912. Así que, si estás haciendo cuentas, ¡estamos hablando de Juche 113! ¿Quién lo diría? ¡Nosotros en el 2024 y ellos en 113! Eso sería como si en lugar de decir que tenemos 30 años, optáramos por decir que tenemos 2030. Interesante, ¿verdad?

Esta peculiaridad del calendario no es solo un capricho estético; está íntimamente ligado a la ideología que Kim Il-sung promovió y que sus sucesores —Kim Jong-il y Kim Jong-un— han continuado alimentando. El Juche significa autosuficiencia y es un intento de legitimar la dictadura a través de un culto casi religioso a la figura de Kim Il-sung. Ahora, ¿no sería curioso ver a un líder que busca distanciarse de su propio abuelo?

El cambio de rumbo

Recientemente, en medio de un mar de cambios y controversias, ha surgido una inquietante noticia. Kim Jong-un parece estar relegando el calendario «Juche» a un segundo plano. Esto se ha evidenciado en recientes comunicados oficiales donde, sorprendentemente, se ha hecho referencia al año 2024 sin la necesaria mención al calendario que honraba a su abuelo. Es curioso cómo un simple número puede convertirse en un símbolo de poder, ¿verdad?

Cuando leí esto, no pude evitar recordar una conversación que tuve con un amigo sobre cómo a veces nos resulta difícil desvincular nuestra identidad de la de nuestros padres. “¿Te imaginas que un día decides simplemente dejar de usar tu apellido?” bromeó. ¡Buena suerte con eso!

No obstante, este cambio podría ser más que un mero despiste. Podría interpretarse como una tentativa por reafirmar el control de Kim Jong-un sobre una imagen que va mucho más allá de la herencia que recibió. Este mensaje parece señalar un deseo genuino de asociar su liderazgo exclusivamente a su propia figura, sin la sombra de aquellos que le precedieron.

Reforzando el culto a la personalidad

Un funcionario anónimo del Ministerio de Unificación de Corea del Sur advirtió que esta nueva apreciación parece ser parte de un movimiento más amplio por parte de Kim Jong-un para establecer un culto a la personalidad que sea único y autónomo. Imagínate que Kim Jong-un quiere tener su propia estatua al lado de su abuelo, pero en lugar de llamarla «El presidente eterno», opta por un nombre más atractivo como «El nuevo rey del norte». Debo decir que, aunque ya tengo listas mis palomitas, esto podría salir aún más interesante.

Este no es el primer gesto autoconsciente que hemos visto de Kim. Hace poco, incluso lanzó una canción llamada «Friendly Father», que se volvió viral en TikTok. ¡Porque nada dice «soy un líder fuerte» como viralizar tu propia canción en redes sociales! Imagina a todos los funcionarios norteamericanos moviendo las manos al ritmo por su jefe.

A medida que los informes de cambios en el sistema de fechas se propagan, la magnitud del culto por Kim Jong-un parece aumentar al mismo ritmo que los rumores de su creciente distanciamiento de la noción de reunificación pacífica con Corea del Sur.

La situación actual: entre globos y drones

Mientras el mundo observa con una mezcla de incredulidad y preocupación, los lazos entre Corea del Norte y Corea del Sur parecen tensarse cada vez más. El intercambio constante de globos y drones de ambos lados, que se ha convertido en la nueva forma de intimidación, hace que las tensiones sean palpables. En aquel entonces se hablaba de usar globos con propaganda, pero, ¿quién hubiera pensado que podría llegar a drones?

En una serie de recientes declaraciones, Kim Jong-un ha dejado claro su deseo de eliminar el monumento a la Reunificación Nacional erigido por su padre, al que calificó como una «monstruosidad». ¡Vaya manera de salir del armario y dar una estocada a la historia familiar! Parece que Kim no tiene interés en ser el hijo de la reconciliación, sino el rey de la separación.

Y tú, ¿qué opinas?

Todo esto me lleva a preguntarme: ¿Qué pasará si, algún día, Corea del Norte decidiera dejar de usar el calendario «Juche» por completo? ¿Olvidaríamos al abuelo Kim Il-sung, tal como él olvidó a sus predecesores al crear su propia narrativa? Sin duda, sería un desarrollo fascinante en un país donde el paso del tiempo parece estar ligado a la familia real de manera casi mágica.

En un mundo donde el contexto histórico y cultural se pierde en la bruma de presentaciones deslumbrantes y eslóganes, es fácil olvidar que la esencia de un país radica en su gente, sus luchas y, sobre todo, sus narrativas. Tal vez sea hora de que el pueblo norcoreano tenga voz en crear su propio relato.

La situación política es volátil, pero es importante mantener un sentido de empatía hacia los ciudadanos que viven en esas realidades complejas y a menudo duras. Después de todo, mientras estamos aquí divirtiéndonos con juegos de palabras sobre calendarios, hay millones de personas que esperan un cambio significativo en sus vidas cotidianas.

¡Y ahí lo tienes! El enigmático mundo de Corea del Norte y su calendario. Desde el culto a la personalidad de sus líderes hasta los peligros de la desestabilización regional, hay mucho por explorar. Kim Jong-un puede intentar desmarcarse de su legado familiar, pero a medida que los acontecimientos se desarrollan, sólo el tiempo —y quizás un nuevo calendario— dirán qué camino decidirán tomar en el futuro.

¿Y tú, qué piensas de este cóctel de historia, ideología y un poco de locura? ¿Acaso deberíamos preguntarles a los norcoreanos qué año prefieren celebrar? ¡Déjanos un comentario!