La COP29 acaba de comenzar, y parece que las imágenes no podrían ser más dispares: mientras algunos delegados miran al futuro con esperanza, otros ya están sintiendo el peso de la realidad sobre sus hombros. ¿Qué está pasando en esta conferencia que se ha vuelto un escenario clave para la lucha contra el cambio climático? Desde la DANA que arrasó con la Comunidad Valenciana hasta la repentina retirada de Argentina de las negociaciones, la cumbre ha sido todo menos monótona. Pero, en medio de este caos, ¿realmente estamos avanzando hacia un futuro más sostenible?

La marea roja del negacionismo: un regreso que no esperábamos

Imagina que estás en un café, disfrutando de tu latte, cuando de repente un viejo amigo aparece de la nada: es el negacionismo. Sí, así fue como algunos se sintieron al ver la victoria de Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales de EE. UU. Su regreso al poder ha encendido alarmas entre los líderes mundiales que esperaban que la lucha contra el cambio climático avanzara con fuerza.

Este clima de preocupación se ha presenciado en la COP29 desde sus inicios. Para muchos, es como si estuvieran lidiando con un juego de sillas, donde cada vez que alguien se levanta, alguien más ocupa su lugar, y olvídate de sentarte. Hablar de protección del medio ambiente parece ser una conversación cada vez más incómoda y, al parecer, también políticamente incorrecta para algunos.

¿Y Argentina? Su decisión de retirarse de las negociaciones bajo las órdenes del nuevo presidente Javier Milei fue otro golpe inesperado. ¿Es que no prenden fuego las hogueras de la lucha climática, sino que, más bien, intentan apagarla? La subsecretaria de Estado para el Medio Ambiente de Argentina, Ana Lamas, confirmó a The Guardian que la retirada es definitiva. Esta tirantez en la mesa de negociaciones ha dejado a muchos preguntándose si, cuando las delegaciones abandonan la cumbre, también se llevan consigo sus promesas.

Azerbaiyán: la alfombra roja para las energías sucias

Si hay algo que está claro en esta COP29, es que Azerbaiyán no ha realizado una bienvenida ordinaria. Más bien, se podría describir como el equivalente a una alfombra roja en un evento de Hollywood, pero en lugar de estrellas, lo que parece asistir son lobbyistas de grandes empresas de combustibles fósiles. ¡Oh, la ironía! Mientras el mundo lucha contra el cambio climático, Azerbaiyán ha decidido hacer del evento un desfile de figuras del sector más controversial.

Un informe de Kick Big Polluters Out destaca que en Bakú hay más de 1,700 grupos de presión de combustibles fósiles, superando incluso el número de delegados de los 10 países más vulnerables al cambio climático. La sala de prensa se ha convertido en un cruce de caminos para los que sí creen en la necesidad de actuar contra el cambio climático y para quienes buscan sacar provecho de esta situación.

Personalmente, no puedo evitar pensar en los momentos en que me he encontrado en eventos donde las prioridades están tan torcidas. Recuerdo una vez que fui a una conferencia sobre salud y me entere de que las empresas de tabaco estaban patrocinando el evento. ¡Vaya combinación, ¿verdad?! La relación entre la salud y el tabaco parece una creación de un script de una película de comedia, pero aquí estamos, en la COP29, enfrentando una situación no tan diferente.

La presión “fósil”: ¿una cumbre para hacer negocios?

Mientras tanto, organismos internacionales y ONGs han levantado la voz para exponer la influencia que estas empresas están ejerciendo sobre las negociaciones climáticas. La situación se vuelve aún más irónica cuando consideras que líderes mundiales como António Guterres han estado clamando a los países que actúen. Aún con el tiempo apremiante y la presión social, el poder de los grupos de presión en esta cumbre ha hecho que muchos duden de la eficacia de las conversaciones.

Las cifras son asombrosas: el número de lobistas supera al de los delegados en un país anfitrión que, a su vez, promueve el uso de combustibles fósiles. ¿Qué tal si en lugar de ser el anfitrión, Azerbaiyán se convierte en el comercio energético del mundo? Claro, eso suena bien hasta que recuerdas que estamos hablando del futuro del planeta.

¿Acaso no deberíamos estar todos alineados, unificados en un esfuerzo de buena fe? Pero parece que en esta cumbre se da rienda suelta a intereses privados que, de un modo u otro, buscan mantener el status quo, mientras el mundo grita a coro por un cambio.

Derechos Humanos bajo la lupa: la sombra que no se va

Como si la situación no fuese ya lo suficientemente compleja, el tema de los derechos humanos ha emergido entre las discusiones. Grupos como Climate Action Network han señalado que el gobierno azerbaiyano está usando la cumbre para reprimir a activistas ambientales y opositores políticos. La represión de la sociedad civil se convierte en una trinchera más que debe ser cruzada si se quiere hablar de progreso en las conversaciones climáticas.

En mi experiencia, he visto cómo la reivindicación de los derechos humanos se vuelve un arma de doble filo en eventos de esta magnitud. Es un cliché decir que la historia tiende a repetirse, pero esta es una lección que todos deberíamos recordar. ¿Cómo es posible que mientras hablamos de la protección del medio ambiente, nuestras propias voces sean ahogadas?

Natalia Nozadze de Amnistía Internacional subraya que, desde que Azerbaiyán fue designado como anfitrión, la oposición política ha enfrentado un panorama más oscuro. Esto significa que no solo el medio ambiente sufre consecuencias, sino que la participación activa y la libertad de expresión se ven amenazadas.

El futuro del clima: ¿dónde estamos ahora?

A medida que la COP29 avanza, las negociaciones siguen estancadas. ¡Sorpresa! El financiamiento climático y las emisiones son, nuevamente, los temas candentes en la mesa. Si estuviéramos jugando un juego de Bingo, tanto el financiamiento como el estancamiento deberían aparecer en nuestras tarjetas. Es como ver una serie de televisión que duró demasiado tiempo en antena y cuya trama no avanza.

A estas alturas, muchos se preguntan si realmente tenemos algo por lo que celebrar en esta cumbre. Cuando se logró un acuerdo «in extremis» sobre créditos de carbono, algunos delegados aplaudieron, pero las respuestas no se hicieron esperar. Una parte importante de la discusión se centra en la necesidad de combinar políticas ambiciosas con una financiación justa y accesible. Pero, ¿cómo se puede pedir a los países en desarrollo que implementen políticas sostenibles sin el apoyo adecuado? Es una pregunta que merece reflexión…

Reflexiones finales: el momento de actuar es ahora

La COP29 ha sido un escenario lleno de altibajos, lleno de retos y un escenario donde fuerzas opuestas conviven. La teoría del cambio climático nunca ha sido más clara; no se trata solo de palabras grandilocuentes, sino de un llamado a la acción, y cada día que pasa, el tiempo se nos escapa.

Es importante que todos nos cuestionemos: ¿qué parte estamos jugando en esta narrativa? Todos, desde los activistas hasta los consumidores, debemos crear presión para exigir la acción que tanto necesitamos. Si no nos unimos, seremos simplemente espectadores en un espectáculo que podría llevar a nuestro mundo a su punto de no retorno.

Quizá la COP29 no sea la respuesta definitiva a todas nuestras preguntas, pero al menos debe ser un recordatorio de que la lucha por nuestro futuro debe ser colectiva y debemos ser sus protagonistas. Después de todo, la Tierra es el hogar que todos compartimos, y su supervivencia no debería estar en juego.

Así que, ¿estás listo para actuar? ¿O prefieres seguir disfrutando de ese latte mientras el mundo cambia a tu alrededor? La decisión, amigo mío, es únicamente tuya.