El pasado 29 de octubre de 2023 estuvo marcado por una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que arrasó con partes de la Comunidad Valenciana, dejando a su paso daños materiales y una serie de controversias políticas que aún resuenan en las oficinas del Gobierno regional. En este artículo, exploraremos la complejidad de la gestión de emergencias en el contexto de este evento catastrófico, cómo el Partido Popular ha canalizado sus críticas hacia las instituciones responsables, y la respuesta del Gobierno presidido por Carlos Mazón. Así que, ¿preparados para un recorrido que promete ser tan intrigante como un thriller de misterio? ¡Vamos allá!
La DANA que desató acusaciones: un resumen de la tormenta
Ah, la DANA. Hace unos años, hubiera sonado como un delicado nombre para una tía lejana, pero ahora es un término que ha entrado en nuestro vocabulario como sinónimo de caos y hechos inesperados. En este caso, «la tía DANA» se presentó con lluvias torrenciales y un aumento de caudales en ríos y barrancos en la Comunidad Valenciana, lo que llevó a la Generalitat y al PP a cruzar acalorados dardos.
¿Pero por qué todo este jaleo? Carlos Mazón y su partido han estado atacando a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), acusándola de no haber informado adecuadamente sobre la situación del barranco del Poyo, mientras ellos mismos disfrutaban de una tranquila comida. Algunos podrían decir que esto suena un poco a «quien tiene vela en el entierro», ¿no creen?
Las acusaciones y la realidad
Es interesante notar que, a pesar de las acusaciones lanzadas durante el almuerzo en el Ventorro, la CHJ había enviado en realidad 62 avisos de alerta. Mientras Mazón permanecía en su banquete —comer no es un mal pasatiempo, aclaro—, la institución ya había comenzado a levantar la voz frente a las autoridades competentes. Sin embargo, a menudo es más fácil señalar con el dedo que asumir las responsabilidades propias, ¿cierto?
Por otra parte, la propia Generalitat Valenciana reconoció en un documento interno que también se encarga de la vigilancia y seguimiento de caudales en ríos y barrancos. Esta es la parte donde una voz interna me grita «¡irónico!». Mientras el PP se lanzaba a culpar a otros, la Generalitat asumía parte de la responsabilidad. A veces, me pregunto si en la política hay una escuela secreta sobre la culpa ajena.
La comunicación interna en tiempos de crisis
La gestión informativa durante situaciones de emergencia demuestra ser crucial. Y aquí es donde entran a jugar los altos cargos de la Generalitat, como Luis Gomis Ferraz, quien, justo antes del desastre, estuvo realizando comunicaciones internas para alertar a sus compañeros sobre la necesidad de resguardarse. Un gesto noble, sin duda. Pero también uno que plantea preguntas: ¿se estaba haciendo lo suficiente?
La resolución que emitió Gomis se centraba en proteger a los trabajadores del medio ambiente durante estas situaciones, y aunque fue una advertencia prudente, muchos se preguntan si esa alerta fue suficiente ante la magnitud de la tormenta. ¿Qué papel están desempeñando realmente las autoridades en la protección de la población durante eventos meteorológicos de este tipo? ¡Ah, las preguntas son más profundas que el fondo del barranco del Poyo!
La respuesta política y el rol de la comunicación
Uno de los aspectos más atractivos de la política es cómo los diferentes partidos se lanzan como leones al caer la noche. En este caso, hemos visto cómo el PP intenta posicionarse como el defensor del pueblo frente a una gestión deficiente de las emergencias. Pero en la práctica, las críticas se convierten a menudo en una especie de pública discoteca, donde todos bailan al ritmo de los intereses propios.
El hecho es que, por un lado, la CHJ mandó 62 avisos a Protección Civil, lo que implica que estaban en alerta e intentando actuar. Por otro lado, la Consellería de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio no ha proporcionado información clara sobre cómo actuaron durante la DANA. Aunque me gustaría pensar que el caos de la tormenta no había creado un Darth Vader en los sistemas de comunicación de la administración, la realidad muchas veces es más dura que una marea alta.
La crítica a Teresa Ribera
Y aquí entra en escena Teresa Ribera, la exministra de Transición Ecológica y actual vicepresidenta de la Comisión Europea. La política constantemente tiene que bailar entre lo que dice y lo que hace. Ella emitió una crítica qeu resonó profundamente: «De poco sirve tener toda la información necesaria si quien debe responder no sabe cómo hacerlo.»
Si bien su declaración suena contundente, uno no puede evitar preguntarse: ¿cuántos de nosotros hemos estado en una situación similar donde sabíamos que algo iba a salir mal y aún así nadie hizo nada al respecto? La vida, con sus giros inesperados, a veces es la mejor escuela para aprender sobre gestión de crisis y comunicación.
Lecciones aprendidas: ¿más que palabras y promesas?
Entonces, ¿cómo terminamos con este lío de confusión? Las lecciones que podemos extraer son claras, empezando por la necesidad de una mejor comunicación entre diferentes organismos en situaciones de emergencia. La política no debería ser solo un juego de culpabilizar; debería ser una plataforma para facilitar un conocimiento más robusto y una preparación más efectiva.
Sin embargo, tras un evento tan grave como la DANA, uno podría pensar que la mejora debería ser inminente. Pero a veces, las promesas hechas en las salas de prensa son simplemente eso: palabras vacías. ¡Ay, la política! La gran amante de los sueños rotos y las promesas incumplidas.
¿Qué viene después?
La siguiente gran pregunta que nos asalta y que probablemente muchos se hacen es: ¿qué medidas se implementarán para evitar una situación similar en el futuro? Están en juego tanto la seguridad pública como la responsabilidad política. Los ciudadanos no merecen solo críticas y acusaciones; merecen respuestas y un plan claro.
Tal vez, solo tal vez, la próxima vez que una «tía DANA» se cuele en nuestras vidas, tanto el PP como el Gobierno valenciano, junto con otras autoridades, estén listos para actuar como un equipo, en lugar de lanzarse dardos unos a otros como si fueran parte de un concurso de tiro al blanco.
Un futuro incierto
El futuro sigue siendo incierto y lo que queda claro es que la gestión de emergencias debe ser una prioridad tanto para el Gobierno como para la oposición. La vida de los ciudadanos está en juego y la falta de una respuesta coordinada puede significar la diferencia entre la seguridad y el caos.
Y aquí es donde nuestra historia se entrelaza con la vida cotidiana. Todos jugamos un papel, aunque a veces queramos ser solo espectadores. Pero al final del día, las decisiones que toman los líderes afectan a cada uno de nosotros, así que no se puede permitir que la política se convierta en un juego de esto y aquello. ¿Alguien quiere unirse a mí en un maratón de preguntas sobre cómo mejorar la gestión de emergencias?
Conclusión: hacia un enfoque más responsable
En resumen, el pasado 29 de octubre en Valencia nos dejó lecciones que podríamos catalogar como “Lecciones en la tormenta”. Pero ahora es el momento de que todos los involucrados se unan bajo un enfoque más responsable y más colaborativo para enfrentar futuros desafíos meteorológicos. La forma en que reaccionemos y aprendamos de este evento dará forma a nuestro futuro.
Y recuerda, frente a situaciones de crisis, de nada sirve tener toda la información si no sabemos cómo responder. La próxima vez que asome una “DANA”, esperemos que la reacción sea más rápida que el tiempo que se tarda en terminar un café y, quizás, con un poco menos de críticas y más acción. Al final, ¿no es eso lo que todos buscamos?