La Feria de Arte Contemporáneo ARCO se ha solidificado como un referente ineludible en el panorama artístico internacional, y la reciente 44ª edición en Madrid no ha sido la excepción. Desde el fervor de las exposiciones hasta las discusiones que musculan la creatividad contemporánea, este evento se convierte en un escaparate donde las voces más resonantes del arte actual encuentran su lugar. Pero, entre las galerías y las piezas que decoran el recinto, se alza una figura cuyos trabajos no solo emocionan, sino que también nos invitan a una reflexión profunda sobre la memoria, la autocensura y la lucha de las mujeres a lo largo de la historia. Estoy hablando de Concha Jerez, una artista que no solo pinta, sino que también cuenta historias.

Una charla con la historia: La inspiración detrás de «En memoria de»

La obra «En memoria de» nos recuerda que hay historias que han sido olvidadas, pero no por su falta de importancia, sino por la omisión sistemática de ciertos relatos en nuestra narrativa colectiva. Jerez reunió un conjunto de mujeres extraordinarias que, a su vez, han sido ninguneadas por el tiempo. Mujeres como Nancy Wake, la partisana más buscada por la Gestapo; Hélène Rochas, una pionera en el mundo de la moda y los perfumes; y María Maluenda, una luchadora incansable por los derechos humanos en Chile.

Recuerdo la primera vez que escuché hablar de Nancy Wake. Fue en una conversación animada entre amigos en un café de barrio, donde el sujetador de la mesa comenzó a hablar de la valentía inquebrantable de esta mujer. ¡Imagínate! Una auténtica superheroína en un contexto de guerra. ¿Por qué no se le enseña más sobre estas figuras en nuestra educación? Me pregunto si sería porque sus historias son incómodas para el statu quo.

Concha Jerez profundiza en estas historias a través de su arte. Usando necrológicas de periódicos, las saca del olvido y las expone de una manera visual que destaca su relevancia. “Muchas de estas mujeres no eran solo parte de su época; eran fuerzas de la naturaleza”, dice Jerez, y suena casi como si nos estuviera instando a no ser solo espectadores en la historia, sino también a actuar.

La obra de Concha: una lucha contra la autocensura

Una de las temáticas que resuena en la obra de Jerez es la autocensura. Como alguien que ha pasado tiempo creando y, a veces, guardando notas y bocetos por miedo al juicio, puedo entender su frustración. Ella, con valentía, destaca que el autocontrol sobre lo que podemos y no podemos decir no es solo un fenómeno del pasado.

“En nuestro tiempo, el miedo a parar a pensar antes de hablar se ha intensificado”, afirma. Esta idea resuena especialmente hoy, en un mundo dominado por redes sociales que pueden amplificar voces, pero también desacreditar. Sin embargo, a pesar de su enfoque en la autocensura, Jerez sigue siendo optimista. Ella nos recuerda que como artistas, tenemos la responsabilidad de no quedarnos callados, de convertirnos en “francotiradores” que cuestionen, que piensen y que, en última instancia, actúen.

Al ver su trabajo en ARCO, pensaba en cómo tal vez, cada una de esas pinceladas de color negro que cubren las necrológicas no son más que un símbolo de aquellas voces que lucharon y continúan luchando por ser escuchadas. Me pregunté: ¿cuántas historias de mujeres talentosas se perderán en nuestra búsqueda de ‘la siguiente gran cosa’?

La lucha de las mujeres a lo largo del tiempo

Cuando Jerez habla de figuras como María Telo y María Giralt, se hace evidente que estas mujeres no son solo figuras históricas; son ejemplos de resiliencia. Telo, quien luchó por la reforma del Código Civil en España, y Giralt, una activista antifranquista, nos muestran que la historia del feminismo está llena de voces valientes que se han atrevido a cuestionar las normas.

La historia es un círculo en sí mismo. Cada generación enfrenta nuevos obstáculos, y la lucha de Telo por la igualdad legal en el pasado se convierte en el fundamento de nuestras luchas actuales. De hecho, hoy en día, seguimos viendo movimientos que exigen igualdad de género y derechos humanos.

Al reflexionar sobre esto, me llegó una anécdota a la mente. Recuerdo un día, durante un almuerzo familiar, en el que mi abuela comenzó a narrar su experiencia de juventud, cuando tuvo que batallar contra la presión de su entorno para conformarse a los roles tradicionales de mujer en su época. Sus palabras me llevaron a realizar una conexión directa con las luchadoras que Jerez homenajea en su obra. Las historias se entrelazan, se alimentan y nos enseñan en medio de sus luchas privadas.

La voz del arte: ¿Estrategia o reflejo?

La exhortación de Jerez a los artistas a actuar como “francotiradores” plantea una pregunta esencial: ¿El arte es un vehículo para la estrategia política o simplemente un reflejo de nuestra realidad? Algunos argumentarían que debe ser ambas cosas. Pero de lo que estoy seguro es que el arte tiene el potencial de movilizar, inspirar y crear un cambio tangible. Es una herramienta poderosa que se ha utilizado a lo largo de la historia, a menudo en tiempos de opresión, para desafiar el status quo.

Mi propia experiencia en algunas exposiciones ha mostrado que a menudo, el arte provoca conversaciones que de otro modo no existirían. Recuerdo una vez, en una galería local, donde una pintura de un artista emergente atrajo tanto la atención que terminó provocando un debate intenso sobre feminismo y violencia de género. Así que, ¿hasta qué punto podemos desterrar la idea de que el arte debe padecer de un purismo apolítico?

Más allá de ARCO: La lucha de Concha Jerez

Jerez no es solo una figura de la Feria ARCO; su trabajo ha estado presente en varias exposiciones internacionales, y siempre ha llevado consigo el estandarte de la memoria y la verdad. Su carrera, que abarca más de cinco décadas, está marcada por un compromiso indiscutible con la verdad y la justicia.

“Tenemos que estar dispuestos a aprender, a preguntar y a dudar”, concluye Jerez, resonando con cualquier persona que alguna vez haya sentido que su voz no era suficiente. Su valor es inspirador, y el impacto de su trabajo puede ser la chispa que encienda el cambio en las mentalidades.

Conclusión: ¿Qué les depara el futuro a las mujeres en el arte?

En un mundo cada vez más polarizado, donde la autocensura se camufla en las discusiones sobre arte, es vital recordar las historias como las que Concha Jerez resalta. Hay un viejo refrán que dice que “la historia la escriben los vencedores”, pero, ¿qué pasaría si comenzáramos a escuchar también las historias de los vencidos? Las mujeres como Jerez no solo nos muestran que el arte puede ser un espacio de resistencia, sino que además nos invita a ser parte de una conversación que sigue evolucionando.

Es un momento clave: necesitamos crear espacios en los que cada historia, cada voz tenga la oportunidad de ser contada. Y en este viaje, debemos ser valientes, proceder con la curiosidad y la humildad que nos hace crecer. Así que la próxima vez que te enfrentes a un acto de autocensura, recuerda a esas mujeres que lucharon con fervor y determinación. Pregúntate: ¿estás eligiendo ser parte del ruido, o estás decidido a hacer que tu voz importe? El arte tiene la capacidad de comenzar esa conversación, y quién sabe, quizás lo que empecemos hoy sea la chispa que encienda un futuro lleno de posibilidades.