El comienzo del nuevo año es un momento lleno de esperanza y nuevas expectativas. Es ese instante en el que todos nos vemos como superhéroes en traje de baño, listos para hacer del ejercicio nuestra rutina sagrada. Sin embargo, la realidad se parece más a una batalla épica contra el sofá y el control remoto. ¿Te suena familiar? Si es así, no estás solo. Según un estudio reciente de científicos suecos y británicos, los propósitos de año nuevo más populares están relacionados con la salud, y, sin duda, ir al gimnasio es uno de ellos. Sin embargo, las estadísticas nos dicen que solo el 9.2% de las personas cumple sus propósitos al finalizar el año. ¿Qué está ocurriendo aquí?
Voy a compartir algunas estrategias probadas que he recopilado a lo largo de mi propia experiencia (¡y mis múltiples fracasos!) para que este año no abandones tus objetivos de hacer ejercicio. Estas estrategias son como esos superhéroes secundarios que te ayudan a enfrentar al villano de la inercia. Vamos a desmenuzarlas.
Las barreras mentales: el verdadero enemigo
Cuando te propones hacer ejercicio, probablemente creas que lo más complicado es levantarte del sofá o encontrar tiempo en tu agenda. Pero más allá de eso, se encuentra un enemigo psicológico. Muchas personas sienten que no tienen el talento necesario para hacer ejercicio, que están fuera de forma o que no encontrarán tiempo suficiente. Según Ángel Merchán, entrenador nacional de atletismo, “muchas veces son barreras mentales que se derivan del mero desconocimiento”.
Recuerdo la primera vez que decidí hacer ejercicio de manera seria. Me inscribí en un gimnasio, lleno de confianza y energía. Para mi sorpresa, al llegar, me sentía como un pez fuera del agua, rodeado de máquinas que parecían artilugios de tortura. A veces, pienso que el único ejercicio que realmente hice ese día fue dar vueltas por el gimnasio tratando de localizar la máquina de «no me quiero sentir tan mal por no hacer ejercicio».
Estrategia: Conócete a ti mismo
La primera clave es la auto-evaluación. ¿Qué es lo que te impide moverte? Ser honesto contigo mismo es fundamental. Piensa en tus experiencias pasadas. ¿Fueron las primeras semanas en el gimnasio un eco de tus llantos solitarios, o disfrutaste la experiencia? Reflexiona sobre ello y confronta esos miedos. La teoría es dulce, la práctica, un poco más amarga.
Establecer metas realistas: de cero a héroe
Es importante que no te exijas desde el principio. Si actualmente no estás haciendo ejercicio, proponerte hacer cinco días a la semana desde el primer día es como querer correr una maratón sin haber caminado una cuadra. Te aseguro que el cuerpo se opone fuertemente. Cuando empecé a entrenar, mi primer objetivo fue hacer ejercicio dos veces por semana y, créeme, eso se sintió como escalar el Everest.
Estrategia: Comienza desde lo básico
La clave está en establecer metas pequeñas y alcanzables. Un objetivo inicial podría ser simplemente caminar durante 20 minutos tres veces a la semana. Con el tiempo, puedes aumentar la duración e intensidad. Así evitarás frustraciones y te acostumbrarás a la idea de ejercitarte. La medalla de oro no viene inmediata; a veces, se trata de un simple trote o paseo.
La importancia de un buen apoyo: no estás solo
¿Quién no ha sentido que un amigo motivado puede hacer maravillas para su autoestima? La motivación social puede desempeñar un papel crucial en tu viaje de hacer ejercicio. Al buscar el apoyo de amigos o unirse a un grupo, incorporarás una comunidad que te mantendrá responsable.
Recuerdo haberme unido a un grupo de CrossFit por invitación de un amigo. Al principio pensé que era una especie de secta del ejercicio, pero resultó ser una experiencia increíblemente motivadora. Entrenar en grupo no solo es más divertido, sino que también fortalece el compromiso, la competitividad y la chispa de motivación que a veces falta cuando hacemos ejercicio solos.
Estrategia: Encuentra tu tribu
Busca actividades en grupo que te entusiasmen y rodearte de personas que compartan tus objetivos. No importa si se trata de una clase de baile, yoga o un club de corredores; lo importante es que encuentres ese sentido de pertenencia.
Aprender a manejar el esfuerzo y la frustración
A menudo, anhelamos recompensas inmediatas. El problema es que el ejercicio nunca ha sido conocido por ofrecer gratificación al instante. Cuando llevé a cabo mi primer entrenamiento, lo único que quería era sentirme como “La Roca” (Dwayne Johnson). Sin embargo, me encontré con un dolor que era más bien “La Galleta” (galleta de soda). Es necesario aprender a distinguir entre el dolor del ejercicio y el dolor de una lesión.
Estrategia: Tolerancia y paciencia
Aprender a tolerar el esfuerzo es vital. Reconoce que el inicio de cualquier actividad física implicará un esfuerzo físico, y está bien. Permítete fallar de vez en cuando. Es completamente normal saltarse un día o no alcanzar tus objetivos. La clave es retomar al día siguiente. Sin embargo, si te sientes desanimado, aquí hay una pregunta que puedes hacerte: ¿qué es lo peor que puede pasar si vuelvo a intentarlo?
La constancia es la clave: construir hábitos
Uno de los mitos más grandes es que un hábito se puede formar en 21 días. Según un estudio en el European Journal of Social Psychology, esto varía de persona a persona y puede tardar entre 18 a 254 días. La paciencia es tu mejor aliada. Si comienzas a ver los beneficios de tu rutina, te será más fácil mantenerla.
Estrategia: Haz que el ejercicio sea parte de tu vida cotidiana
Transforma el ejercicio en un hábito diario, como cepillarte los dientes. Hazlo llevadero y divertido, y, a medida que lo vayas integrando en tus rutinas, comenzarás a sentir que te falta algo si te lo saltas. Pon tu ropa de entrenamiento en la cama antes de dormir. Suena tonto, pero ver esas mallas al despertar puede ser el empujón que necesitas para salir corriendo.
Para resumir, transformar tus propósitos de año nuevo en una realidad saludable no se trata solo de ir al gimnasio. Se trata de la mentalidad que llevas contigo, de cómo te enfrentas a los desafíos y de las decisiones pequeñas que tomas a lo largo de tu camino. Recuerda que está bien no ser perfecto; lo importante es que cada pequeño paso cuente.
Al final, el ejercicio no solo se trata de músculos y calorías; se trata de bienestar y felicidad. Así que, ¿estás listo para convertirte en el héroe de tu propia historia de fitness este año? ¡Vamos a hacerlo! Si quieres, cuentan conmigo, aunque a veces mi mayor ejercicio sea buscar el control remoto en el sofá.