Introducción

El pasado 1 de octubre de 2024, México entró en una nueva era al nombrar a Claudia Sheinbaum como su primera presidenta en más de 200 años de historia. Para los que crecimos viendo la política mexicana como un extraño juego de ajedrez, ver a una mujer tan sobresaliente ocupar ese lugar fue un tremendo soplo de aire fresco. ¡Finalmente, alguien que podría entender que el país no solo necesita más petróleo, sino también más energía limpia! En este artículo, exploraremos quién es Claudia Sheinbaum, su enfoque en la política energética y los retos que enfrenta en un contexto de cambio y continuidad.

La investidura: un momento histórico

La ceremonia de investidura tuvo lugar en la Cámara de Diputados y estuvo marcada por una mezcla de solemnidad y esperanza. Claudia prometió mantener los pilares de la política energética de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), mientras se aventuraba en un camino hacia las energías renovables. ¿Cómo se puede mantener el equilibrio entre la tradición y el cambio? Esto ya parece un capítulo de un libro de autoayuda, pero en la política, las palabras pueden ser más pesadas que las piedras.

Lo que me lleva a recordar mi propia experiencia al asumir un nuevo rol en un trabajo. Recuerdo que una vez intenté implementar una nueva estrategia de marketing en mi empresa. La primera reacción fue de escepticismo, como si hubieran visto un extraterrestre aterrizar. Pero, como en la política, algunas veces el cambio puede asustar, pero bien podría ser la solución que estamos buscando.

Un enfoque científico hacia la energía

No es solo una presidenta; Claudia Sheinbaum es también una científica de renombre. Se graduó como Ingeniera en Energía en la UNAM y cuenta con un doctorado en Ingeniería Energética de la Universidad de California, Berkeley. ¿Qué tan genial es eso? ¡Una presidenta con un título en energía! Cuando yo decía que mis amigos no me creían cuando hablaba de la energía solar en las reuniones, ¡ella simplemente estaba publicando artículos de investigación! A lo mejor debería haberle preguntado cómo hizo para hacerse oír en medio del bullicio del mundo académico.

Su experiencia la posiciona como una líder que puede hacer frente a los retos del cambio climático. Nos ha prometido un Plan Nacional de Energía que incluya nuevas inversiones en energías limpias, lo cual es un aliciente, sobre todo para quienes estamos cansados de escuchar el mantra de que el petróleo es el futuro.

Deslizarse entre las sombras del legado de AMLO

Aquí es donde se vuelve un poco complicado. AMLO dejó un legado centrado en el petróleo, priorizando la producción y refinación de hidrocarburos a través de Pemex. Esto se tradujo en inversiones colosales en la refinería de Dos Bocas y en su famosa idea de autonomía energética, que parecía un sueño más que una realidad, ¿No lo creen? En este sentido, Sheinbaum se enfrenta a un gran dilema: ¿cómo equilibrar la política energética del pasado con sus ambiciones de un futuro más limpio?

¿Un camino contradictorio?

Sheinbaum ha manifestado su intención de continuar con la producción de petróleo, pero con un enfoque más moderado. Puede sonar un poco paradójico, ¿no? Este intento de «cruzar la acera» entre el legado de AMLO y sus aspiraciones hacia energías más limpias es un camino peligroso. Una mezcla de compromiso y desafío que podría dar frutos o convertirse en un rompecabezas sin solución.

Pienso en lo complicado que es equilibrar entre lo tradicional y lo moderno en cualquier aspecto de la vida, como cuando intentas mantener la tradición familiar de cena todos los domingos, mientras introduces platillos veganos para tu hermano que acaba de convertirse en vegetariano. El amor está ahí, pero las tensiones siempre están a la vuelta de la esquina.

La energía solar: el nuevo héroe

Claudia Sheinbaum ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la energía solar, convirtiendo este recurso en un faro de esperanza. Su empeño por la fotovoltaica no solo es admirable; es prácticamente revolucionario. Según sus estudios, la energía solar podría ser clave para reducir la dependencia de los combustibles fósiles en México. Esto no solo es importante ambientalmente; también tiene implicaciones económicas, pues podría generar empleos en áreas rurales no conectadas a la red eléctrica.

En un mundo donde tantos líderes aún no han comprendido que el futuro está en las energías renovables, ver a Sheinbaum entrar en este espacio es como ver a un niño hurgar en un baúl de juguetes: descubre cosas brillantes y, en este caso, insostenibles.

Retos para la nueva presidenta

Hablando de retos, conducir a México hacia una nueva era energética no es un paseo en bicicleta. Hay obstáculos que se escribieron en piedra durante la presidencia de AMLO. La pregunta entonces es: ¿cómo manejará Sheinbaum la presión de mantener a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como jugadores clave en la transición? Esto suena más complicado que intentar armar un mueble de IKEA sin las instrucciones.

La presión política

Además de las tensiones políticas inherentes en realizar cambios significativos, Sheinbaum enfrenta las críticas de grupos que defienden la soberanía energética centrada en el petróleo. A fin de cuentas, no se puede ignorar que el petróleo ha sido el pilar económico de México y que AMLO ha dejado una estructura cuyo corazón late de manera aullante por más crudo.

¿Se imaginan cómo deben sentirse esos políticos que ven a su país cambiar bajo sus pies? Tal vez como un surfista que está intentando atrapar una ola en la playa, pero la ola solo sigue creciendo y ellos están cada vez más lejos de la orilla.

Conclusión: una mirada hacia el futuro

Claudia Sheinbaum tiene ante ella una tarea monumental: abrir camino hacia un futuro más sostenible mientras navega por las complejidades del legado de AMLO. ¿Cómo lo logrará? La mezcla de ciencia, empatía, y un firme entendimiento de los desafíos que enfrenta podría ser su mayor fuerte. Un nuevo horizonte parece estar delante de nosotros, y que a pesar de los retos, siempre hay lugar para la esperanza y la innovación.

En medio de todo esto, es importante recordar que la historia de la energía en México es también la historia de su gente. Como ciudadanos, debemos estar atentos y exigir un liderazgo que no solo prevea el futuro, sino que también nos lleve allí de manera colectiva.

Así que, mientras disfrutamos de nuestro café por la mañana y leemos las noticias, pensemos en Claudia Sheinbaum, una nueva presidenta en un nuevo comienzo. Quizás, solo quizás, este sea el momento en que finalmente comprendemos que nuestro futuro energético no está solo en las manos de un líder, sino también en las nuestras.

¡Vamos, México! La energía del futuro está en nuestras manos.