Han pasado cinco años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia sanitaria global por el coronavirus. Para algunos, parece que fue ayer, mientras que otros sienten que fue hace una eternidad. Lo cierto es que, en este tiempo, hemos vivido una montaña rusa de experiencias, emociones y… decisiones cuestionables.

En un reciente episodio de «El Intermedio», el presentador Wyoming hizo un repaso mordaz de este periodo, que nos ha dejado más preguntas que respuestas. Desde las mascarillas hechas de hojas hasta teorías absurdas sobre la salud, este artículo busca explorar no solo lo que hemos vivido, sino también lo que nos queda por aprender.

Recordando lo absurdo: mascarillas y chorradas

¿Recuerdas aquellos días al inicio de la pandemia cuando la creatividad se desbordaba? Se lanzaron ideas de mascarillas que iban desde las más elaboradas hasta las que simplemente no tienen sentido, como la famosa mascarilla de hoja de col. Sí, lo sé, no todos los héroes llevan capa, algunos simplemente van a la tienda con vegetales en la cara.

Wyoming recordó que durante la pandemia nos repetíamos la frase «de esta saldremos mejores». Pero, seamos honestos, ¿realmente salimos mejores? La pandemia puso en evidencia la fragilidad de nuestra dignidad y la rapidez con la que olvidamos lo que hemos aprendido. La realidad es que las crisis suelen revelar tanto nuestros puntos fuertes como nuestros mayores defectos.

La importancia de la información veraz

Como si la pandemia no fuese suficiente, el espectáculo de la desinformación se convirtió en una constante. Y no, no me refiero a la típica discusión familiar sobre si la salsa de tomate es o no una verdura. Me refiero a teorías de conspiración que llegaron a burlar hasta a los más escépticos. La afirmación de que el wifi causa cáncer o que las vacunas hacen que los niños se vuelvan trans son solo algunas de las muchas ideas disparatadas que empezaron a ganar terreno durante estos años.

La figura de Robert Kennedy Jr. ha sido mencionada como uno de los principales propagadores de estas afirmaciones, y aunque sus teorías pueden sonar descabelladas, es un recordatorio inquietante de cuán fácil es para la desinformación arraigar en nuestras sociedades. El propio Wyoming se refirió a Kennedy como el “epítome del triunfo de la estupidez”. Tal vez lo más alarmante de todo esto es cómo, en la era de la información, la gente se siente más extraña que nunca.

Una mirada a la política de salud

Las decisiones políticas también han tenido un papel significativo en cómo enfrentamos la crisis del coronavirus. Durante su participación en «El Intermedio», Wyoming hizo una crítica a la OMS y a la decisión reciente de Donald Trump de retirar a Estados Unidos de esta organización, siendo el principal financiador. ¿Realmente debemos cerrar las puertas a la cooperación global en salud t cuando estamos más interconectados que nunca?

Trump ha nombrado a Robert Kennedy Jr. como secretario de Sanidad. Esto levanta más de una ceja, ¿verdad? Es cierto, la política y la salud deben estar en manos de personas capacitadas y, muchas veces, competente. Sin embargo, en vez de eso parece que estamos en plena comedia de enredos.

La lucha contra la desinformación

Aquí, uno se pone a pensar en la lucha constante entre la información y la desinformación. Tener acceso a la información no es suficiente; debemos desarrollar un pensamiento crítico. ¿Es posible que podamos salir de esta crisis, ahora más sabios, o nos quedaremos atrapados en el ciclo de la desinformación? El escepticismo siempre ha sido un buen aliado en situaciones de incertidumbre, pero ahora más que nunca, es necesario tener acceso a fuentes veraces y fiables.

En esta línea, es importante mencionar el papel de los medios de comunicación y las plataformas de redes sociales. ¿Son nuestros aliados o nuestros enemigos? A menudo, sentimos que la verdad se ahoga entre el ruido. Es una cuestión de encontrar la voz correcta para cada situación y, a veces, eso significa tener la valentía de cuestionar incluso lo que creíamos saber.

Aprendizajes perdidos en la pandemia

A cinco años de la declaración de la pandemia, algo debe haber cambiado en nosotros, ¿no? Deberíamos haber aprendido algo, ¿cierto? Pero al parecer, la realidad es que las lecciones más importantes se han perdido en la traducción. Mirando hacia atrás, parece que hemos seguido atrapados en el torbellino de la comunicación.

La pandemia subrayó la importancia de la prevención en las crisis sanitarias. La falta de preparación se tradujo en un caos en muchos frentes. ¿Por qué seguimos sin aprender de la historia? Las advertencias de los expertos se desdibuja cuando se enfrentan a los rumores y a las fake news.

Lecciones que deben quedar

Los estudios indican que una crisis como la que hemos vivido puede ser una oportunidad para reforzar nuestras estructuras de salud pública. En términos simples, necesitamos lidiar con la salud pública de manera proactiva, no reactiva. La experiencia de estos años debería ser un llamado para implementar políticas que prioricen la salud antes de que lleguen las crisis. ¿Estamos listos para dejar de actuar solo después de que el daño ya esté hecho?

Reflexiones finales: un futuro incierto

Con la experiencia de los últimos cinco años en el espejo retrovisor, miramos hacia el futuro. Lo que nos depara es incierto, pero habla más de nosotros que de lo que hemos aprendido a lo largo de esta crisis.

Wyoming, en su humor característico, proclamó que a veces podríamos decir que hemos salido incluso peor. ¿Pero realmente, es posible que estemos en un ciclo de aprendizaje infinito? Con cada crisis, debería venir un aprendizaje también. La verdadera pregunta es: ¿estamos listos para escuchar y actuar?

Superar una tragedia como la de la pandemia exige reflexión, diálogo y, ante todo, unidad. La solidaridad es clave para enfrentar no solo las crisis de salud, sino cualquier reto que pueda presentarse en el futuro.

Como reflexión final, así como llegó la cantidad inusitada de situaciones absurdas, también debemos recordar lo valioso de la empatía. Cada vez que nos acerquemos a alguien que tiene una opinión diferente, recordemos que detrás de cada creencia hay una historia, y en la mayoría de los casos, simplemente nos estamos buscando a nosotros mismos en un mundo que a menudo no tiene respuesta.

Así que, al mirar hacia atrás, ¿qué es lo que hemos aprendido? Bueno, quizás menos sobre la cura del covid y más sobre la necesidad inminente de entendernos unos a otros mejor. En última instancia, después de cinco años, eso puede ser la lección más valiosa de todas.