La historia de la literatura mundial está plagada de autores valientes que se atreven a desafiar la norma, a cuestionar el poder y a dar voz a aquellos que no pueden hablar. En el caso de Boualem Sansal y Kamel Daoud, estos escritores argelinos se encuentran en el epicentro de una tormenta perfecta donde el arte, la política y la humanidad chocan de manera dramática. Y aunque no estemos hablando de superhéroes de cómic, su historia tiene tanto drama, giros argumentales y, por qué no, un poco de humor oscuro.

Una desaparición inquietante: el caso de Boualem Sansal

El 16 de octubre de 2023, el escritor argelino Boualem Sansal desembarcó en el aeropuerto de Argel después de un viaje desde París. ¿Qué podría ir mal en un simple retorno a casa? Si tu respuesta fue «nada», me gustaría informarte que no eres el único que a veces subestima la realidad. Sansal fue detenido poco después de su llegada, acusado de “atentado contra la integridad nacional”. Ya se podrán imaginar cómo comenzó a crecer la indignación en las calles y despachos de Francia, desde las oficinas de Gallimard, su editorial, hasta el palacio del Elíseo. Porque, claro, ¿qué ocurre cuando un escritor es arrestado solo porque su pluma es más afilada que un cuchillo de chef?

Pero aquí no acaba la historia. Luego de pasar días en silencio (sí, el silencio puede ser ensordecedor), las autoridades argelinas confirmaron su arresto de una manera casi absurda: a través de un artículo editorial difundido por la agencia estatal APS. Imagínense estar en la piel de su abogado, pendientes de un teléfono que no suena, mientras el mundo pide a gritos justicia.

La llamativa defensa de un escritor

Mientras la incertidumbre se apoderaba del caso de Sansal, su abogado francés, al borde de la desesperación, finalmente le pudo presentar los cargos de manera formal. ¡Qué alivio, ¿verdad? Un poco de claridad en medio del caos! Días en la prisión de Argel y luego trasladado a un hospital, pero según fuentes judiciales, «se encuentra en buen estado de salud». Es un consuelo, al menos, que lo poco que queda de cordura en este asunto no se haya ido de vacaciones.

Schadenfreude podría ser el término adecuado aquí. No es que la situación de Sansal sea humorística, pero la kilómetrica distancia entre el mundo editorial francés, donde su trabajo es aclamado, y la dura realidad de Argel, donde sus libros están prohibidos, podría dar de qué hablar en un club de comedia. ¿No se han dado cuenta de que la libertad de expresión a menudo parece un chiste solo para aquellos que tienen el privilegio de reírse?

La voz del disenso: Kamel Daoud

Si hay un escritor que comparte el escaparate del valor literario con Sansal, ese es Kamel Daoud. Galardonado con el prestigioso Premio Goncourt a principios de noviembre de 2024, Daoud es un hombre que también sabe un par de cosas sobre controversia. Hablando de un tema menos serio en un mundo muy serio, imaginen un ambiente donde los escritores deben publicar en secreto y vivir con temor. La risa se convierte en un lujo que casi nadie puede permitirse.

Sin embargo, su galardón reciente no vino sin su propio rizo de drama. A saliva de una mujer que sobrevivió a un ataque terrorista lo demandó, alegando que ha violado su privacidad al describir su historia en su novela «Houris». Aquí hay un pequeño chiste en cada rincón: escribir ficción a menudo se convierte en más que una simple creación de personajes; se convierte en una excavación en las almas de los demás, y a veces esas almas son menos que agradecidas.

Repercusiones culturales: el eco del conflicto

Ambos autores, en su lucha, representan una atmósfera cultural marcada por un sistema político inflexible. El impacto de su detención y las acciones legales en curso no solo han repercutido en sus vidas, sino que han revivido recuerdos de una Argelia marcada por años de guerra civil y extremismo religioso.

Sansal, quien fue uno de los primeros en hablar públicamente sobre el sentido de la “reconciliación nacional”, es testigo del costo que esa libertad lleva. Como él mismo ha manifestó en una entrevista:

“Escribí compulsivamente para matar el tiempo”, refiriéndose a la crítica continua que enfrentó tras la publicación de sus obras.

¿Quién puede culparlo? A veces, he sentido esa necesidad de escribir para llenar vacíos, para desahogar lo que está latente en nuestra mente, incluso si ese desahogo puede ser castigado. La vida de un escritor a menudo se parece a una montaña rusa emocional, y en el caso de Sansal y Daoud, esa montaña rusa tiene compartimentos de prisión.

Las sombras de la censura

¡Hablemos de censura! La era digital ha dado voz a muchos, pero en Argelia, a menudo parece que la superficie de la libertad de expresión es más bien un espejismo. Sansal y Daoud pueden ser considerados como los heraldos de un movimiento literario que choca con intereses políticos profundamente arraigados. Un pequeño recordatorio de que la lucha no solo es personal.

No es simplemente sobre qué se puede y no se puede publicar; se trata de la habilidad de los escritores para hablar desde sus experiencias sin el miedo de que alguien pueda retraer el poder. La declaración de un colega, Manuel Florentín, resuena particularmente fuerte aquí:

“Es alguien en contra de cualquier idea intolerante”, defendiendo la posición de Sansal, que ha sido malinterpretada por quienes intentan silenciarlo.

Me pregunto, ¿en qué punto perdemos el norte sobre lo que significa la libertad de expresión? Tal vez cuando comenzamos a considerar la voz de los demás como una amenaza en lugar de un aporte.

Navegando las aguas críticas

Ambos hombres son también un reflejo del conflicto histórico entre Argelia y Francia. Y no es solo una relación personal, sino un dilema cultural en el que el pasado colonial sigue afectando no solo a los individuos, sino a la narrativa entera. La tensión resuena en cada palabra que escriben y en cada línea que intentan publicar. Decir que hay un ambiente complicado es como decir que el mar tiene algunas corrientes. Si no has probado nadar contra tales corrientes, quizás aún no comprendas el verdadero significado de la lucha.

Esto puede inspirar a muchos a reflexionar sobre las propias implicaciones de expresar pensamientos en voz alta. Hay un pecado colectivo cuando miramos hacia otro lado. En lugar de señalar a quienes se expresan, es imprescindible entender su historia y el contexto que los llevó a alzar su voz.

El futuro incierto

El panorama que se dibuja para Sansal y Daoud, y para la literatura argelina en general, es incierto. Mientras el gobierno argelino parece querer tomar represalias contra quienes buscan desafiar sus políticas, la comunidad internacional observa con un interés creciente. Muchos preguntan, con la sincera curiosidad de quien mira una película de suspenso: ¿qué ocurrirá a continuación?

La presión desde fuera puede no tener el mismo peso que la presión interna, pero la esperanza se aferra a que la centelleante luz del reconocimiento internacional pueda proporcionar un poco de protección a estos escritores valientes que continúan luchando por su derecho a expresarse.

Para concluir, la situación de Boualem Sansal y Kamel Daoud no es solo una cuestión de lo que sucede en Argelia, sino un recordatorio de la importancia y fragilidad de la libertad de expresión en todo el mundo. Algunos dirían que el arte imita la vida; en este caso, es la vida la que imita el arte, y la lucha continúa. ¿Estás listo para unirte a esta lucha o prefieres quedarte en la comodidad del silencio? Porque, como se dice, todas las voces cuentan en el nuevo ecosistema del conocimiento humano. Y sería una pena dejar que el eco se apague.