En el corazón de Bogotá, donde la historia y la modernidad se entrelazan como un tango apasionado, se encuentra ARTBO, la Feria Internacional de Arte de Bogotá. Desde su creación en 2004, esta feria ha logrado posicionar a Colombia en el mapa del arte contemporáneo, no solo a nivel latinoamericano, sino a nivel global. ¿Te imaginas cómo es estar en una ciudad que se convierte en el centro neurálgico del arte? Déjame contarte más sobre este evento que cumple dos décadas de vida y su impacto en el mundo del arte.

Un poco de historia: ¿Qué es ARTBO?

Vamos a ponernos cómodos porque aquí comienza la historia. ARTBO fue concebida por la Cámara de Comercio de Bogotá con un objetivo claro: dinamizar las artes visuales y hacer que el mundo empresarial volcara su mirada hacia las industrias culturales. Hoy en día, bajo la dirección de María Paz Gaviria, desde 2012, la feria no solo ha evolucionado, sino que ha sobrevivido con brillantez a un sinnúmero de retos, incluido el impacto de la pandemia. ¿Quién puede decir que ha tenido éxito en un contexto tan complicado?

María Paz Gaviria ha afirmado con razón que la feria ha cambiado el “mapa del arte contemporáneo”. Si no lo creen, solo piensen en la cantidad de galerías que participan, artistas que presentan su trabajo y coleccionistas que buscan las próximas obras maestras. ¿Han escuchado alguna vez esa frase “el arte es un reflejo de la sociedad”? ARTBO se convierte en ese espejo donde se reflejan no solo las inquietudes culturales, sino también las sociales y políticas de un país en constante transformación.

Creciendo en tiempos desafiantes

¡Ah, la pandemia! Esa antigua amiga que todos aprendimos a conocer demasiado bien. El mundo se cerró, las exposiciones se cancelaron, y los museos pasaron de ser espacios vibrantes a ser casi mausoleos del arte. Pero ARTBO mostró un espíritu resiliente. Como un artista que se reinventa tras un desastre personal, la feria encontró nuevas formas de adaptarse y seguir caminando. ¿Te imaginas la mezcla de emociones para una feria de arte? Pasar de vibrar con las obras a recurrir a plataformas digitales no debe ser nada fácil. Sin embargo, la iniciativa no solo ha sobrevivido, sino que, “ya refleja de nuevo un crecimiento en participación y volumen de actividades”. Eso es dignidad en tiempos difíciles, ¡y lo digo como periodista de arte que sabe lo que es escribir desde casa con un gato en el teclado!

Sin duda, el momento actual presenta desafíos. La reducción de galerías españolas en la última edición no es un dato menor. ¿Acaso no se merecen los artistas españoles un lugar en este escenario internacional? Este hecho resalta una realidad preocupante: el escaso protagonismo del arte contemporáneo español en el mundo. No es por ser pesimista, pero es una asignatura que debemos poner en la lista de ‘cosas pendientes’ a nivel mundial.

Un mapa del arte contemporáneo

¿Quién no ha soñado alguna vez con visitar una ciudad que se convierta en el epicentro de la cultura? Bogotá lo está haciendo gracias a ARTBO. Durante sus cuatro días de duración, la feria se transforma en un punto de encuentro donde la creatividad, el talento y la comercialidad se unen en un tejido de intercambio hiperactivo. Aquí, los artistas, coleccionistas y curadores se agrupan como si fueran amigos en una fiesta de reencuentro después de años. Se forman lazos, se discuten ideas y, sobre todo, se combate la noción de que el arte es solo para unos pocos privilegiados.

La importancia de un mercado artístico

Hablemos de números por un momento. A lo largo de estas dos décadas, ARTBO no solo ha creado un espacio para la exhibición artística, sino que ha logrado desarrollar un mercado artístico en el país. Este crecimiento, especialmente bajo circunstancias tan adversas como la guerra y el narcotráfico, ha contribuido a una imagen más positiva y estable de Colombia. Digo yo, ¡eso merece celebrarse con un brindis! Vamos, ¿quién no querría un pisco sour o un canelazo bien frío mientras contempla una obra de arte impactante?

A lo largo de los años, esta feria no solo ha creado un espacio de exhibición, sino también uno de investigación y reflexión. ARTBO no es solo un escaparate; se ha convertido en un «think tank» del arte contemporáneo donde se abordan temas que resuenan con profundo eco en nuestra sociedad actual, desde la crisis medioambiental hasta la identidad cultural.

Un recorrido por la última edición

En su 20ª edición, ARTBO se presentó en un amplio centro de convenciones llamado Ágora. Seamos sinceros, no se trata solo de buenas intenciones; un espacio bien diseñado marca la diferencia. Una exposición bien estructurada no solo invita a los visitantes a explorar, sino que incluso puede llevar a algunos a una especie de trance artístico. En ese sentido, mi experiencia personal en ferias pasadas me lleva a recordar cómo a veces he ido por un pasillo y me he encontrado inmóvil, contemplando una obra, como si el mundo se desvaneciera a mi alrededor. ¿Alguna vez te ha pasado eso?

Este año, la feria también incluyó secciones temáticas como “Proyectos” y “Referentes”, donde los asistentes podrían explorar en profundidad conceptos de cuerpo, identidad, territorio y lenguaje. La sección principal presentaba obras de dieciséis galerías de América Latina y Europa, incluida la única española, Nordés. Esto no solo diversifica el espectro de exposición, sino que también invita a la reflexión: ¿cómo dialogan distintas culturas a través del arte?

Temas actuales en el arte

En una era donde los problemas ambientales son más urgentes que nunca, ARTBO ha estado a la vanguardia, abordando la crisis medioambiental y el diálogo entre arte y ciencia. Esto me recuerda que el arte no se presenta en un rincón aislado; tiene, al fin y al cabo, un impacto directo en la forma en que vemos y respondemos a los desafíos que enfrentamos colectivamente. Así que, la próxima vez que estés ante una obra y sientas que no entiendes nada, recuerda: el arte es también reflexión y búsqueda de respuestas.

Un viaje que continúa

Habiendo asistido a varias ediciones de ARTBO, puedo decir que cada experiencia añade plumas a nuestra comprensión del arte, lo que lo convierte en un viaje sin fin. La feria no solo ofrece una plataforma para los artistas y galeristas; es una celebración de creatividad, un reconocimiento de que el arte es un vehículo de cambio y un medio para cuestionar nuestras realidades.

¿Qué podemos esperar del futuro? ARTBO solo seguirá creciendo y adaptándose. Ir a la feria es como abrir una caja de sorpresas que nunca deja de asombrar. En cada rincón, hay una nueva narrativa que contar, una conversación espera ser iniciada y nuevos lazos que se formarán.

Así que, si alguna vez tengo la suerte de verte en ARTBO, no dudes en acercarte. Tal vez podamos compartir juntos un café tinto y hablar sobre esa obra que nos dejó boquiabiertos. Después de todo, el arte es mucho más que solo “mirar”; es un diálogo incesante, una conexión visceral entre el artista y el espectador. ¿Estás listo para ser parte de esa conversación?

Al final del día, ARTBO es más que una feria; es un movimiento cultural que engrandece a Colombia en el escenario mundial. Su compromiso con el arte y la cultura no solo enriquece a un país, sino que recuerda al mundo que el arte puede ser un faro de luz en tiempos de oscuridad. ¡Hasta la próxima, amante del arte!