La política alemana, como un buen plato de curry, a veces resulta bastante picante y difícil de digerir. Hablar de ella requiere un poco de curiosidad, mezclado con un toque de escepticismo. Recientemente, la ex canciller Angela Merkel ha salido del silencio al que se retiró tras dejar el cargo en 2021. Su voz, que solía ser la brújula de muchas decisiones en Europa, vuelve a resonar en un momento en que su partido, la CDU/CSU, atraviesa un camino incierto, teniendo en cuenta las nuevas dinámicas políticas que involucran a la AfD, el partido ultraderechista que muchos temen.

¿Qué está sucediendo en Alemania?

En los últimos días, la política alemana ha estado en ebullición tras las recientes declaraciones de Friedrich Merz, líder de la CDU y, potencialmente, el próximo canciller del país. Merz ha sido criticado, y no precisamente por su elección de corbata, por su decisión de acercarse a la AfD, dando un giro de 180 grados en su postura sobre la migración y el asilo. ¡Vaya cambio! ¿Es que la campaña electoral lo está llevando a tomar decisiones que, en un pasado reciente, habría considerado impensables?

Merkel intervino, mostrando su descontento y recordando su firme creencia de que no debería haber vínculos entre los partidos mayoritarios y la AfD. Esto, amigos míos, es la esencia de la responsabilidad política. Pero, ¿será este débil intento de la ex canciller suficiente para frenar lo que muchos consideran un cambio de rumbo dramático?

Un poco de contexto histórico

Si lanzamos la mirada hacia atrás, el viaje de Merkel como canciller fue un malabarismo sobre un hilo delgado. Su famosa política de puertas abiertas en 2015 permitió la entrada de más de un millón de migrantes a Alemania, un acto que, en su momento, fue considerado humanitario por muchos, mientras que otros lo vieron como una invitación al caos. Desde entonces, el debate sobre la migración ha sido un tema candente, donde todos los ingredientes de la política europea se han agitado febrilmente y, para algunos, con efectos inesperados.

En febrero de 2025, Alemania se enfrenta a elecciones cruciales. Merz, que ha mantenido una postura dura contra la política de migración de Merkel, ahora busca respaldo en la AfD. Pero, ¿hasta qué punto un candidato puede cambiar su discurso sin perder la lealtad de su propio electorado? La tensión es palpable y, sinceramente, un poco tensa.

La intervención de Merkel: ¿un grito al vacío?

Merkel no es conocida por hacer declaraciones a la ligera. Su comentario sobre la necesidad de que los partidos democráticos actúen “juntos y más allá de las fronteras políticas” es una advertencia clara: Alemania no puede permitirse la tentación de normalizar la política extremadamente derecha. Pero, ¿puede su voz aún tener peso en una arena política que parece haber cambiado tanto desde su mandato? Este es un ejemplo clásico de “sabiduría del pasado” haciendo eco en un presente cambiante.

Mi abuela siempre decía que «lo que no se ve, no se siente». Tal vez Merkel está viendo algo que el resto de nosotros estamos pasando por alto: el mundo no se detiene por la nostalgia. En su defensa, también se ha afirmado que no tiene envidia de Merz por tampoco querer el papel de canciller, pero eso solo puede sugerir que el campo de batalla político se complica más de lo que parece.

Los números no mienten

Según las encuestas, la CDU/CSU lidera actualmente, con alrededor de un 30% de apoyo, mientras que la AfD ha subido considerablemente a cerca del 23%. En este juego de números, no son solo las matemáticas que importan, sino también cómo se perciben estos números en el público. La actitud de los partícipes puede determinar mucho. La AfD, que antes era vista como una paria política, ahora puede ser clave para formar mayorías. ¿Acaso los votantes están listas para un cambio tan drástico?

Y aquí entra la pregunta del millón: ¿es posible que los votantes ya estén desensibilizados a las posturas extremas? La parte más inquietante de todo esto es cómo el miedo y la desconfianza pueden ser utilizados como herramientas políticas.

Críticas y defensores en el campo

Por supuesto, no todos comparten la elegancia de la mesura de Merkel. Saskia Esken, colíder de los socialdemócratas, expresó su agradecimiento por las críticas de Merkel a Merz, así como muchos otros políticamente comprometidos ahora consideran que es el momento de tener un enfoque más estratégico. “No puedes ignorar el pasado y llegar a un futuro establecido”, en otras palabras.

Algunos críticos han señalado que Merz ha comenzado a romper el “cordón sanitario” que había mantenido a la AfD fuera del dulce abrazo de las instituciones. Después de una votación reciente, donde la AfD fue crucial para que la CDU/CSU obtuviera una mayoría no vinculante sobre la migración, se levantaron voces que celebraron lo que consideraron un triunfo.

En el fondo, Merz se encuentra en medio de un mar de contradicciones políticas. Si mantiene su posición, se arriesga a perder el apoyo del electorado moderado. Si cede a la presión de la AfD, podría ser una especie de suicidio político. Quizás sea el momento de que eche un vistazo al antiguo arte de la diplomacia, que a veces consiste en saber cuándo decir y cuándo callar.

¿Que sigue para la CDU y la AfD?

La incertidumbre es una de las pocas constantes en el mundo político. Con la próxima contienda electoral al acecho, la CDU se encuentra en una encrucijada. ¿Estratégico o emocional? ¿Deberían seguir su propio camino o ceder ante el empuje de la AfD? Podría ser uno de esos momentos donde lo que está en juego es más que una simple elección; es el futuro mismo de la democracia alemana.

Esto me recuerda a aquellas decisiones incómodas que tuvimos que tomar en nuestro primer día en la universidad. Mantenerse fiel a uno mismo o adaptarse a lo que otros están haciendo. La tensión es palpable y para algunos candidatos, el riesgo ya no es solo perder la elección, sino potencialmente perder su propia identidad política.

Mirando hacía el futuro: ¿una lección para la EU?

La historia de Merkel y su legado es solo una parte de un panorama mucho más amplio en Europa. Con tensiones en otras naciones como Hungría y Polonia, donde los sentimientos ultraderechistas también están ganando terreno, Alemania podría ser un termómetro de lo que está por venir. En la política, los ecos del pasado frecuentemente resuenan en el presente, y hoy, tal vez más que nunca, el mundo necesita líderes que resuelvan las desavenencias sin incurrir en sobresaltos ideológicos.

Finalizando, en esta encrucijada política, tal vez necesitamos una dosis de reflexiones y análisis críticos para ayudarnos a navegar. ¿Estaremos dispuestos a enfrentar las consecuencias de nuestras decisiones? La historia de Alemania, tal como la de otros países, nos enseña que la política no es un viaje de comodidad, sino uno lleno de elecciones difíciles, oportunidades y tal vez, solo tal vez, un toque de esperanza para el largo camino por recorrer.