El comportamiento de la sociedad ante el aborto es un tema que genera pasiones, debates y, en muchas ocasiones, incomprensión. Con los últimos datos del Ministerio de Sanidad sobre las interrupciones voluntarias del embarazo en Córdoba y en toda España, es esencial parar un momento a reflexionar sobre lo que estos números realmente significan.

En 2023, se registraron 1.268 abortos en la provincia, lo que llevó a mirar hacia atrás y analizar qué ha cambiado desde 2019. Este aumento no solo pone de relieve un posible cambio en la percepción pública, sino también el papel que juega la educación, las relaciones y el acceso a la salud reproductiva. ¿Estamos preparados para aceptar y discutir estos cambios?

La montaña rusa de las cifras del aborto en Córdoba

Los números son fríos, pero desde luego tienen su peso. En 2019, la cifra de 1.295 abortos era ya un indicador de la necesidad de una discusión más profunda, pero el impacto del COVID-19 en 2020, donde la cifra cayó a 1.117, indicó que las restricciones y el confinamiento podrían haber alterado la decisión de muchas mujeres.

Pero, ¿cuántas veces más necesitamos ver una montaña rusa de cifras para entender que este es un tema vital?
Aquí están los números: en 2021 la cifra se incrementó levemente a 1.152, y luego en 2022 volvió a subir a 1.224. La tendencia al alza repuntó también en 2023. ¿Dónde están las respuestas?

Lo que está claro es que las interrupciones voluntarias del embarazo han tenido un incremento del 10% en solo dos años, lo que contrasta con la tendencia de reducción observada durante la pandemia. ¿Un clamor al cambio social o una simple fluctuación estadística?

Perfil de las mujeres que interrumpieron su embarazo

Es asombroso cómo se pueden desglosar estos datos y obtener un perfil. Para 2023, el 35% de las mujeres que abortaron en Córdoba ya lo habían hecho alguna vez. Que más de 400 mujeres tenían experiencia previa en esta decisión nos lleva a preguntar: ¿planeamos en serio nuestra maternidad?

Si observamos la distribución etaria, encontramos que la mayoría de las mujeres que abortaron estaban entre los 20 y 34 años. Esto plantea una pregunta interesante: ¿es esta una época en la que los jóvenes están dando prioridad a su carrera o desarrollo personal más que a la maternidad? Yo mismo he tenido momentos en los que esta decisión se vuelve esencial. Recuerdo un viejo amigo que decidió optar por no ser padre en un momento de su vida en que solo tenía un par de euros en el bolsillo y muchas incertidumbres por delante. Abrazar el éxito y las oportunidades en lugar de atarse a la crianza fue su elección, y así se fue formando su vida. Esa decisión, aunque individual, eco también para muchas otras.

La educación también juega un papel crucial. De las mujeres que decidieron interrumpir su embarazo, la mayoría contaba con, al menos, un nivel de educación secundaria. Sin embargo, entre esas cifras se encontraban también siete analfabetas. ¿Estamos brindando suficiente educación sexual y reproductiva en nuestras escuelas? A veces pienso que si tuviera un euro cada vez que me encuentro con alguien desconectado de la educación sexual, sería millonario. Este aspecto es vital, ya que, como dice el refrán, “lo que no se nombra no se conoce” y el silencio solo alimenta las decisiones mal informadas.

Los métodos anticonceptivos y su escaso uso

Uno de los datos más alarmantes es que el 55% de las mujeres que interrumpieron su embarazo no habían utilizado ningún método anticonceptivo. ¿Puede ser que pese a los avances tecnológicos y a tener el mundo de la información en el bolsillo, la educación sobre los métodos anticonceptivos no esté llegando a todas partes? Esto suena a una mala broma. Cada vez que escucho historias sobre mujeres que no solo no usaron métodos, sino que también afirmaron haber fracasado en los que utilizaron, se me recorre un escalofrío. ¿Acaso no basta con saber qué existe, sino que también debe haber una correcta aplicación de ese conocimiento?

Se destaca que muchas mujeres afirmaron haber usado métodos de barrera como el preservativo o métodos hormonales como la píldora, pero, al final, el hecho de que tantas no utilizaran nada es inquietante. A lo largo de mi vida, he conocido a muchas mujeres que han tomado decisiones absolutas acerca de sus cuerpos y sus futuros sin la información adecuada. Es un recordatorio de que la educación es fundamental para evitar situaciones difíciles en el futuro.

Uno de los aspectos emocionales del aborto

Es fácil hablar de estadísticas, pero la realidad emocional que enfrenta una mujer que se enfrenta al aborto es compleja y diversa. Para muchos, el aborto puede ser una situación difícil que conlleva una carga emocional significativa. Lo recuerdo cuando una amiga muy cercana pasó por ello. Saliendo de la clínica, notó una mezcla de liberación y tristeza. “Es un vacío que no puedo describir”, decía entre lágrimas. Y quizás eso nos lleva a la pregunta: ¿entendemos verdaderamente lo que significa interrumpir un embarazo?

Al mencionar que 873 mujeres interrumpieron su embarazo en las primeras ocho semanas, vemos que una gran mayoría utiliza su derecho en los primeros días de gestación, lo que podría indicarnos que existe una tendencia a abordar este asunto de manera anticipada. ¿Es esto una señal de que las mujeres se están volviendo más conscientes y proactivas en el cuidado de su salud reproductiva?

Parece ser que el acceso a la información y a los servicios de salud ha mejorado en algunos aspectos, pero, lamentablemente, aún hay un largo camino por recorrer. La carga emocional de estas decisiones es algo que no debemos olvidar, ya que al final del día, cada historia tiene un trasfondo y cada decisión tiene un peso.

Reflexiones finales: hacia una sociedad más informada

Sin duda, el tema del aborto en Córdoba y su evolución en los últimos años nos deja muchas preguntas. ¿Estamos dialogando lo suficiente sobre los derechos reproductivos? ¿Estamos formando a nuestras nuevas generaciones de manera holística sobre la salud sexual? Es fundamental fomentar un ambiente donde estas conversaciones sean abiertas y sin juicio. Como sociedad, la forma en la que abordamos estos temas será crucial para el futuro de las decisiones que tomen las futuras generaciones.

Es imperativo que continuemos el debate sobre estas estadísticas, y aunque la mayoría de nosotros puede sentir incomodidad al respecto, el silencio nunca será la respuesta. Córdoba ha visto una evolución en las cifras, pero también un cambio en la conversación. Nos queda el reto de mantener la empatía y respeto en el diálogo y aprender a abordar estos temas con foco, visión y propósito.

Mientras continuamos observando las cifras y las tendencias, nunca perdamos de vista las historias humanas detrás de cada una de ellas. Porque al final del día, son estas historias las que realmente importan. ¿No es irónico cómo un número puede representar una vida y una historia que, a su vez, nos enseñan tanto sobre quienes somos? Córdoba, como muchas otras regiones, sigue enseñándonos lecciones muy valiosas que merecen ser escuchadas.