En las últimas semanas, se ha desatado una alarma sanitaria en Córdoba, tras el descubrimiento de altos niveles de la bacteria clostridium perfringens en ciertos platillos locales, específicamente en esos deliciosa y particulares montaditos de pringá que tantos disfrutamos. Me atrevería a decir que todos hemos tenido una experiencia gastronómica memorable (y a veces cuestionable) al probar estos aperitivos, pero esta vez la historia tiene un giro inesperado. Así que, si te gusta disfrutar de la comida en la capital andaluza, es hora de hablar sobre este tema y conocer las verdades sobre esta bacteria.

¿Qué es clostridium perfringens?

Quizás te estés preguntando: «¿Qué será eso de clostridium perfringens? Suena más a un personaje de una película de ciencia ficción que a una bacteria», ¿verdad? Esta bacteria, de hecho, no está aquí para protagonizar una historia de terror, pero sí para recordarnos la importancia de la seguridad alimentaria.

El clostridium perfringens es un bacilo que se encuentra comúnmente en el ambiente, la tierra y, sí, los alimentos. Es famoso por causar intoxicaciones alimentarias, sobre todo cuando se consume carne mal cocida. Esta bacteria produce esporas que, curiosamente, pueden resistir altas temperaturas y, en ocasiones, sobrevivir a la cocción. ¡Habrá que revisar esos trucos de cocina!

Los síntomas que no querrás ignorar

Si decides ignorar la advertencia de la bacteria (lo que, admitámoslo, suena tentador cuando el hambre aprieta), hay algunos síntomas que podrían aparecer entre 6 y 24 horas después de consumir alimentos contaminados. Aquí, enumeramos los más comunes:

  • Diarrea acuosa: Un clásico en la lista de desconciertos gastrointestinales. Si escucho a alguien que menciona «intoxicación alimentaria», esta es probablemente la primera queja que me viene a la mente.
  • Cólicos abdominales: Esto es como una fiesta en el estómago, pero sólo para la bacteria. No querrás ser parte de ella.
  • Vómitos y fiebre: Aunque son menos comunes, es mejor tenerlos en consideración.

En general, los síntomas son molestos pero tienden a desaparecer en un lapso de 24 horas. Pero, y aquí viene el gran «pero», si desarrollas síntomas más graves, te aconsejo que busques consejo médico. No te quiero asustar, pero es mejor prevenir que lamentar.

La importancia de la refrigeración y el manejo de alimentos

La seguridad alimentaria empieza en la cocina, y no hay manera de evitarlo. Han pasado años desde que mis amigos y yo nos aventuramos en una barbacoa en casa y, entre risas y refrescos, olvidamos aquellos trozos de carne en la mesa de picoteo. Sin saberlo, estábamos dando la bienvenida a clostridium perfringens a nuestra fiesta.

La clave para prevenir estas intoxicaciones radica en refrigerar adecuadamente los alimentos. Si sobran unos montaditos de pringá, lo más inteligente es guardarlos en la nevera rápidamente y, al recalentarlos, asegurarte de que alcancen una temperatura interna de 75 °C. Así, te asegurarás que esas esporas no se vuelvan a activar y te ahorres una comida «digerible».

¿Qué factores favorecen la presencia de esta bacteria?

Como mencionamos, el clostridium perfringens se encuentra en muchas partes del entorno. Pero hay ciertas condiciones que favorecen su multiplicación:

  1. Temperaturas inadecuadas: Dejar alimentos cocidos a temperatura ambiente o en mesas de mantenimiento a temperaturas superiores a 60 °C durante períodos prolongados es un festín para las bacterias.
  2. Mala manipulación de alimentos: Desde no lavarse las manos hasta el uso de utensilios sucios. Aquí es donde el antiguo dicho «la salud empieza en la cocina» cobra vida.

  3. Agujeros en la cadena de refrigeración: No cumplas el ciclo de vida de clostridium. Si el alimento no se refrigera apropiadamente, las bacterias comienzan a multiplicarse.

Un llamado a la acción: Tu rol en la seguridad alimentaria

Supongamos que te gusta salir con amigos a probar delicias gastronómicas. En ese caso, también tienes un papel crucial en la seguridad alimentaria de la comunidad. La próxima vez que estés disfrutando de los montaditos, tal vez deberías preguntarte: «¿Este lugar tiene buenas prácticas de higiene?»

Puede que pienses que no es tu responsabilidad, pero la verdad es que lo es. Tu salud y la de los demás está en juego, y una pequeña pregunta puede hacer una gran diferencia. Además, nunca se sabe cuándo puedes conseguir un postre gratis por ser un cliente cauteloso.

Consecuencias en otros órganos y sistemas

Una de las revelaciones no tan agradables sobre el clostridium perfringens es que puede afectar otros órganos. De hecho, los especialistas avisan sobre infecciones mixtas, donde esta bacteria interfiere con otras. Esto puede resultar en un caos bacteriano dentro del cuerpo (y no en el buen sentido).

Los expertos Consuelo Miranda y María Dolores Rojo advierten sobre cuadros de mionecrosis y bacteriemias que podrían resultar en problemas serios de salud. Aún así, estos casos son raros, así que no te sientas abatido. Es importante educarse, pero no debe ser motivo para vivir con miedo cada vez que decides salir a cenar.

La importancia de la educación y el conocimiento

Es un hecho que muchos no conocen sobre la clostridium perfringens y sus implicaciones. Por eso, es esencial que compartamos información y crezcamos juntos en conocimiento. Aprovecho este momento para contarte una anécdota personal:

Recuerdo una vez en una cena familiar, cuando mi tía preparó un gran guiso de carne. Lamentablemente, no quedó claro para todos que las sobras debían ser refrigeradas. Pues bien, cuando el plato fue servido al día siguiente, supe que algo no estaba bien. Un par de cólicos más tarde, aprendí la lección: almacenar los alimentos adecuadamente.

Conclusiones sobre la amenaza de clostridium perfringens

En resumen, la clostridium perfringens es una bacteria que produce serios problemas de salud si no tenemos cuidado. Lo más importante es conocer cómo manejar los alimentos adecuadamente y comportarnos como consumidores responsables. Cuidemos nuestra salud y la de aquellos que nos rodean. Recuerda: en una mesa, la cuidada preparación y la higiene son tan importantes como el ambiente festivo y la buena compañía.

Así que la próxima vez que disfrutes de esos irresistibles montaditos de pringá, asegúrate de que están bien preparados y servidos. La salud es lo más importante, ¡y eso sí que no tiene precio!