La COP29, la conferencia mundial sobre el clima organizada por la ONU, acaba de dar inicio en el 2024. Pero, para muchos, esta no es solo una oportunidad para hablar del estado del planeta. ¡No, no, no! Es más como una secuencia de sitcom, donde todos actuamos como si el mundo no estuviera en llamas. Este año, el escenario es Azerbaiyán, un país con un enfoque peculiar hacia el cambio climático, y una reputación que probablemente no querrías presentar en una cena familiar.

A medida que navegamos por esta compleja y amarga historia, quiero que te imagines sentándote en un café, tomándote un espresso que probablemente proviene de algún lugar que apoya la deforestación. La conversación gira en torno a la COP29, y alguien, desinformado pero con buena intención, dice: «¡Pero seguro que los líderes mundiales encontrarán soluciones!». La risa, como siempre, se transforma rápidamente en un suspiro de desesperación.

Un anfitrión poco acogedor: Azerbaiyán en el foco de la atención

Estamos hablando de Azerbaiyán, un país que no solo se encuentra en el corazón de la crisis climática, sino que también representa lo peor en términos de derechos humanos. En un giro de guion de una novela distópica, la COP29 se lleva a cabo en un país que, según organizaciones como Human Rights Watch y Freedom House, es considerado el menos democrático de Europa. Las fronteras terrestres y marítimas permanecen cerradas, lo que significa que la mayoría de los asistentes tendrán que hacer un esfuerzo extra, y seguramente contaminante, para asistir a la conferencia. ¿Quién necesita un vuelo directo cuando puedes tener un viaje para recordar…? o para querer olvidar.

La ironía es tan aguda que podrías usarla como un cuchillo para cortar la tarta en una celebración de cumpleaños. La misma nación que debiese estar luchando por el futuro del planeta es, de hecho, uno de los mayores exportadores de combustibles fósiles. ¿Te imaginas que te lleven a un taller de «Cómo no gastar todos tus ahorros en caprichos» organizado por un excéntrico millonario? Es ese tipo de situación.

El contexto de la crisis climática

Mientras tanto, el mundo se encuentra en una encrucijada. En el último año, las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron niveles récord, haciendo que esos informes climáticos que antes eran motivo de preocupación ahora se sientan como una película de terror en bucle. Sí, está claro que nuestras acciones han llevado al planeta hacia un camino de no retorno, haciendo que la posibilidad de que la temperatura se limite a un aumento de 1.5 °C sea un sueño casi inalcanzable. Y mientras los líderes están en Azerbaiyán hablando de una «tregua de la COP», las crisis humanitarias suceden en Palestina, Yemen, y otros rincones del mundo en llamas.

La esclavitud del petróleo no es solo un euphemismo; es la realidad de cómo las finanzas y las ideologías se entrelazan para hacer del cambio climático un tema de conversación que, francamente, huele un poco a «ecopostureo».

Los derechos humanos: la línea delgada entre el clima y la humanidad

Algunos de nosotros podríamos pensar que el cambio climático y los derechos humanos son dos discusiones totalmente separadas. ¿Pero no son en realidad dos caras de la misma moneda? Puede que no lo creas, pero aquí está el hecho: no podemos hablar de justicia climática sin mencionar el sufrimiento humano. ¿Podemos realmente preocuparnos por la justicia climática si ignoramos a los pueblos oprimidos y colonizados de hoy?

Azerbaiyán, como anfitrión de la COP29, no solo se siente como una broma de mal gusto, sino que también es un recordatorio de que los intereses económicos y políticos suelen prevalecer sobre las preocupaciones ambientales y sociales. ¿Qué dirá la historia de esto en unos años, cuando nuestros hijos lean sobre este caprichoso juego de geopolitica? Se imaginarán que todo fue un mal capítulo de un reality show.

Los crímenes ocultos detrás de la fachada

El régimen de Aliyev no solo se preocupa por el petróleo, sino que también tiene un historial inquietante vinculado a limpieza étnica y crímenes de guerra. Este es el segundo acto de nuestra tragicomedia. ¿Se imaginan permitirle a alguien que exhiba sus travesuras en un escenario global? ¡Por favor!

Los acusadores de Azerbaiyán son innumerables, con críticos en prisión y periodistas que sufren un trato que haría que un político en un país democrático se sonrojase. La represión es parte del guion y no hay manera de que un país con este trasfondo sea visto como un portador de la solución ante el cambio climático. La pregunta es: ¿por qué el mundo continúa ignorando este hecho en lugar de hacer un llamado a la acción?

La paradoja de la COP29: ¿una cumbre de paz en un mar de destrucción?

Azerbaiyán ha decidido que el tema de este año es “la COP de la paz”. ¡Gran idea! Porque no hay nada más tranquilizador que un país con un historial de limpieza étnica intentando vendernos la idea de que hay lugar para la paz en su territorio. «Tregua de la COP», dicen, mientras las llamas de diversas crisis continúan devorando la humanidad.

Mientras suena el poderoso eco de las palabras «paz» y «justicia», la mayoría de nosotros sabemos que esto no es más que una patética excusa para tratar de blanquear su imagen. Es como si decidieras regalar flores a alguien después de haberle gritado, «¡te odio!» ¿En serio? ¿Eso lo resuelve todo?

La necesidad de una respuesta firme y urgente

Como bloguero que intenta arrojar luz sobre estos temas, no puedo evitar concluir que las medidas que se están tomando ahora son insuficientes. Las sanciones inmediatas contra Azerbaiyán, así como la presión para detener la importación de combustibles fósiles de este régimen, son necesarias y urgentes. Sin embargo, debes preguntarte, ¿quién tiene realmente la valentía de hacerlo?

La justicia climática debe ser universal, y eso significa que no podemos seleccionar a los «privilegiados». El llamado a la acción es claro: debemos garantizar el derecho de los números oprimidos a vivir en paz y seguridad, en lugar de estar bajo el yugo de regímenes represivos. De lo contrario, ¡no esperemos que nuestras futuras generaciones reciban un planeta habitable!

Reflexiones finales: ¿qué viene después de la COP29?

A medida que la COP29 avanza, el juego de «ecopostureo» continuará. Pero de alguna manera, los participantes deben salir de Azerbaiyán con más que solo palmaditas en la espalda; debería ser con un nuevo impulso para hacer del cambio climático un tema de derechos humanos. La historia no debería recordar esta cumbre solo como un espectáculo político; debería ser el inicio de un verdadero esfuerzo para desterrar a los que han hecho del planeta su campo de batalla.

Entonces, cuando leas sobre la COP29 en tus redes sociales o tu periódico favorito, detente un momento y piensa: ¿estamos realmente tomando el camino correcto? Al final del día, todos somos responsables de nuestro planeta, y su preservación debería ser un deber compartido. Si no lo hacemos, el único legado que dejaremos será el de la ignorancia y la indiferencia. ¿Estamos preparados para eso? Esa es una pregunta que solo el tiempo podrá responder.