La noche del 3 de febrero de 2025, Granada se vestía de gala para recibir por primera vez la celebración de los premios Goya, un evento que reúne a lo más selecto del cine español. Pero antes de que las estrellas llegaran a desfilar por la alfombra roja, un grupo de activistas de diversas asociaciones locales, bajo el paraguas de la plataforma Fridays for Future, decidieron pintar la ciudad de un color diferente. En lugar de los destellos de las cámaras, sus acciones estaban dirigidas a poner sobre la mesa temas cruciales que preocupan a la población granadina, como el acceso a la vivienda y la crisis climática.
¿Te imaginas la escena? Los bustos de Goya, aquellos íconos de la cultura, adornados con pañuelos feministas, respiradores y banderas que representan la lucha por la justicia social. Es como si la propia historia se uniera al presente en una especie de performance que invita a la reflexión. Y mientras algunos paseaban con esmoquin y lentejuelas, otros parecían gritar: «¡No nos olviden!»
La intervención artística: un acto de rebeldía que sorprende
La acción de los activistas incluyó la utilización de tizas para dejar un mensaje en los diferentes bustos de Francisco de Goya repartidos por la ciudad. Frases que denunciaban los cortes de luz en barrios como el Distrito Norte, la contaminación del aire y la falta de atención a las personas sin hogar, un grito de auxilio que resonó en el silencio previo a la gala.
“La ciudad como escenario”
Para muchas personas, Granada es sinónimo de belleza, historia y tradición. Pero, ¿qué pasa cuando esta ciudad se convierte en un mero telón de fondo para eventos grandiosos? Los colectivos organizadores lo tienen claro: “Siempre utilizan Granada como escenario por su belleza, pero quienes vivimos aquí también tenemos derecho a disfrutarla.” A menudo me pregunto, ¿acaso el brillo de las celebridades puede opacar la lucha cotidiana de sus habitantes? A veces, un par de pancartas y un poco de tiza pueden abrir los ojos del mundo.
Uno de los bustos fue adornado con un respirador, simbolizando no solo la contaminación del aire, sino también la lucha por la salud en barrios afectados por interrupciones constantes en el suministro eléctrico. Me recordó a las noches en que, de niño, me despertaba en el verano con el calor insoportable, y al mirar por la ventana, veía cómo la ciudad iluminada tenía su propio ritmo, mientras que mi barrio parecía atrapado en una zona gris de desatención.
Marta, la madre soltera y su lucha por un hogar digno
Hablemos de Marta. Una madre soltera de 35 años que cada día enfrenta la realidad de no poder acceder a una vivienda digna. A menudo, se sienta en su mesa de la cocina haciendo cuentas, preguntándose si el alquiler de su apartamento se llevará el dinero destinado a la comida. Y es que, para personas como ella, el horror de hoy no se encuentra en las películas de miedo que se proyectan en los cines, sino en la maldad del sistema que permite que la especulación inmobiliaria suba como la espuma. ¿Cómo es posible que una ciudad tan hermosa como Granada se convierta en un lugar inalcanzable para quienes trabajan duro por un futuro?
El fenómeno de la turistificación
La turistificación ha transformado muchas ciudades europeas en “destinos golosos” para viajeros, pero esta popularidad tiene su precio. La vida diaria, el bullicio de los mercados locales y las tradiciones se ven comprometidas. Marta nos comparte que tuvo que mudarse a las afueras de la ciudad porque ya no podía permitirse vivir en zonas cercanas al centro. Y así, gran parte de la población local se desplaza a la periferia en busca de rentas más asequibles, mientras que los edificios a su alrededor se convierten en apartamentos turísticos.
Me imagino a Marta tomando un café en una terraza, observando a los turistas, sintiendo que la esencia de su ciudad se escapa entre sus dedos. La creatividad y el arte de personas como ella son los verdaderos protagonistas de Granada, pero ¿quién tiene el tiempo de notar las historias que se ocultan detrás de cada esquina?
Protestas vacías, promesas incumplidas
Además de los problemas de vivienda, el grupo de activistas abordó cuestiones de salud pública, como la precarización de la sanidad y la contaminación del aire. En un mundo donde la atención a la salud debería ser prioridad, las largas colas en los hospitales públicos son un recordatorio de que quienes viven en Granada tienen sentimientos de desconfianza hacia las soluciones propuestas por las instituciones. ¿Cuántas veces hemos escuchado promesas de acción que nunca se materializan?
Como local, hay momentos en los que tengo la impresión de que hay más anuncios de nuevas inauguraciones que soluciones efectivas. Cuando escuchas las noticias, parece que siempre se habla del crecimiento y del bienestar económico, pero nunca de las personas que, como Marta, simplemente buscan un hogar.
Granada: una ciudad en busca de ser habitable
El lema de la acción fue claro: “Granada habitable: ecofeminista, inclusiva y para todas las personas”. En mi mente, esta frase se repite como un mantra. No es solo una demanda de los activistas, es la esencia de lo que debería ser cada ciudad. La idea de un lugar donde todos tengan acceso a una vivienda digna, servicios públicos adecuados y la posibilidad de vivir saludablemente es lo que realmente deberíamos perseguir.
Fernando, un amigo de la infancia, siempre decía que “una ciudad se mide por la dignidad de sus habitantes”. Él nunca se sintió como un “protagonista” de Granada porque, a pesar de todo, la lucha parecía estar lejos de sus manos. Pero cada pequeño paso, cada intervención como la de Fridays for Future, es un recordatorio de que la ciudad puede y debe ser transformada para todos.
Eventos y movilizaciones: la importancia de ser escuchados
La acción de los colectivos en Granada sigue la línea de otras movilizaciones recientes que han levantado la voz contra la crisis climática y la falta de respuestas institucionales. En mi experiencia, participar en estas acciones es como hacer una señal en la oscuridad. Plataformas como Fridays for Future nos recuerdan que no estamos solos y que nuestras voces pueden resonar más allá de la indiferencia.
La expectación por los Premios Goya parece que empañó un poco la discusión sobre estos problemas. ¿Por qué siempre parece que algo tan superficial y glamuroso puede opacar las realidades de tantas personas? Las celebridades disfrutando de la noche dorada en la que se premia el talento cinematográfico, mientras el verdadero guion de la vida diaria continúa siendo un drama que muchos sufren.
¿Qué mensaje dejan los eventos como los Goya?
La historia de Granada es rica y llena de matices. La acción de Fridays for Future la ha puesto en el centro del debate, y es un recordatorio de que el arte está intrínsecamente ligado a la vida. Cada busto pintado no solo representa una figura histórica, sino la conexión entre el pasado y el presente.
Cuando me detengo a reflexionar sobre lo que significan eventos tan relevantes, creo que la gran lección es la importancia de perspectiva. Quizás un evento como los Goya debería deconstruirse y analizar cómo puede contribuir no solo a la celebración del cine, sino también a poner en el foco las luchas que las personas como Marta enfrentan diariamente.
Reflexionando sobre el futuro
A medida que nos adentramos en el año 2025 y con eventos destacados como los Premios Goya en el horizonte, la pregunta que queda en el aire es: ¿seguiremos permitiendo que la belleza superficial de la política cultural eclipse la necesidad urgente de un cambio real?
Granada, con todos sus problemas y sus bellezas, es un microcosmos de lo que sucede en el mundo. La intervención de estos colectivos es una clara demostración de que el arte puede ser un vehículo para la acción social. Y, aunque quizás la pintura en tiza sobre un busto de Goya no solucione los problemas, es un recordatorio poderoso de que las voces de los habitantes siempre importan, y que, al final del día, todos somos parte de la misma historia.
Así que la próxima vez que pases por los encantos de esta maravillosa ciudad, detente un momento y piensa en las historias que aún no han sido contadas. Porque, al final del día, los verdaderos protagonistas son las personas, y no los premios ni las celebridades. ¿Dónde están los Goya para nuestras luchas? Tal vez, simplemente, aún estén escribiendo su propio guion.