El corazón de Vigo, una bellísima ciudad en la costa de Galicia, late con más fuerza durante la época navideña. ¿Y por qué no? ¿Quién puede resistirse a la inconfundible magia que se despliega cuando las luces de Navidad se encienden y nos envuelven en un ambiente cálido y festivo? Este año, el encendido de las luces, con más de 11 millones de luces LED, marcó el comienzo oficial de la Navidad en nuestra ciudad. Pero este año, vino acompañado de un sentimiento especial de solidaridad hacia Valencia, que nos recordó cómo la Navidad también puede ser un tiempo de unión y compasión.
Una tradición que ilumina el alma
La celebración del encendido de luces tiene un carácter excepcional en Vigo. Desde hace años, este evento ha sido considerado como el pistoletazo de salida para la temporada navideña. Pero lo que quizás la mayoría de los visitantes no saben es que cada año, los vigueses esperan con ansias este momento como si se tratara de una final de la Champions League. Por supuesto, me incluyo en esto. Recuerdo el primer año que asistí; me sentía como un niño de cinco años en una tienda de caramelos.
Como amante del ambiente festivo, llegué al centro de Vigo horas antes del gran encendido. La atmósfera era electrizante, llena de murmullos y risas. La multitud se concentraba en Porta do Sol, donde el aforo es limitado a 7,000 personas. Podía escuchar las voces entremezcladas con el aroma de castañas asadas que salía de un carrito cercano. Y no puedo evitar preguntar: ¿hay algo más navideño que ese olor?
La llegada del alcalde: un brindis por la paz
En medio de toda esa emoción, el alcalde, Abel Caballero, hizo su entrada triunfal. Y lo hizo de manera sorprendente, no con discursos largos y aburridos, sino más bien con un mensaje corto, directo y lleno de corazón. Cuando se lo escucha decir que «cuando encendamos las luces de Navidad de Vigo arranca la Navidad en el planeta,» solo se puede sentir un pequeño escalofrío de alegría recorrer la espalda. ¿Acaso hay algo más bonito que sentir que nuestra ciudad tiene un papel en el mundo?
Además, este año, y como gesto de solidaridad hacia Valencia, el árbol de Navidad fue iluminado con los colores de la comunidad y las palabras «Forza Valencia» fueron proyectadas en él. Es admirable cómo una época marcada por la jocosidad y el regocijo también puede ser capaz de reflejar la preocupación por los demás. No todo es alegría y luces, sino también un tiempo para reflexionar y enviar pensamientos positivos a aquellos que están sufriendo.
El espectáculo empieza
La cuenta regresiva fue como una burbuja de entusiasmo; diez voces se unieron en un “10” resonante, seguido de un eco de “9”, y así sucesivamente. Cuando llegó el 0, las luces estallaron en un espectáculo brillante y colorido. No podía evitar sonreír igual que los niños pequeños que estaban a mi alrededor, con los ojos deslumbrados.
Las luces, brillantes y centelleantes, eran solo el principio. La ciudad se volvió un hervidero de personas, familias, amigos y turistas que había llegado de diferentes puntos de Galicia y más allá. Algunos cruzaron la ría en ferry desde Cangas, buscando un lugar para disfrutar de esta festividad que es, según varios asistentes, «la mejor Navidad de toda España». ¿Cómo podría no estar de acuerdo con eso?
Un tiempo para compartir y recordar
Mientras las luces iluminaban la noche, se sentía en el aire una conexión especial entre todos los presentes. Era como si la ciudad misma estuviera abrazando a cada uno de nosotros, invitándonos a disfrutar y a compartir. Conversaciones animadas, risas, y grupos de amigos sacándose fotos frente al hermoso árbol de Navidad; cada rincón de Vigo estaba lleno de alegría.
Una anécdota que me viene a la mente de esa noche fue cuando un niño, con un gorro de reno, se decidió a bailar en medio de la Plaza del Rey. Su entusiasmo era contagioso, y pronto, un grupo de adultos se unió a él, todos riendo y bailando en un acto que desdibujaba las barreras entre generaciones. Fue un recordatorio de que la Navidad es, en última instancia, un momento para mantener vivas las tradiciones y crear nuevos recuerdos.
De las luces a la música: un viaje navideño sin fin
Ahora, hablemos de la música. Las melodías navideñas resonaban en cada esquina, mezclándose con el bullicio de la multitud. De hecho, tengo que admitir que en un momento me encontré cantando villancicos con un grupo de desconocidos. Hay una magia innegable en esos momentos compartidos, donde no importa si eres un antiguo vigésimo o si estás aquí de visita; todos somos una gran familia temporalmente unida.
La música era solo un pequeño componente del magnífico espectáculo que se estaba dando. El ambiente era festivo y acogedor, como un abrazo de una abuela justo cuando más frío está haciendo afuera. Y eso me llevó a pensar en cómo estos momentos son fundamentales para fomentar el espíritu de comunidad, a pesar de los desafíos que puedan surgir, como el clima o las dificultades de la vida diaria.
Reflexionando sobre la unión y la paz
Por supuesto, no podemos pasar por alto el mensaje de paz que el alcalde Abel Caballero compartió. En un mundo donde muchas veces parece que hay más divisiones que unión, es aún más importante recordar que la Navidad, más que una simple festividad, es un período para fomentar la paz y la concordia. Su énfasis en la paz, especialmente en una época que generalmente se asocia con el derroche, nos hace reflexionar sobre lo que realmente importa.
Finalmente, aunque las luces se apagarán eventualmente y la Navidad se desvanecerá en el horizonte, el recuerdo de estas experiencias quedará con cada uno de nosotros. Cada rayo de luz será un recordatorio de los momentos de alegría compartida y el calor humano que se siente al estar rodeado de personas que comparten ese mismo amor navideño.
Conclusión: el verdadero brillo de Vigo
En resumen, el encendido de las luces de Navidad en Vigo fue mucho más que un simple espectáculo visual; fue una celebración de la vida, la comunidad y el espíritu de la temporada. Cada año, nos ofrece la oportunidad de detenernos, reflexionar y recordar que, aunque cada uno tiene sus propias luchas, al final del día, todos estamos juntos en esto.
En el fondo, la verdadera magia de la Navidad no está solo en las luces brillantes o en las decoraciones llamativas. Se encuentra en las caras sonrientes, la música alegre, y en esos momentos frágiles donde nos conectamos con los demás, creando lazos que permanecerán mucho después de que se apaguen las luces. Así que, ¿cuál será tu momento favorito esta Navidad? ¿La risa de un niño, la calidez de un abrazo o quizás el sabor de un buen chocolate caliente en una fresca noche de diciembre? Lo importante es disfrutar, compartir y, sobre todo, recordar siempre el verdadero significado de la Navidad.