A medida que el mundo entero observa los vaivenes de la política estadounidense, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha dejado un rastro de controversia. Con 100 órdenes ejecutivas en su haber, Trump parece decidido a desmantelar el legado de Joe Biden de un solo plumazo, como si estuviera en una competició… ¡No! No hay competencia, es solo Trump siendo Trump. ¿Listos para explorar este tumultuoso regreso? ¡Vamos a ello!

Un regreso inesperado

Recuerdo la noche de las elecciones como si fuera ayer. Con unas palomitas en mano, me acomodé en el sofá para ver cómo se desenvuelven las cosas, y no pude evitar sentirme un tanto nostálgico. Aquellos días de debates acalorados, tweets incendiarios y promesas grandiosas volvieron a la mente. Pero, ¿realmente estábamos preparados para otra dosis de «Trumpismo»?

Cuando el ex-presidente juró su cargo de nuevo, un aire de incertidumbre llenó el ambiente político. Mil cosas pasaron por mi cabeza: ¿se acordará de cómo se manejan las cosas en la Casa Blanca? Es como cuando uno vuelve a vivir con sus padres después de irse a la universidad; hay que hacerse a la idea de que las reglas han cambiado (¿o no?).

100 órdenes ejecutivas: ¿una hoja de ruta o un caos?

Inmediatamente después de prestar juramento, Trump se lanzó a la acción. Cien órdenes ejecutivas que abarcan desde la inmigración hasta la guerra comercial han sido firmadas. Es como si dijera: «Voy a arreglar esto y aquel con un simple con un bolígrafo». Pero, seamos honestos, no todos los problemas mundiales se pueden resolver con tinta.

Uno de los temas más llamativos fueron sus comentarios sobre la OTAN. Trump criticó que varios países, incluida España, estaban aportando menos del 5% de su PIB a la Alianza Atlántica. ¿Y qué hizo? Sorpresa, sorpresa, sugirió un arancel del 100% a los negocios que no cumplan con lo que él considera «responsabilidad militar». No sé ustedes, pero ese tipo de decisiones me suena más a una estrategia de vendedor agresivo que a un enfoque político razonable.

¿Es España realmente un país BRICS?

En la misma rueda de prensa, Trump se aventuró a decir que España formaba parte del grupo de economías emergentes conocido como BRICS. Aquí es donde la cosa se puso cómica. Un periodista le corrigió amablemente, pero él, en su estilo inconfundible, insistió en su error. ¡Se imaginan la cara de ese periodista! Es como si estuvieras en clase y el profesor comete un error monumental y tú te sientes en un dilema: ¿interrumpirlo o dejarlo pasar?

Para los que aún no lo saben (o estaban en las sombras), los BRICS son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. España no tiene ni un pie ahí. (Y por cierto, ¡qué alivio para nosotros!).

Reacciones desde España: ¿risa o indignación?

Después de que Trump sacudió la región con sus declaraciones, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, salió al quite para aclarar que España se ha comprometido a alcanzar el 2% del PIB en gasto militar para el 2029. Es como si dijera: «Oye Trump, tranquilo, que nosotros tenemos un plan”. ¿Acaso pensó que estaban jugando al Monopoly?

Por otro lado, Pilar Alegría, portavoz del Ejecutivo, ofreció una declaración más ambigua que un mensaje de texto no respondido. Dijo que España no es un país emergente, pero no se comprometió a calificar la confusión de Trump. ¿Es confusión o ignorancia? Humm… Eso es algo que los politólogos debatirían durante horas mientras nosotros solo queremos un café.

El trasfondo de los BRICS: un grupo ambicioso

El comentario de Trump sobre los BRICS no surgió de la nada. Este grupo ha estado buscando desterrar la hegemonía del dólar. ¡Suena interesante, ¿verdad?! Imaginen una economía global donde el dólar no es el rey. Todo comenzó en 2001, cuando analistas del banco de inversión Goldman Sachs predijeron que estas economías emergentes tenían un futuro brillante. De repente, Brasil, Rusia, India y China no eran solo países en el mapa; eran competidores en el escenario global.

Desde su creación formal en 2006, el grupo se ha ampliado. Además de los fundadores, ahora incluyen a naciones como Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia. Un grupo diverso, con una ambición clara: quiera más representación en un sistema financiero que, en sus ojos, está totalmente dominado por Occidente. ¿Es esto un movimiento hacia una mayor equidad en la economía mundial o simplemente una fantasía? La respuesta dependerá de a quién le preguntas y eso es lo que hace que esta discusión sea aún más fascinante.

Aranceles del 100%: un golpe a la economía global

Quizás lo que más resuena de los comentarios de Trump es su disposición para imponer aranceles del 100%. Si estás pensando que sí, eso es una gran deuda en el mundo de los negocios, tienes toda la razón. Es un argumento espinoso y una estrategia que, si bien puede sonar tentadora para algunos, podría repercutir en la economía global, haciendo que los precios se disparen y, por supuesto, afectando a los consumidores.

Imponer aranceles no es solo una simple cosa de «hago esto, luego aquello». Las repercusiones se sienten más profundamente de lo que muchos podrían imaginar. Si estamos hablando de comercio, uno de los grandes efectos podría ser el aumento en los precios de productos que se importan desde todos lados, y eso afecta a todos, desde los productores hasta los consumidores. ¿Acaso Trump quiere que el pueblo estadounidense pague más por su café matutino? Eso sí que sería un meme viral en las redes sociales.

La importancia de la diversidad y la inclusión en el gobierno

Entre las extrañas y polémicas órdenes firmadas, también se hace evidente que hay un acercamiento a un modelo de gobierno que desmantela muchos de los esfuerzos por la diversidad y la inclusión. Si pensabas que habíamos avanzado en estos temas, creo que deberías preparar tus hojas de antecedentes, porque parece que estamos camino a retroceder.

En vez de romper con estos valores, deberíamos aspirar a construir sobre ellos. Asumir que tener un gobierno diverso e inclusivo es una forma de progresar no solo beneficia a grupos específicos, sino que mejora la calidad de la democracia y el bienestar de la sociedad en general.

Conclusión: ¿Un futuro incierto?

Así estamos, amigos. Con el regreso de Trump y sus 100 órdenes ejecutivas, la política en Estados Unidos parece haber tomado un giro inesperado. El hecho de que un ex-presidente pueda reescribir la historia con un bolígrafo es desconcertante, pero también hay una lección que se puede extraer de todo esto: la política es un espectáculo en donde todos ocupamos un rol.

Mi pregunta final para ustedes es: ¿realmente estamos listos para otra era de Trump? La respuesta a esta pregunta podría definirse en los próximos años, a medida que las órdenes sean implementadas y sus repercusiones se hagan evidentes. Así que abróchense los cinturones, porque aunque hay algo de humor en la locura, el camino que nos espera podría ser todo menos aburrido.

Recordemos que todas estas decisiones y acontecimientos no afectan a «otros» en lejanos países; afectan a nuestras vidas, a nuestros impuestos, y en última instancia, a nuestro futuro colectivo. Y, con eso en mente, sólo queda esperar cómo se desarrolla este interesante capítulo de la historia.