¡Hola, amigos! Hoy vamos a hablar de un tema candente que, por cierto, podría hacer que algunos se rasguen las vestiduras y otros brinden con un batido de proteínas vegetales. Sí, estoy hablando de la reciente decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que permite a los fabricantes franceses de productos de origen vegetal utilizar términos como «filete» y «salchicha». Así que, si te has preguntado si un «filete vegetal» es más saludable que uno de res, quizás sea el momento de sacar una buena botella de vino y reflexionar sobre ello.

Un poco de contexto: ¿por qué todo este revuelo?

Francia, la cuna de la gastronomía refinada y el amor por la carne, había prohibido el uso de estos términos en un intento de proteger a su industria cárnica. Para los franceses, la carne es más que un alimento; es un símbolo de su cultura. Pero, ¿qué pasa cuando la gente comienza a optar por alternativas vegetales? Ahí es donde se complica la historia.

En 2020, el gobierno francés presentó dos decretos que respondían a la creciente incertidumbre en su sector cárnico. Imagina que eres un carnicero en Lyon, y llega un vegano preguntando por «tocino vegetariano». Es como si alguien entrara a tu panadería y pidiera un «pan sin gluten» en vez de un «pan normal», ¿verdad? Todo un dilema. El tribunal, sin embargo, ha dicho que a falta de una denominación legal específica para estos productos, los estados no pueden prohibir el uso de términos «usuales». Bueno, ahí lo tienes.

Un debate lleno de sabor y… un toque de picante

La decisión nos lleva a varias preguntas: ¿realmente importa cómo llamamos a nuestros alimentos? ¿Estamos listos para mezclar términos que tradicionalmente se asocian con la carne y, por ende, con todo lo que nos han enseñado sobre «comer bien»? Esta no es solo una cuestión de etiquetas; es un dilema cultural que va más allá de lo culinario.

Luis Planas, el ministro español de Agricultura, está en contra de este uso. Durante un coloqio, afirmó que no debería llamarse hamburguesa a un producto de origen vegetal, y, bueno, soy capaz de imaginar su mirada de desaprobación si le pones una “burguer” vegana en la mesa. ¡No le va a gustar nada! Pero, en serio, ¿la carne es tan insustituible o simplemente estamos acostumbrados a ella?

Historia de amor y desamor… cárnico

Permíteme compartir una anécdota personal. Recuerdo la primera vez que intenté hacer hamburguesas veganas en casa para impresionar a mis amigos. Estaba tan emocionado que me olvidé de uno de los ingredientes más importantes: ¡la inspiración! Al final, se convirtieron en «discos vegetales» o simplemente «no funcionaron». Las risas no se hicieron esperar, pero en los comentarios de mis amigos se coló algo curioso: “No llames a las cosas lo que no son”. Y, en ese momento, comprendí lo difícil que es vivir en un mundo donde las definiciones y las expectativas no son claras.

Lo que dice el Tribunal y la reacción de los franceses

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea no dejó espacio para dudas: el uso de nombres descriptivos es vital para la información de los consumidores. Y, aunque parezca trivial, me parece un punto a favor, al menos para los veganos que buscan opciones en una carnicería internacional.

Sin embargo, en Francia, la reacción no se hizo esperar. «¡Habrase visto! ¿Un filete sin carne? Eso es como un beso sin labios», pareciera que piensan algunos carniceros. Y, aunque es fácil reírse, estamos hablando de una entidad que trafica con tradiciones alimenticias.

La perspectiva de la industria cárnica: ¿sobrevivirá al embate vegetal?

La industria cárnica, como es lógico, está preocupada. El temor no es solo perder clientes, sino perder identidad. Según el discurso de Planas, no hay vuelta de hoja: “¿Cómo se puede hacer una salchicha sin carne?”. Bueno, podríamos preguntar lo mismo sobre un «sandwich de tomate». ¿Quién realmente sabe qué lleva un sandwich, verdad?

El dilema de la transparencia y la confusión

Pero lo que me inquieta de esta situación es el tema de la transparencia. Planas ha expresado su opinión sobre la falta de claridad que esto puede provocar en el consumidor. ¿No estamos todos un poco confundidos cuando vemos términos como «jamón vegetal»? Tal vez sí. Y es que “comer” en el siglo XXI implica también aprender a leer con atención las etiquetas.

Siempre que voy al supermercado, encuentro un mar de términos que a veces me hacen sentir que necesito un título en nutrición solo para comprar un paquete de galletas. ¿Tú no? La verdad, a veces siento que hay tanta información que terminaré comprando solo un paquete de arroz y un batido de proteínas, porque eso es lo más sencillo.

Cambios en la percepción de la carne: ¿hacia dónde vamos?

En medio de toda esta confusión, es imposible no preguntarse hacia dónde nos dirigimos como consumidores. Un asombroso 73% de los europeos ha comenzado a considerar el vegetarianismo como una opción viable. Pero, además, las empresas de productos cárnicos están tomando cartas en el asunto. ¡Increíble! Algunos han comenzado a invertir en productos vegetales para mantenerse relevantes. Es como ver a tu abuelo intentado aprender a bailar trap. ¡Es un verdadero espectáculo!

Europa ante la diversidad alimentaria

Por supuesto, esto no es solo un problema francés. A lo largo de Europa, hay diferentes visiones respecto a cómo tratar estos productos. Hay países que han adoptado un enfoque más relajado y otros que limitan el uso de ciertos términos. El viejo continente es una mezcla de culturas culinarias y la diversidad siempre genera algo de choque.

El Reglamento de la Unión Europea en cuestión ha añadido picante a este debate, permitiendo el uso de términos normalmente asociados a los productos de carne, siempre y cuando no haya confusiones significativas. Este es un punto crucial, y me hace pensar en la metáfora del mar que se enfrenta a la tierra; a veces, hay que encontrar un equilibrio.

La batalla por el futuro alimentario

Y aquí estamos, en medio de una batalla por el futuro alimentario. Con el auge del veganismo y el movimiento hacia dietas más sostenibles, la lucha entre lo vegetal y lo animal se intensifica. Cada vez más personas toman decisiones informadas sobre lo que consumen, pero ¿sí eso significa confundir aún más las aguas? Quizás sí, quizás no.

Me imagino que, a 10 años en el futuro, las comidas serán aún más extrañas. “¡Hoy en casa tenemos hamburguesa de proteína de guisante con mayonesa de aguacate!“, dirán tus amigos. ¡Qué locura! Pero, será parte del día a día, y en la próxima cena, los carniceros podrían estar sirviendo «filetes de verduras». ¿Alguien se atreve?

Reflexiones finales: amor, carne y verduras

Así que, después de todo este barullo, me doy cuenta de que el etiquetado de nuestros alimentos no es simplemente una cuestión estética. Desde una perspectiva más amplia, se trata de cómo elegimos convivir en un mundo donde las elecciones son más complejas que nunca. Vivimos en un tiempo donde ser omnívoro, vegetariano, vegano o flexitariano son opciones legítimas, pero también una fuente inagotable de debates y desavenencias.

Entre risas y reflexiones, debemos recordar que, al final del día, todos están buscando lo que les haga sentir bien. Tal vez, en lugar de hacer carreteras por la inseguridad en el etiquetado, deberíamos construir puentes de comprensión entre nuestras elecciones alimenticias. Así que la próxima vez que pienses en un “filete vegetal”, sonríe y recuerda que es solo comida. ¡Y qué bueno que ahora hay opciones para todos! ¡Salud por eso! 🍔✨


Espero que hayas disfrutado este viaje a través de un tema tan picante y controvertido como lo es la cuestión de los productos vegetales en un mundo carnoso. ¿Vas a probar algún tipo de “hamburguesa vegetal”? ¡Cuéntame qué tal!