El fallecimiento de José Javier Echenique, vicepresidente y consejero de Telefónica, ha conmovido no solo a sus colegas, sino a todo un sector. Con 74 años a cuestas, su partida ha dejado un vacío profundo en una de las empresas más emblemáticas de España, y en un 2024 que ya empezaba con la despedida de su predecesor, César Alierta. En este artículo, vamos a explorar quién fue Echenique, sus contribuciones a Telefónica y la industria en general, y cómo su legado seguirá influyendo en el futuro.

Un líder empresarial incansable

Cuando pienso en líderes inspiradores, a menudo recuerdo ese momento en una conferencia donde una persona, en lugar de hablar de su notable trayectoria, comenzó su discurso con una anécdota de su niñez. Eso es lo que hacía José Javier Echenique. Siempre tenía la habilidad de conectar su experiencia con las historias cotidianas, haciéndonos sentir que todos estábamos en el mismo barco, luchando por un futuro mejor.

Echenique no solo fue un ejecutivo; fue, como muchos lo han descrito, un hombre de referencia en el mundo empresarial. Durante su tiempo en Telefónica, la compañía no solo creció en número de clientes, sino que se transformó en un referente internacional en el ámbito de las telecomunicaciones. ¿Cuántas empresas pueden decir que han estado a la vanguardia de la innovación y la sostenibilidad bajo la dirección de alguien como Echenique? La respuesta es sencilla: muy pocas.

La historia detrás de un gigante

Echenique se unió a Telefónica en un momento crucial, en plena transformación digital. Su enfoque centrado en el cliente y su capacidad para anticipar las tendencias del mercado lo llevaron a ser una figura clave en la planificación estratégica de la compañía. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, su habilidad para adaptarse y evolucionar fue un faro de esperanza.

Como alguien que también ha intentado adaptarse al ritmo vertiginoso de la tecnología (recuerdo el primer día que traté de entender cómo funcionan los smartphones y terminé agarrando mi viejo flip phone como si fuera un tesoro). Echenique logró transformar no sólo la estructura de Telefónica, sino también las expectativas de los consumidores. Él sí sabía cómo conectar con la gente… y no solo por su trama de cables.

Un legado de innovación y sostenibilidad

Uno de los rasgos más admirables de Echenique fue su dedicación a la sostenibilidad, un tema que muchos consideran primordial hoy en día. En su mandato, Telefónica avanzó significativamente en iniciativas de responsabilidad social corporativa. Bajo su liderazgo, la empresa lanzó varias campañas destinadas a reducir su huella de carbono y apoyar a comunidades locales. ¿Quién puede olvidar la campaña «Movistar Energía», que trae energía sostenible a los hogares españoles? Eso es impacto real.

Echenique siempre mostró que hacer negocios no solo tiene que ver con números, sino también con impacto social. Esta visión le permitió no solo conectar con sus clientes, sino también con las comunidades donde la empresa opera. En una era donde el cambio climático y la sostenibilidad son más relevantes que nunca, su legado se siente más que presente.

Un hombre de su tiempo

Aunque los logros de Echenique son impresionantes, su humanidad es lo que realmente resonará en quienes lo conocieron. Cuentan que tenía una risa contagiosa que podía iluminar hasta el día más gris en la sede de Telefónica. Era un líder pero también un amigo para muchos. Me recuerda al jefe que todos deseamos tener: motivador, comprensivo y siempre dispuesto a escuchar.

Esa humanidad fue evidente en la forma en que se enfrentó a sus propios desafíos personales y profesionales. En los momentos de crisis, como durante la pandemia de COVID-19, su enfoque proactivo y empático contribuyó a que Telefónica se mantuviera firme y centrada, enfocándose en la seguridad de sus empleados y clientes.

En la memoria colectiva

El impacto de Echenique no solo se ve en las cifras, sino también en las historias que se cuentan en los pasillos de Telefónica. Recientemente, leí una historia sobre su participación en un programa de mentoría para jóvenes profesionales en el sector tecnológico. Ahí, no solo compartía sus conocimientos, sino que también escuchaba las ideas frescas de la nueva generación. ¿No es eso lo que todos quisiéramos en un líder?

También hay un elemento de ironía en su partida. En un año que comenzó con la pérdida de César Alierta, es como si el universo estuviera jugando una broma cruel. A menudo pienso en cómo las cronologías de nuestras vidas se entrelazan, y parece que en el caso de Echenique y Alierta, hay un tipo de poética tristeza que hace que sus legados resalten aún más.

Reflexiones finales sobre un gran líder

Si bien Echenique ya no está con nosotros, su legado sigue vivo. Cada vez que un empleado de Telefónica marca el número de un cliente, cada vez que la compañía lanza una nueva iniciativa sostenible, hay un poco de Echenique en todos nosotros.

La vida es una serie de capítulos, y aunque algunos cerrarán sus páginas, otros abrirán nuevas. La parte realmente conmovedora es que, aunque hay una pérdida inmensa, también hay un futuro por construir. ¿Cuántos de nosotros podemos seguir el ejemplo de Echenique y contribuir al bienestar no solo de nuestras empresas, sino también de nuestras comunidades?

La pregunta persiste: ¿qué legado dejaremos nosotros?

Así que, mientras el frío diciembre nos trae la noticia de su partida, recordemos aquellos recuerdos compartidos y sigamos adelante con la misión que él tan fervientemente persiguió. Honremos su memoria avanzando juntos en esta transformación que él comenzó, por nosotros y por los que vendrán después.

Adiós, José Javier Echenique. Tu legado seguirá resplandeciendo en el corazón de quienes tuvimos el privilegio de conocerte.