Recientemente, en el programa “Martínez y Hermanos”, la actriz Susana Abaitua compartió algunas memorias de su niñez que han resultado no solo entrañables, sino también bastante divertidas. ¿Quién no ha tenido sus pequeñas travesuras cuando era joven? En este caso, la historia gira en torno a un término curioso: ‘simpa’. Si no estás familiarizado, ¡sigue leyendo! Te prometo que no es un asunto baladí.

¿Qué es un ‘simpa’?

La primera pregunta que me asaltó tras escuchar la anécdota de Susana fue: “¿Qué demonios significa ‘simpa’?”. La respuesta no es tan complicada. Se refiere a la acción de irse de un lugar sin pagar lo que se ha consumido, algo que muchos de nosotros, en nuestra inocente juventud, hemos considerado una travesura casi heroica. ¡Amiga, la vida está llena de impulsos!

Recuerdos de infancia: la curiosidad de Susana

Susana confesó que su curiosidad por la palabra ‘simpa’ nació cuando era pequeña. Para ella, el concepto pareció casi increíble; ¡imagínate lo que era para mí cuando escuché de su travesura! A todos nos gusta un poco de aventura, pero, ¿quién se atrevería a hacerlo? Mi primera reacción fue recordar mis propias peripecias con el helado de un kiosko que nunca pagué… bueno, tal vez no sea el mejor ejemplo.

La actriz recordó que en su época escolar, se comía lo que podía en el recreo. Con un tono picaresco, comentó que ni siquiera lo contabilizaba. “Solo uno”, decía, mientras probablemente había devorado un mundo entero de pintxos. ¿Quién no ha hecho un ‘simpa’ en el recreo? Antes de que empiecen a gritarme por la historia de mi vida, aclaro que solo lo he visto en películas… creo.

La contrarreacción de los amigos

Durante la entrevista, la dinámica entre Susana y sus coanfitriones, Dani Martínez y Dani Fernández, fue simplemente fantástica. Ellos se rieron a carcajadas mientras señalaban que Susana había hecho ‘simpas’ en un contexto completamente diferente. El Recreo, un lugar mágico donde todo puede suceder.

Dani Martínez se rió y comentó: “Te habías comido seis platos y decías una aceituna”. Esa imagen me parece relatable, como cuando uno entra a una fiesta con la intención de socializar y termina como el protagonista de una comedia de enredos. ¿La moraleja? Si un día te das el lujo de recordar tus travesuras de la infancia, asegúrate de no hacer un ‘simpa’ en la vida real… mira lo que le pasó a Susana.

Reflexiones sobre la honestidad

Lo más interesante de la anécdota de Susana es su transición desde la travesura de la juventud a la honestidad de la vida adulta. En un momento de reflexión, afirmó que ya no lleva a cabo tales acciones y que se siente mal por haberlo hecho. La honestidad, un valor que a menudo se diluye en la niñez, se convierte en un principio fundamental en la adultez.

La sinceridad de Susana conecta con algo que todos hemos experimentado: el anhelo de inocencia, pero también el peso de la responsabilidad. Mi abuela siempre decía que la honestidad es una tarjeta de presentación. ¿Qué tal si añadimos que la sinceridad también es un elemento esencial en nuestras relaciones y en cómo nos perciben los demás?

La honestidad en nuestra sociedad actual

Hoy en día, en un mundo digital donde todos estamos más conectados que nunca, la honestidad se vuelve aún más relevante. La cultura del ‘simpa’ no se limita a robar pintxos en el recreo. En un sentido más amplio, estamos rodeados de situaciones en las que la honestidad se pone a prueba. Desde las redes sociales hasta el trato en nuestras vidas profesionales, ser genuinos está en juego.

He visto cómo muchas personas hacen alarde de ciertos logros que no son del todo ciertos, emitiendo una imagen casi perfecta de sí mismos en plataformas digitales. Pero, sinceramente, ¿quién puede mantener esa fachada por mucho tiempo? Me he dado cuenta de que ser auténtico no solo crea una conexión más fuerte con los demás, sino que también alivia la carga de mantener las apariencias, algo que a Susana le resuena infinitamente.

El lado divertido de crecer

Crecimiento y madurez son términos que a menudo se ven con seriedad. Pero, seamos honestos, la vida está llena de momentos divertidos que nos recuerdan que, aunque crezcamos y perdamos algunas travesuras, siempre podemos encontrar humor en nuestras historias. Susana nos remite a sus días escolares y, inevitablemente, a un punto en nuestras vidas donde todos hemos hecho algo un poco oscuro, como comer en exceso y luego pretender que no sucedió.

Anecdotario de travesuras

En mi infancia, tuve un amigo que decidió que pagaría un dólar por una película en video. Al final, terminó ‘prestando’ todas las películas a sus amigos. Lo gracioso es que nunca devolvimos nada. El resultado fue un hogar lleno de películas que no había pagado, pero que nos hicieron pasar momentos hilarantes. ¿Cuál es la lección de esto? Tal vez deberíamos haber compartido la culpa.

Conclusión divertida: el legado de los ‘simpas’

La charla de Susana Abaitua en “Martínez y Hermanos” no solo destacó un término curioso y divertido, sino que también nos recordó que todos hemos tenido nuestras travesuras. Aunque, como ella, todos hemos crecido y dejado de lado esas acciones de irresponsabilidad infantil, siempre podemos mirar hacia atrás con una sonrisa.

En última instancia, el legado de los ‘simpas’ es uno de humor y conexión. Nos recuerda que ser genuinos y cercanos es un regalo que a veces olvidamos en un mundo de prisa. Y mientras leemos historias de otros nos damos cuenta que, después de todo, la honestidad y la risa pueden coexistir. Así que recuerden, la próxima vez que se encuentren en una situación en la que parezca que están a punto de hacer un ‘simpa’, mejor opten por reírse de lo que fueron y celebarlo.

¿Qué clase de ‘simpa’ hiciste tú? O, mejor dicho, ¿qué historia traviesa se puede contar que merezca ser contada? ¿Uno de esos días dolorosamente divertidos, quizás? ¡Espero escuchar sus historias! 📖✨