En julio de 2021, A Coruña fue escenario de un incidente trágico que conmocionó a la ciudad. La muerte de Samuel Luiz, un joven que fue atacado de manera brutal, marcó un antes y un después en la historia reciente de la localidad gallega. Sin embargo, en medio de esa oscuridad, surgieron dos figuras que radiaban luz: Ibrahima Diack y Magatte NDiaye, dos inmigrantes senegaleses que decidieron actuar en un momento crítico. Ahora, tres años después, han sido reconocidos como hijos adoptivos de A Coruña por su valentía y altruismo.

Un acto de valentía en momentos oscuros

Volvamos al fatídico día, un momento que hizo que muchos de nosotros nos preguntáramos: ¿qué hubiéramos hecho en su lugar? La escena era, sin duda, aterradora. En medio del ajetreo del paseo marítimo, donde las risas y los juegos de los veraneantes suelen ser la norma, Ibrahima y Magatte se encontraron con una turba, una situación que podría haber asustado a cualquiera.

Sin embargo, ellos no dudaron en intervenir, desafiando no solo a la multitud, sino también el riesgo que implicaba ser identificados como inmigrantes sin papeles. ¿Estamos hablando de héroes o simplemente de personas que siguen los valores que les enseñaron sus padres? La respuesta parece ser un poco de ambas. Como dijo Magatte NDiaye durante la celebración de su homenaje: “No somos héroes, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

Más que reconocimiento, una lección de vida

Lo que nos enseñan Ibrahima y Magatte va más allá del acto de valentía en sí. Nos muestra un reflejo de la empatía que muchos de nosotros, atrapados en nuestras rutinas diarias, podríamos olvidar. ¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que un pequeño gesto podría cambiar la vida de alguien? Ellos no solo respondieron a un llamado de ayuda, sino que lo hicieron bajo una presión indescriptible, recordando los valores inculcados en su infancia en Senegal.

Este reconocimiento formal por parte del Ayuntamiento de A Coruña no solo celebra lo que hicieron, sino que también destaca el importante papel que los migrantes tienen en nuestras sociedades. Inés Rey, la alcaldesa, afirmó que su acción fue “altruismo puro”. Es un recordatorio de que el valor no conoce fronteras.

Un homenaje tardío pero merecido

La distinción de Ibrahima y Magatte se aprobó por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento en septiembre de 2021. Sin embargo, la entrega de sus placas como hijos adoptivos se llevó a cabo más de tres años después. Una espera que, aunque parezca excesiva, refleja un reconocimiento que trasciende el tiempo.

Imagínate, estar esperando un “gracias” y que te lo den años después. No obstante, ellos lo recibieron con humildad y gratitud. En las palabras de Ibrahima Diack: “No nos importan los reconocimientos, solo la sonrisa de las personas a las que hemos ayudado”. Eso es lo que yo llamo una verdadera actitud de servicio.

Reconocimiento a la diversidad

La incorporación de Ibrahima y Magatte como los primeros africanos en formar parte del listado de hijos adoptivos de A Coruña es un paso significativo hacia la inclusión y el reconocimiento de la diversidad cultural en la región. En tiempos en que la xenofobia y el racismo son retos constantes, testimoniar actos de solidaridad como este es crucial para contrarrestar el miedo y el odio.

Durante la entrega de las placas, la atmósfera fue de celebración. Algunos asistentes podrían haberse preguntado: ¿realmente estamos aprovechando el potencial que la diversidad trae a nuestras comunidades? Gracias a gestos como el de Ibrahima y Magatte, podemos responder afirmativamente.

Reflexiones personales sobre la empatía

En más de una ocasión me he encontrado reflexionando sobre el concepto de empatía. Creo que entre todos los rasgos humanos, la capacidad de ponerse en los zapatos de otra persona es vital. Cómo es que a veces, en el apuro del día a día, olvidamos mirar más allá de nuestras preocupaciones.

Un buen amigo siempre dice que “la vida necesita más héroes y menos espectadores”. En el caso de Ibrahima y Magatte, sencillamente decidieron no ser espectadores. ¿Te imaginas cómo se sienten los familiares de Samuel Luiz al saber que este acto de bondad y humanidad fue un faro de esperanza en un momento tan oscuro? Las lágrimas que vi en el rostro de la madre de Luís durante el acto, y lo que su hijo pudo haber significado para ellos, son memorias que jamás se borrarán.

Conclusión: honrar a los protagonistas

La historia de A Coruña ha fichado a Ibrahima Diack y Magatte NDiaye entre sus grandes héroes. Más allá del reconocimiento formal, nos dejan lecciones valiosas. Además de sus actos de valentía, estos hombres nos enseñan la importancia de la solidaridad, la fuerza de los valores y cómo el amor y la ayuda al prójimo son acciones que trascienden las fronteras.

Lo dicho, no hay héroes ni villanos, solo seres humanos que deciden actuar. Así que la próxima vez que veas a alguien en necesidad, o simplemente sientas que puedes hacer una diferencia, recuerda a Ibrahima y Magatte. ¿Serás tú la próxima persona que responda al llamado?

Con esto, finalizamos un capítulo más donde la humanidad brilla, recordándonos que en la diversidad está la riqueza de nuestras historias compartidas. Si alguna vez sientes que, como sociedad, estamos perdiendo el rumbo, recuerda que aquellos que escogen actuar siempre estarán a un paso adelante. ¡Larguemos juntos un fuerte aplauso por estos héroes que son ahora parte de la esencia de A Coruña!