La política y la aviación a menudo tienen un atractivo especial, casi como un thriller de suspense con giros inesperados. Imagínate el escenario: un aeropuerto bullicioso, un vuelo privado, una figura política controvertida, y, por supuesto, una buena dosis de confusión. Así es como se ha desarrollado el caso del aterrizaje en el aeropuerto de Barajas de Delcy Rodríguez, la vicepresidenta de Venezuela, el 20 de enero de 2020. Recientemente, José Antonio Álvarez, ex director del aeropuerto, compareció ante el Senado para arrojar algo de luz sobre este asunto enredado y, francamente, un poco hilarante por lo absurdo de las explicaciones.
Todo comienza en una noche oscura y tormentosa… o simplemente en un aeropuerto
Dame un segundo para establecer la escena. Eran alrededor de la 1:30 de la madrugada del 20 de enero de 2020. A muchos de nosotros nos gusta pensar que, en esas horas, la mayoría de las personas están en un profundo sueño, sumidos en la tranquilidad de su cama… pero no José Antonio Álvarez. No, él se encontraba comandando el aeropuerto más importante de España, sumido en un torbellino de preguntas y respuestas en una comisión del Senado.
¿Quién es Delcy Rodríguez y por qué el secreto?
Por si no lo saben, Delcy Rodríguez es una figura prominente en el gobierno venezolano y, según los informes, tiene prohibida la entrada en el espacio Schengen. ¿Esto agrega un poco de dramatismo a la historia? Absolutamente. Entro yo, con palomitas en mano, pensando: «¿Cómo se desarrollará esta trama?»
Aquel fatídico día, Rodríguez debía aterrizar en Madrid, y desde ese momento, el caos estaba asegurado. Álvarez se enfrentó a preguntas difíciles, y sus respuestas eran tan desconcertantes como un final de película que deja más dudas que certezas. ¿Sabía él de la llegada de Rodríguez? Sorprendentemente, no.
La defensa de Álvarez: «No sabía nada sobre el vuelo»
Mientras Álvarez estaba bajo el escrutinio, afirmaba una y otra vez que no tenía idea de quién era Delcy Rodríguez, que no había recibido ninguna notificación sobre el vuelo y que, en definitiva, la responsabilidad del control de fronteras recaía en las autoridades competentes. En sus propias palabras: «Aena no dio ninguna autorización porque desconocemos quién viene en los aviones y qué personas van a recibirlas». Me imagino a los senadores en la sala preguntándose si había estado viendo demasiadas películas de espías.
Imagina que uno de tus amigos te dice: «Mira, fui a una fiesta, pero no conocía a nadie allí». ¿Pero cómo? ¿Estás seguro de que no conocías a un solo invitado? Esa especie de desconocimiento llamó la atención y provocó risitas nerviosas en los presentes.
El tango de la gestión aeroportuaria y las responsabilidades
Álvarez fue, perdón por la expresión, muy claro en su desacuerdo con las acusaciones de negligencia. «No estuve allí, y nadie de mi equipo estuvo allí». Operativamente hablando, Aena gestiona las infraestructuras aeroportuarias, pero el control de fronteras y de aduanas, bien… eso ya es otro juego. Es como si te invitan a un torneo de fútbol, pero tú eres el que se encarga de vender las palomitas en la entrada. ¿Tienes idea de quién ganará el partido? No, ahí no entra tu responsabilidad.
Me recuerdo a mí mismo en un trabajo anterior, intentando justificar por qué algo salió mal. «¡No fue culpa mía! Solo estaba vendiendo café», decía, mientras los demás me miraban como si fuera un villano de película de superhéroes. Lo que está claro es que, en la vida, tenemos que rendir cuentas, aunque a veces la responsabilidad se desdibuja más que la trama de un mal guion.
“No sé, no he visto, no tengo ni idea”
Álvarez parecía ser ensombrecido por el velo del misterio cuando se le preguntó sobre las personas que acompañaron a Rodríguez y que la recibieron en el aeropuerto. «No hay ninguna persona de la plantilla de Aena que esa noche estuviera allí», repitió, como si tuviera una respuesta predeterminada en su cabeza.
El informe de la UCO conjunto reveló que Koldo García trasladó a los pasajeros a una zona pública del aeropuerto. Bueno, no para Álvarez. «Desconozco lo que sucedió aquella noche». Imaginen por un segundo a Koldo García, bañado en luces de neón mientras lleva hasta la salida a un grupo de individuos que decididamente no deberían estar allí. El drama se acumula.
El manto de la seguridad
Álvarez también hizo hincapié en que la seguridad pública es competencia de la Guardia Civil, no de Aena. Así que, cuando se le pregunta sobre accesos a áreas restringidas, ¡sorpresa! Otra vez él no tenía la respuesta. Me gusta pensar que en su mente estaba dudando entre qué tipo de café pedir o cuál sería su serie favorita para distracción.
Eso sí, Álvarez mencionó que las grabaciones de las cámaras de seguridad eran responsabilidad de Aena, pero, curiosamente, se defendió de cualquier sospecha de manipulación. «No me presionaron para borrar grabaciones», afirmaba, casi como en una escena de interrogatorio al estilo de «Cazafantasmas», donde se le pregunta: «¿Quién está intentando borrarlo todo?» Puede que el Senado tuviera una idea de lo que pasaba, pero tampoco tenía la respuesta.
La situación actual: reflexiones en el aire
Al final del día, ¿qué aprendimos de la declaración de Álvarez? Bueno, aquí es donde se vuelve interesante. En un mundo donde la responsabilidad es un enigma, y las preguntas parecen no tener fin, la situación en el aeropuerto de Barajas se convierte en un símbolo del desinterés, o quizás, del descontrol burocrático.
Además, en la conversación se introducen otros aspectos, como la gestión de aeropuertos durante la pandemia y la posible rescate de Air Europa, aunque Álvarez afirma no tener opinión sobre el rescate de la aerolínea. Es como ponerle a un gato un gorro de fiesta y esperar que empiece a bailar.
Reflexiones finales
Al final del día, aunque la declaración de José Antonio Álvarez puede carecer de respuestas contundentes, resuena en muchos aspectos de la vida moderna. La burocracia, la política, la responsabilidad… todas son piezas que no siempre encajan en una imagen completa.
Tal vez es un toque de humor lograr ver en todo esto una reflexión sobre las complejidades de nuestras vidas, donde muchas veces la respuesta es, irónicamente, «no lo sé». La próxima vez que te enfrentes a una situación complicada, recuerda a Álvarez: a veces, no tener idea de lo que está pasando es la respuesta más honesta que puedes dar. Después de todo, ¿quién puede realmente saber lo que sucede a las 1:30 de la mañana en un aeropuerto?
Para concluir
El caso de Delcy Rodríguez y su aterrizaje en Barajas nos lleva a un laberinto de complicaciones y desconciertos, y a medida que la política trata de esclarecer las cosas, el Cielo –o el mismo Álvarez- parece arrojar sombras sobre un asunto que, a simple vista, debería ser claro. Lo que queda evidente es que hay más en el aire que un simple aterrizaje.
Así que, querido lector, la próxima vez que te enfrentes a una pregunta difícil, recuerda siempre que a veces no saber nada es más seguro que saber demasiado. ¡Salud!
Espero que este artículo te brinde una visión completa del caso del ex director del aeropuerto de Barajas, José Antonio Álvarez, y la llegada de Delcy Rodríguez. Al fin y al cabo, esto es casi como un guion de Hollywood esperando a ser filmado.