¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo la sociedad moldea nuestras percepciones y comportamientos en cuanto a género? Resulta que hay un mundo detrás de nuestros hábitos cotidianos que, en muchas ocasiones, ni siquiera imaginamos. Hoy quiero compartirte una experiencia reveladora que viví en un taller organizado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), bajo el nombre de Men in Movement. Se trata de una experiencia que toca fibras más profundas, relacionadas con la dinámica de poder, el acoso y el cuestionamiento de nuestras propias masculinidades y feminidades.

Un viaje hacia la incomodidad

Llega un día en que decidí atreverme a explorar el lado menos cómodo de lo que significa ser un hombre en la sociedad actual. Conocí a Olivier Malcor, un formador con 25 años de experiencia, que utiliza el teatro del oprimido para explorar y cuestionar los roles de género. Inicialmente, la idea de un taller de este tipo podría parecer intimidante, y, seamos honestos, un poco ridícula. ¿Qué podría aprender yo de jugar a ser alguien más en un espacio donde la incomodidad reina? Pero después de ese primer momento de duda, me dejó muy curioso.

Al entrar en la sala, me vi rodeado de un grupo ecléctico de personas: hombres y mujeres cis y trans, personas no binarias, jóvenes y adultos. Realmente, se notaba una combinación de nerviosismo y emoción en el ambiente. La premisa del taller era sencilla, pero potente: desconstruir y explorar los roles de género a través de la actuación. ¿Te imaginas lo que es tener que poner en jaque tus propias creencias y comportamientos? A mí me pareció como un cóctel explosivo, pero a la vez emocionante.

La experiencia del acoso en primera persona

Olivier comenzó pidiéndonos que formáramos un círculo y nos relajáramos. Después de unos ejercicios iniciales de movimiento y saludo que definieron lo que percibimos como típicamente masculino y femenino, nos llevó a una experiencia más intensa: un juego de rol sobre el acoso.

Ahora, quien te cuenta esto no es alguien ajeno al tema del acoso, pero nunca lo había vivido en primera persona desde esa perspectiva. En la representación, un hombre (alguien más joven que yo, pero a quien admiraba por su valentía) fue colocado en el centro, mientras un grupo de mujeres se acercaba, creando un corro. Aunque sabíamos que era una actuación, la tensión era palpable. El proceso de convertirse en el «acosador» fue surrealista, y las palabras que lanzábamos se sentían como flechas; el ambiente se volvió amenazante.

«¿De verdad es así como se siente alguien que está siendo acosado?», pensé en ese momento, sintiendo una mezcla de incomodidad y empatía. La actuación dio paso a risas nerviosas y comentarios acerca de lo «intenso» que había sido. Aunque aquí, cabe mencionar que el 44% de los hombres creen que las políticas de igualdad han ido demasiado lejos y piensan que son ellos quienes están siendo discriminados. Paradójico, ¿no crees?

Interrogando a los estereotipos de género

Olivier sigue instándonos a profundizar en el tema. Recuerdo claramente una frase que se quedó grabada en mi mente: «Vamos a ser un poco más incómodos todavía». Y vaya que lo fuimos. Mientras pasábamos por diferentes dinámicas, empezó a surgir un patrón: hombres interpretando a hombres de manera ruda, mientras que los que actuaban como mujeres eran más suaves, juguetones e incluso frágiles.

Un momento especialmente revelador fue cuando uno de los participantes se quejó de su propia representación. «¿Por qué tengo que volverme ‘afeminado’ cuando interpreto a una mujer?», se preguntó visiblemente confundido. La respuesta es algo que muchos de nosotros debemos meditar: ¿por qué hay una necesidad de encasillar a las personas en roles binarios tan estrechos? A veces, nuestra percepción nos lleva a comportarnos de una manera muy lejana a la autenticidad.

La visión de Olivier sobre esto fue reveladora. «Estamos performando el género», explicó. «Estamos reflejando actitudes sociales más que simplemente imitar lo que es ser hombre o mujer.» Entonces, ¿no sería más interesante desdibujar esos límites que nos dividen?

Representaciones que interpelan

Mientras me encontraba inmerso en las dinámicas, se dieron representaciones sorprendentes que indagaban en situaciones de poder y vulnerabilidad. Un grupo decidió interpretar a un hombre pidiendo ayuda mientras una mujer estaba en el suelo, inconsciente. Era una representación escabrosa que dejaba en claro la interseccionalidad de la opresión: todos están en ocasiones atrapados en roles dañinos.

Al final del taller, los demás comenzaron a reflexionar sobre lo que habían vivido. En nuestras intervenciones espontáneas, se empezó a pensar en soluciones hacia el acoso y la violencia de género. Era casi surrealista escuchar a una joven no binaria nombrar cómo grabar discursos de apoyo podía ser una herramienta para cambiar la narrativa. Eso es lo que más necesita nuestra sociedad: más empatía y menos juicio.

Hacia un cambio positivo

El taller concluyó con una nota esperanzadora. ¿Eso significa que vamos a salir de allí y cambiar el mundo de inmediato? Bueno, no exactamente. Pero al menos el primer paso lo habíamos dado: cuestionarnos y comprender que hay una historia detrás de cada uno de nosotros, una narrativa de luchas y expectativas sociales que son a menudo silenciadas.

Comprendí que dejar de lado la masculinidad tóxica y construir un enfoque más amable y equitativo hacia la vida es posible, aunque a veces parezca casi utópico. Participantes como Sara, una joven no binaria de 33 años, recordaron que debemos ser partícipes de un cambio. «Me voy con más fe y esperanza», concluyó con una sonrisa.

Es fascinante cómo una intervención tan simple como jugar a interpretar roles puede abrir conversaciones tan profundas. Así que, ¿qué hay de ti? ¿Te atreverías a cuestionar los pensamientos y actitudes que has heredado? El primer paso comienza con dudar de lo que crees saber.

Entonces, la próxima vez que te encuentres en una situación que te parezca incómoda, date un momento para reflexionar. Quizás, el verdadero cambio reside en salir de nuestra zona de confort e invitar a otros a hacer lo mismo. ¿No te haría más feliz ser parte de un mundo donde todos nos entendamos un poco mejor?

Conclusión

En resumen, participar en un taller como Men in Movement es más que un simple ejercicio; es un viaje hacia el autoconocimiento y la empatía. Te invito a sumergirte y explorar cómo puedes contribuir a romper estereotipos y fomentar un entorno más inclusivo. Porque al final del día, el verdadero cambio comienza contigo, conmigo y con cada uno de nosotros dispuesto a desmantelar las estructuras que nos limitan.


Aventúrate a hacer el cambio. ¿Estás listo para cuestionar tu propio rol en este complejo juego?