El fútbol, como la vida misma, está lleno de giros inesperados y momentos inesperadamente brillantes, y el partido entre el Real Madrid y el Girona estuvo adornado con ambos. Así que, siéntate, relájate y acompáñame en esta travesía a través del verdor del césped del Santiago Bernabéu, donde las emociones surgen y los goles iluminan todo lo que podría haberse conectado, desde la magia de Modric hasta los desafíos del arbitraje que han estado en la mente de todos.
Un inicio emocionante: el pulso se siente en el aire
Cuando llegué al Bernabéu ese día, la atmósfera era electrizante. Había un aire de expectación en el estadio, casi como si los aficionados fueran volcanes a punto de entrar en erupción. La afición merengue, armada con pancartas y cánticos, ya había comenzado su cántico tradicional de protesta: «¡Corrupción en la Federación!». ¡Qué originalidad! (ya te imaginarás cómo terminó eso más tarde en el partido).
El Real Madrid necesitaba urgentemente una victoria después de tres encuentros difíciles. Así que, ¿quién mejor para liderar a los galácticos que su infalible capitán, Luka Modric? A sus 39 años, el croata no ha perdido ni una pizca de magia. Recuerdo cuando veía a Modric en el Mundial de Rusia 2018, llevando a su país a la gloria. Hoy, en el Bernabéu, lo vi hacer lo mismo —o al menos, intentarlo— mientras el Girona se perfilaba como un enemigo formidable.
El despertar del genio: Luka Modric
Y entonces llegó el momento, ese instante que todos esperábamos. En el minuto 41, algo hizo «clic». Luka Modric, con su inconfundible control de pecho y una elegancia casi poética, se marchó de dos rivales y sacó un disparo desde la frontal. ¡Gol! Un gol que llegó após un año sin ver su nombre en el acta en su casa. Y así, «La Leyenda» volvió a demostrar que, aunque los años pasen, los genios nunca se apagan.
Me hizo recordar cómo un anciano amigo mío, que siempre decía, «Los años te dan sabiduría, pero la sabiduría puede no llevarte a hacer una chilena como si fueras un chaval». ¡Y aquí estaba Modric, desafiando al tiempo y a la lógica!
El espectáculo continúa: la llegada de Mbappé
Claro, mientras los corazones de los aficionados latían al unísono después del gol de Modric, el nuevo fichaje estrella, Kylian Mbappé, entró en acción. Aunque no logró marcar, su presencia sobre el campo es siempre amenazante. Sin embargo, lo cierto es que el francés falló algunas ocasiones claras, incluyendo un mano a mano que, francamente, me hizo preguntarme: ¿dónde está la varita mágica de los días de gloria?
Sin embargo, vale la pena recordar que incluso los mejores tienen días de pago, y lo que verdaderamente importa es que sigue contribuyendo al juego del Madrid.
El Bernabéu, un fortín… ¿o un parque de protesta?
A medida que el partido avanzaba, la tensión en la grada creció. Cada decisión del árbitro, Guillermo Cuadra Fernández, era observada con atención por los aficionados, que estaban listos para volverse locos ante cualquier posible error. A partir del minuto 12, los cánticos de protesta no cesaron. Era una mezcla entre un partido de fútbol y una reunión de un club de quejas. ¿Era esta realmente la nueva dinámica que queríamos en nuestros días de juego?
Si te soy sincero, por momentos pensé que el ambiente era más adecuado para un mitin político que para una etapa de LaLiga. Aun así, el respaldo al equipo fue indiscutible. Cada acción en el campo, cada pase, cada taconazo, eran regalados ovaciones, y no podemos olvidar el apoyo jubilososlos jóvenes que empezaban a aflojar sus voces.
El final del primer acto: un giro de emociones
La primera mitad terminó 1-0 para el Real Madrid, y el Girona, como un gato astuto, seguía agazapado, esperando a que el Madrid subestimara su capacidad. Sinceramente, en el vestidor, ¿qué pensarían los jugadores del Girona? ¿Estarían con el «esto no se ha terminado» en la cabeza, o simplemente soñando con cómo derribar a su oponente?
Pero, como bien sabemos, en el fútbol, las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos. La segunda mitad llegó con un aire de expectación, pero el juego se volvió un poco más estático. El Real Madrid no lograba terminar de poner el clavo en el ataúd del Girona. Eran como esos amigos que nunca llegan a salir de casa a tiempo, siempre discutiendo qué ropa llevar.
Vinicius y su hora de la verdad
Momentos cruciales por venir. En el minuto 83, después de ir y venir a través de varias ocasiones desaprovechadas, Vinicius Junior encontró el gol que aseguraría la victoria del Madrid. Después de una brillante jugada en combinación con Mbappé, el brasileño llevó la tranquilidad a los corazones de los aficionados merengues. Gol, 2-0, y un respiro para los que llevábamos caja de tranquilizantes encima.
¿Puede ser que, a veces, el fútbol funcione como un reloj suizo? La regularidad te puede dejar en espera; pero cuando llega tu hora, el resultado puede ser fabuloso, como lo fue para Vinicius esa tarde. A veces, la vida del delantero puede ser agotadora, pero en esos instantes, el eco de la victoria resuena como un grito de libertad.
Reflexiones finales y mirando hacia el futuro
Cuando el árbitro pitó el final del partido, una oleada de jubilo recorrió el Bernabéu. El Real Madrid se llevó los tres puntos y, aunque por momentos se sintió más en una tormenta de controversias que en un partido de fútbol, lo que importa es que lograron una victoria que catapultó sus esperanzas en la lucha por La Liga.
La próxima parada será crucial: las semifinales de Copa contra la Real Sociedad. ¿Podrá el Madrid mantener esta buena racha? ¿Podrá Modric seguir brillando o se sentirá el desgaste del tiempo? Solo el futuro dirá, pero una cosa es cierta: el fútbol, esa pasión que mueve multitudes, seguirá brindándonos emociones, risas y, en ocasiones, desilusión. Pero, ¡vaya espectáculo que nos regala!
Así que, como buenos aficionados, mantengamos la fe y el entusiasmo, y no olvidemos que, al final del día, el fútbol, al igual que la vida, se disfruta mejor lleno de emociones, recuerdos y, con un poco de suerte, grandes victorias.