¿Quién diría que un par de copas de vino o un cóctel bien servido en una terraza podrían desatar un conflicto intergeneracional? Y sin embargo, aquí estamos. El consumo de alcohol en España está pasando por una transformación bastante significativa, y las raíces de esta evolución son más complejas de lo que parece. Así que, acompáñame en este viaje a través de las razones detrás de esta metamorfosis y cómo afecta a las diferentes generaciones.
El precio de la copa: ¿es razonable o es un atraco?
La primera pregunta que debemos abordar es: ¿es razonable pagar 14 euros por una copa? Eso es lo que Bosco Torremocha, director ejecutivo de Espirituosos España, preguntó en una reciente entrevista. Y aquí es donde comenzamos a notar las grietas en la relación entre productores y hosteleros. Torremocha, en un momento de sinceridad, nos lanzó esta inquietante reflexión, y no puedo evitar recordar mis propias experiencias al respecto.
Imagínate esta escena: una noche de verano en Madrid, el bullicio de los bares, las risas y, claro, las camareras que nos miran como si tuviéramos un cartel de ‘turista despilfarrador’. “Una copa de gin-tonic, por favor”, pido ansioso, solo para que la cifra de la cuenta me deje paralizado: 14 euros, y no, no incluía una gema preciosa en el fondo del vaso.
Este aumento considerable en el precio de las bebidas se ha convertido en una de las principales preocupaciones tanto para los consumidores como para la industria. Según los datos del Ministerio de Sanidad, el consumo ocasional de alcohol se mantiene estable, pero el consumo intensivo ha disminuido. No es sorprendente, ¿verdad? Con precios así, cada brindis se convierte en una decisión estratégica: «¿Realmente necesito esa segunda copa?»
El impacto del mercado en la hostelería y los espirituosos
A medida que avanzamos en este análisis, queda claro que la hostelería y los productores de bebida están en una especie de danza incómoda. El canal hostelero, que representa un 60% de las ventas de bebidas alcohólicas, ha visto un aumento del 21% en sus ingresos, mientras que las empresas de Espirituosos España continúan luchando para recuperarse del declive de 2023, donde sus ventas cayeron un 6%.
¿Y qué se puede concluir de esto? La hostelería parece estar en una curva ascendente, mientras que el sector de los espirituosos se siente como un niño en un parque de atracciones, pero con un exceso de adrenalina y la sensación de que la montaña rusa podría caer en cualquier momento.
Un problema de estrategia y alineación
La pregunta que todos nos hacemos es: ¿hasta dónde se puede estirar esta relación? La realidad es que los productores quieren crear una experiencia alcohólica digna, mientras que los hosteleros están más que felices de recibir ingresos elevados por cada bebida que venden. Sin embargo, el aumento en el precio de las bebidas podría asustar a la base de clientes más jóvenes que, en lugar de apegarse a una copa de 14 euros, prefieren el “uy, tengo que ahorrar para el alquiler”.
Esto crea un conflicto evidente. Mientras que las marcas de bebidas intentan atraer a edades más altas y consumos intensivos -una estrategia evidente dada la creciente esperanza de vida-, los bares y restaurantes necesitan mantener a sus clientes habituales, incluidos los jóvenes que tal vez buscan opciones más económicas.
De aquí se despliega otro dilema: ¿deberían los bares bajar los precios para atraer a los jóvenes o deberían mantener estos precios elevados y confiar en la rentabilidad de los consumidores de más edad? Una verdadera rosca de problemas, ¿no crees?
Los jóvenes de ahora: menos alcohol, más conciencia
Entonces, hablemos de los jóvenes de hoy. En una época en la que muchos de nosotros recordamos grandes noches de fiesta y copas a raudales, cada vez más millennials y generaciones Z están optando por un consumo de alcohol más responsable. Según la encuesta EDADES 2024, el 14,7% de la población admitió haberse emborrachado el año pasado, frente al 16,7% en 2022.
La razón detrás de esto es tan variada como fascinante. Desde una mayor conciencia sobre la salud hasta la obsesión por una estética impecable y el impulso hacia un estilo de vida más «healthy», los jóvenes están reformulando su relación con estas bebidas. ¿Cómo se traduce eso en la vida cotidiana?
Recordando mis días de universidad, había algo increíblemente atractivo en una buena fiesta. Pero, ¿qué sucede cuando la fiesta se convierte en una serie de copas que no puedes recordar al día siguiente? La inmediatez del “temor a perder un día” se ha transformado en un concepto más crítico entre las nuevas generaciones.
Además, la pandemia trajo consigo un distanciamiento social que solo se ha intensificado, afectando nuestra forma de socializar. La idea de un “botellón” parece desvanecerse, y el foco se ha desplazado a experiencias más significativas -como beber un cóctel artesano mientras se charla con amigos.
La evolución de los cócteles y la cultura de la bebida
Hablando de cócteles, ¡no podemos ignorar su resurgimiento! España ha dejado de ser conocida solo como el paraíso del botellón y se está convirtiendo en un lugar donde cada cóctel tiene una historia. Con un costo que a menudo roza el lujo, cada bebida se elabora cuidadosamente, lo que corresponde con el adagio: “Lo bueno cuesta”. Sin embargo, todas las historias de cócteles del mundo no harán que 14 euros parezcan más razonables para un joven que vive con la preocupación del alquiler.
Las marcas se han dado cuenta de esta nueva tendencia y han adaptado sus estrategias para atraer a un público más maduro. Pero, ¿es esto suficiente para sostener el negocio a largo plazo? Aunque los cócteles suben en popularidad, las bajadas en el consumo de alcohol entre los jóvenes hacen que cada empresa se pregunte si están construyendo hacia un éxito sostenido o simplemente hacia un escalón efímero.
La pirámide demográfica del consumo
El dilema se hace evidente una vez más cuando hablamos de la pirámide demográfica del consumo. Las estrategias del sector están tratando de cambiar sus tácticas hacia un público más maduro, pero lo que hemos aprendido es que esta estrategia puede ser una carta de doble filo a largo plazo. Mientras que el enfoque en generaciones mayores puede redituar cortos y medianos aumentos de ventas, depende de las nuevas generaciones adaptarse y entrar en el juego.
Cuando los precios de las bebidas se estabilizan (o hasta aumentan), puede que haya un efecto negativo en la construcción de la base del futuro consumidor. En un país como España, donde la fiesta y la sociabilidad están tan integradas en nuestra cultura, es preocupante pensar que cualquier transformación drástica en la forma en que bebemos podría ser el principio del fin de nuestra cultura de vida nocturna.
Reflexiones finales: hacia dónde vamos
Ahora la pregunta es: ¿hacia dónde vamos desde aquí? La transformación del consumo de alcohol en España está lejos de ser una crisis, pero no podemos ignorar su evolución. Las empresas deben adaptarse a este nuevo paisaje y reconocer que el futuro no se trata solo de vender bebidas #conclass a precios altos. Necesitan estrategias integradas que sean inclusivas, innovadoras y conscientes de las dinámicas cambiantes entre generaciones.
Así que, la próxima vez que pidas tu bebida favorita, piensa un poco más allá de la copa. Hay un sinfín de historias que se entrelazan en cada sorbo. ¿Sabrías apreciar el viaje de tu bebida antes de saborearla?
En resumen, mientras el mundo del alcohol se reinventa, nosotros como consumidores también debemos reflexionar. Después de todo, consumimos en un contexto social y personal que está en constante cambio, y tenemos el poder de decidir qué papel juega el alcohol en nuestra vida. ¿Estás listo para ser parte de esa conversación?