La política nunca ha sido fácil y, en el caso del PNV, parece que siempre hay un nuevo cónclave en el horizonte. De hecho, el 29 y 30 de marzo se llevará a cabo una Asamblea Nacional en Donostia que promete renovar la dirección del Euzkadi Buru Batzar (EBB) y traer consigo un soplo de aire fresco a una organización que ha sentido el desgaste electoral en los últimos años. Pero, ¿qué está realmente en juego aquí?

Un proceso de renovación en la penumbra

La pregunta que recorre los pasillos del partido es si Andoni Ortuzar seguirá al mando. Ha estado al frente desde 2013 y, aunque ha demostrado ser un líder hábil, el cambio parece ser la única constante en el mundo político. Mientras Ortuzar esquiva preguntas sobre su continuidad—un poco como cuando intentas evitar un tema incómodo en una cena familiar—las bases parecen estar listas para la transformación. “Las bases ponen los nombres”, dice Ortuzar, como si eso fuera suficiente para callar las especulaciones. Pero, ¿realmente las bases están tan involucradas como él dice?

La respuesta la conoceremos en la primera vuelta de las votaciones, del 20 de enero al 2 de febrero, donde los afiliados podrán proponer nombres en los batzokis (na, no es un nuevo tipo de sushi, en realidad son las sedes locales del PNV). Es un proceso intrincado que podría hacer que incluso el más dedicado político se rasque la cabeza. Sin embargo, hay algo emocionante en este proceso: la posibilidad de un liderazgo fresco que revitalice el partido.

Huellas del pasado y miradas al futuro

Si hacemos un poco de historia, nos daremos cuenta de que el PNV no es ajeno al cambio ni a las crisis internas. Recuerdo una conversación con un amigo que es un ferviente seguidor del partido. Me contaba cómo el PNV fue fundamental en la reconstrucción de la identidad vasca tras la dictadura. Lo que no podía imaginar en esos momentos de expectación era que el mismo partido enfrentaría desafíos similares una y otra vez.

La historia reciente del PNV se ha visto marcada por disputas internas y cambios de liderazgo. Después de la salida de Iñigo Urkullu como lehendakari, muchos se preguntan si Ortuzar será capaz de guiar al partido hacia aguas menos turbulentas. Hasta ahora, parece que la única constante es el cambio. En este contexto, el reseteo interno que se ha propuesto podría asemejarse al primer congreso tras la dictadura en 1977. Fuera de la metáfora, el PNV no solo busca sobrevivir, sino también ofrecer una dirección clara en tiempos inciertos.

La importancia de un enfoque participativo

En palabras del propio partido, el reseteo incluirá cinco ponencias políticas claves que discutirán temas desde la justicia social hasta la sostenibilidad y la relación del partido con la ciudadanía vasca. Esto me hace pensar ¿realmente se puede construir un futuro sin incluir las voces de quienes lo habitan? En un mundo donde a menudo escuchamos la frase “no hay nada más potente que una comunidad unida”, la participación activa de las bases es crucial. Por eso, los borradores de estas ponencias serán elaborados de manera participativa entre los afiliados, lo que seguramente traerá a la mesa una amplia gama de perspectivas.

Imaginemos un grupo de alderdikides (miembros del partido) en plena discusión. Alguien lanza una idea brillante, otro se opone vehementemente y, de pronto, el ambiente se transforma en una mezcla de risas y acaloradas discusiones. Este tipo de dinámicas son las que enriquecen el proceso político y pueden llevar a soluciones innovadoras, siempre y cuando las opiniones fluyan como un buen vino en una buena cena.

Qué significa realmente este congreso para Euskadi

El escenario que nos presenta el PNV es crucial, no solo para el partido, sino también para la política en Euskadi en general. La elección de nuevos líderes tendrá repercusiones en aspectos como la relación con el Gobierno español y los sentimientos de identidad cultural que tanto marcan la vida política en la región. Si bien la política a menudo se siente ajena o alejada de nuestras vidas diarias, tiene un impacto real en cómo nos relacionamos con nuestro entorno.

Me acuerdo de mi abuelo, alguien que tuvo que huir de su hogar durante la Guerra Civil. Siempre me decía: “la política es como el agua: si no está limpia, no puedes vivir bien”. Así que, al mirar a un futuro que marca un cambio en el liderazgo, es inevitable cuestionarse la calidad del “agua” que se presentará ante la sociedad vasca.

Consecuencias para la región y el propio partido

El nuevo liderazgo tiene el potencial de revitalizar la imagen del PNV y reactivar el interés de las bases, principalmente si se incluyen cambios relevantes que resuenen con el electorado actual. Tokio, Nueva York, Londres… todas esas ciudades modernas tienen algo en común: liderazgos que conectan con sus ciudadanos. ¿Podrá el PNV replicar esa conexión en Euskadi?

Además, otro aspecto que nos debería preocupar es el futuro de las direcciones regionales. La posibilidad de que las cinco territoriales del PNV decidan activar su propio proceso de renovación también podría resultar en un puzzle donde no todas las piezas encajan. En Bizkaia, donde la oposición interna ha empezado a adquirir forma, podría haber más cambios en el horizonte.

Los desafíos en el camino hacia la asamblea

Con una estructura tan compleja y una diversidad de opiniones, el desafío para el PNV no solo radica en encontrar un liderazgo adecuado, sino también en gestionar las expectativas de distintas facciones dentro del partido. ¿Lograrán nuestros amigos del PNV construir un canal de diálogo efectivo que impida que se acumulen las diferencias?

La verdad es que, a veces, la política se asemeja a una partida de ajedrez. Tienes que pensar varios movimientos ahead, anticipando las jugadas de tus oponentes y gestionando tus propias piezas con sutileza. Hay días en los que te sientes un gran maestro y otros en los que simplemente te das cuenta de que has perdido un peón en un movimiento catastrófico. ¿Cuántas veces en nuestras vidas nos hemos encontrado en la misma situación?

Mirando hacia el futuro: ¿qué podemos esperar?

A medida que nos acercamos a la asamblea de marzo, es normal experimentar un cóctel de ansiedad y emoción. Las decisiones que tomen ahora tendrán un impacto resonante. Por eso, mientras Ortuzar sigue el juego de la política suave, es fundamental que el PNV cree un entorno donde el debate abierto y constructivo sea la norma, no la excepción. Al final del día, el objetivo debe ser siempre el bienestar de cada ciudadano vasco.

La voz del ciudadano: un reto constante

En la búsqueda de este nuevo liderazgo, también es esencial no olvidar la voz del ciudadano. Las ponencias políticas, discutidas y aprobadas con la participación activa de los afiliados, deben ir acompañadas por un diálogo más amplio con la sociedad civil. Si queremos que la nueva dirección realmente refleje lo que ansía el pueblo vasco, entonces debemos reducir la distancia entre “los de arriba” y “los de abajo”.

En este sentido, me gustaría dejarte un mensaje: si tienes la oportunidad de participar en alguna de estas discusiones o asambleas, ¡hazlo! Porque al final, cada voz cuenta, y quién sabe, quizás tu opinión inspire la próxima gran revolución política en Euskadi.

Reflexiones finales

La asamblea de marzo está a la vuelta de la esquina, y con ello, el futuro del PNV parece estar en juego. ¿Logrará el partido salir fortalecido de este proceso? ¿O será un simple retoque superficial a un sistema que necesita una transformación real? Solo el tiempo lo dirá. En un mundo donde el cambio es la única constante, parece que la clave para un futuro exitoso radica en una participación activa y honesta, así como en la capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos.

Así que ahí lo tienes, un panorama refrescante sobre lo que se cuece en el PNV. Ahora que ya lo sabes, invita a unos amigos a charlar sobre ello; después de todo, la política también puede ser un tema divertido. Recuerda, no estamos solo a las puertas de una asamblea, sino en medio de un tornado de ideas, esperanzas y, quizás, algunas risas. ¡Salud por el futuro de Euskadi! 🍻