La vida en el mundo del teatro puede ser tan impresionante como frágil. A veces, la tristeza y la emoción se dan la mano en un escenario donde la pasión es tan palpable que silencia los ruidos del mundo exterior. Esto es exactamente lo que ha sucedido recientemente con Núria Espert, la icónica actriz española de 89 años que, lamentablemente, no podrá subirse a las tablas en la obra “Todos pájaros” de Wajdi Mouawad el próximo 5 de diciembre. Así que, si esperabas escuchar su voz resonando en el Teatro de los Canal de Madrid, necesitarás tener un poco de paciencia… o cambiar tus planes.

Un inesperado desvío en su carrera

Todo comenzó con un malestar inesperado durante los ensayos que hizo que Núria se retirara de la producción. Me imagino que, al recibir la noticia, su corazón debe haber tenido un pequeño corte que resonó como el cañón de un trombón desafinado. Pero, ¿quién puede culpar a Núria? A esta altura de su vida, 89 años son un montón de historias, risas, y seguro que también muchas caídas (aunque estoy convencido de que siempre se levanta como una auténtica diva).

La producción ha indicado que el malestar de Espert, que se ha descrito como un problema de vértigos, no reviste gravedad. Aun así, es comprensible que una artista de su magnitud se preocupe por la posibilidad de no estar al 100% en una producción que durará más de un mes, incluyendo una extensa gira por España. En su lugar, entra Vicky Peña, que también tiene una carrera impresionante a sus espaldas. Hablar de Vicky es como abrir un buen vino, hay mucho que apreciar. Después de todo, recientemente compartió escenario con Núria en “La isla del aire”, así que, al menos, será un cambio de actriz y no de estilo.

La grandeza escénica de Núria Espert

Como si hablara de una deidad del teatro, es importante recordar que Núria Espert no es una actriz cualquiera. Estamos hablando de una figura monumental con cerca de 200 condecoraciones, entre las que se cuentan el Premio Nacional de Teatro, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, y el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Estoy seguro de que si hubiera premios al ‘mejor uso de pañuelos en el escenario’, también habría ganado unos cuántos.

Su más reciente galardón fue un honoris causa otorgado en marzo por la Royal Central School of Speech and Drama en Londres. ¿Te imaginas la emoción de recibir un reconocimiento de tan alto calibre después de 70 años de dedicación al arte? Y eso que estamos hablando de una artista que se subió al escenario por primera vez a los 13 años. Esa es una vida dedicada a dar vida a personajes, a emocionar y hacer sentir a las audiencias, un gran legado sin lugar a dudas.

La obra que no será

Todos pájaros”, la obra que se verá afectada por la salida de Núria, tiene una trama interesante que podría dejar a cualquier poeta doliéndose en su esquina. La obra de Wajdi Mouawad está inspirada en una leyenda persa sobre un pájaro anfibio que sueña con nadar con los peces. Habría sido un trabajo fascinante para ver a Núria encarnar esta idea tan compleja. ¿A quién no le gustaría ver cómo una artista como ella hace sentir a un público que una ave con branquias puede ser una metáfora de la lucha contra las adversidades del mundo actual?

La obra plantea cuestiones sobre la identidad, la cultura, y la complejidad de las relaciones humanas en medio del conflicto entre Israel y Palestina. En este escenario, la historia sobre un científico en coma y su amada se vuelve un reflejo de nuestras propias luchas y esperanzas. Una parte de mí se pregunta: ¿habría impactado la actuación de Núria de una manera que quizás la nueva actriz con su propio estilo no pueda capturar? Pero al mismo tiempo, estoy emocionado por ver cómo Vicky hará suyas estas complejidades.

Mouawad, un dramaturgo que no se ha rehuido al controversial tema político, logra amarrar estas narrativas en un entorno que me recordó un poco a aquellos viejos programas de televisión que solía mirar, donde todo parecía enredado y complicado, pero lo que siempre deseabas era que todo acabara bien. Quién sabe, quizás habrá un giro satisfactorio.

Un legado incuestionable

A pesar de que Núria ocasionalmente se enfrenta a descartes y cambios en su carrera, su legado sigue siendo incuestionable. En una entrevista reciente con EL PAÍS, ella afirmó que no tiene planes de retirarse. Le aplaudiría si no estuviera tan ocupado buscando nuevos destinos para mis próximas vacaciones. Pero la pasión que ella tiene por el teatro es innegable, lo cual es un recordatorio constante de que el amor verdadero por lo que haces no tiene fecha de caducidad.

Cuando pienso en lo que ha logrado, no puedo evitar recordar mis propias experiencias en el mundo de la actuación (¡Lo sé! Como si tuviera alguna). Se siente como un universo paralelo donde, aunque nunca haya llegado a ser la cabeza de cartel de una producción, las pequeñas experiencias sobre el escenario son recuerdos que nunca se desvanecerán. Desde la adrenalina de un ensayo hasta la calma tensa antes de una función, esos momentos son los que alimentan nuestra pasión. Quizás todos merecemos tener un poco de esa energía de Núria en nuestras vidas, ¿verdad?

Vértigos y vitalidad

Los vértigos pueden ser aterradores, así como la vida misma a veces. A menudo, nos enfrentamos a desafíos que parecen amenazar nuestra altura, pero el hecho de que Núria no haya caído en la desesperación y continúe disfrutando del arte muestra la fortaleza que lleva dentro. La vida siempre tiene sus giros inesperados – ya sea en el escenario o fuera de él, donde incluso los más grandes pueden experimentar momentos de debilidad.

Me gustaría pensar que su valentía y dedicación servirán de inspiración para todos nosotros, así sea solo para recordar que en algún punto, aunque nos caigamos, podemos levantarnos con elegancia. Debemos enfrentarnos a la adversidad, convirtiéndonos en un “pájaro” que puede aprender a nadar. Porque después de todo, todos nosotros en este viaje llamado vida estamos, de alguna manera, tratando de encontrar nuestro propio camino.

Mirando hacia el futuro

La producción de «Todos pájaros» promete ser un hito en la escena teatral. Sin embargo, este cambio inesperado nos hace reflexionar sobre cuán frágil es la vida y cuán importantes son los momentos que vivimos en tiempo presente. La vida puede ser una obra teatral no escrita, y lo que hace la actuación del momento inolvidable son aquellos sencillos pero poderosos detalles: una mirada, un gesto, una palabra nunca dicha.

Espert ha demostrado que, incluso al enfrentar el vertiginoso proceso de adaptación a los cambios propios de la edad, su espíritu creativo no se ha visto mermado. Y aunque se haya ido de esta producción, su huella está grabada en la historia del teatro.

Como espectadores, debemos no solo recordar su brillantez, sino también celebrar las nuevas generaciones que continúan dando vida al arte. Con la nueva interpretación de Vicky Peña y el resto del elenco lleno de talento, hay mucho que esperar.

Reflexión final

Entonces, la vida sigue su curso, y Núria tendrá más oportunidades para regresar a las tablas que la han visto brillar tan intensamente a lo largo de sus 70 años de carrera. La historia de su lucha es una hermosa recordatoria de que a veces no se trata de la caída, sino de cómo te levantas y continúas adelante.

¿Acompañarás a Núria en su próximo capítulo? Claro que sí. Pero por ahora, celebremos las presentaciones que vendrán y el arte que se seguirá creando. Y recuerda, si alguna vez sientes que te caes, nunca es demasiado tarde para aprender a nadar. 🐦💧