La reciente pérdida de Marisa Paredes, la célebre actriz española, ha dejado un vacío en el corazón de millones que han seguido su carrera a lo largo de las décadas. A sus 78 años, Paredes no solo nos dejó una impresionante filmografía que abarca más de 75 películas y 80 series, así como innumerables obras de teatro, sino también la esencia de su talento, elegancia y versatilidad. Aquí exploro su trayectoria, anécdotas entrañables y el legado que deja en el cine español, así como algunas reflexiones sobre su influencia en la industria.
Un recorrido por la carrera de Marisa Paredes
Si hay una frase que podría resumir la carrera de Marisa Paredes, sería la que utilizó una vez Pedro Almodóvar cuando la describió como una “mujer fuerte, ambivalente y muy humana”. Su capacidad para interpretar personajes complejos y su elegancia innata en pantalla la convirtieron en una figura destacada no solo en España, sino también a nivel internacional.
Los inicios del viaje: Del teatro al cine
Recuerdo mi propia experiencia al descubrir el talento de Paredes, cuando era un joven curioso al que le fascinaba el cine. La vi por primera vez en su pequeño papel en “El mundo sigue” (1965), y aunque no era un papel protagónico, ya se iluminaba como una estrella que aún no había alcanzado su máximo esplendor. A menudo me preguntaba, ¿cómo sería para ella comenzar en un cine que apenas empezaba a abrirse camino en una España marcada por la posguerra?
En esa época, Marisa tenía apenas 20 años y la delicadeza de su actuación, aun en un papel breve, auguraba lo brillante que sería su carrera. Fernando Fernán Gómez, director de la película, retrató con maestría la desesperanza de la España de su tiempo, y Paredes fue parte de ello, aunque fuera en un papel que en aquel entonces parecía insignificante. ¡Quién diría que años más tarde sería parte fundamental del cine que todos admiraríamos!
La conexión con Almodóvar: De actriz a musa
Almodóvar, uno de los cineastas más influyentes de nuestra época, hizo de Paredes su musa en varias ocasiones. Recuerdo que cada vez que Paredes aparecía en una de sus películas como «Entre tinieblas» (1983), el cine se volvía un lienzo vibrante y loco donde las emociones y la risa se entrelazaban. En esta comedia disparatada, Paredes interpretó a una monja adicta que se refugia en un convento… ¿quién no se reiría de esa mezcla de locura y belleza?
Una de sus escenas memorables ocurre cuando ella, en un arrebato casi cómico, fragua el caos y la confusión con sus compañeras. Esos momentos en la pantalla siempre me recordaban que el cine puede ser una mezcla hermosa de dolor, risas y locura, algo que Paredes sabía manejar a la perfección.
De su primera colaboración en «Entre tinieblas», pasaron otros papeles inolvidables como el de Huma Rojo en «Todo sobre mi madre» (1999). La tragedia y el amor flotan por toda la película, pero su capacidad de actuar con una mezcla de vulnerabilidad y fuerza hizo que su personaje se quedara grabado en la memoria de muchos. La historia de un amor perdido que cruza caminos trágicos es un poderoso recordatorio de cómo el cine puede reflejar nuestra propia realidad.
La diversidad de sus papeles y su impacto internacional
Paredes no solo brilló bajo la dirección de Almodóvar; también dejó su impronta en películas sin igual a nivel internacional. Desde su participación en “La vida es bella” hasta “El espinazo del diablo” (2001), cada actuación fue una pieza de un rompecabezas llamado cine, donde sus personajes siempre estaban llenos de matices y profundidad. Una de sus actuaciones más memorables fue como la directora de un orfanato, donde mostraba la dualidad de ser una figura de autoridad y al mismo tiempo una mujer con sus propias luchas internas. ¿Cuántos de nosotros podemos identificarnos con esa complejidad?
Y no puedo evitar mencionar «La piel que habito» (2010), donde Paredes, aunque en un papel consideravelmente secundario, capturó la esencia de su personaje con tal maestría que su presencia dominó la pantalla. Su habilidad para convertirse en un apoyo constante para la trama central es simplemente asombrosa.
Anécdotas entrañables: Marisa Paredes detrás de las cámaras
Una de las cosas más fascinantes de Paredes fue su personalidad en el set. Cuenta una anécdota que durante el rodaje de «Tacones lejanos» (1991), hacía bromas sobre la fragilidad de las arrugas, a las que llamaba las «caricias del tiempo». Siempre tengo presente cómo ella recordaba que actuar es, en última instancia, una forma de vivir, y que las experiencias, tanto buenas como malas, son las que la habían hecho quien era.
Su risa, marcada por un carisma único, dejaba huella en cualquiera que trabajara con ella. Se dice que, en una ocasión, durante una escena de alto dramatismo, ella decidió romper la tensión haciendo un comentario sobre los brillos en las uñas de una de sus compañeras. Esto provocó risas y relajó el ambiente, y así, con un simple comentario, transformó un momento de tensión en uno de complicidad y alegría.
El legado que deja Marisa Paredes
Al mirar hacia atrás en la vida de Marisa Paredes, uno no puede evitar reflexionar sobre el impacto que ha tenido en generaciones de actores y directores. Su compromiso con el cine y su pasión por los personajes que interpretó son un ejemplo para todos. En un mundo del espectáculo donde a veces prima más la imagen que el talento, ella nunca perdió su esencia, sus raíces y su autenticidad.
Marisa Paredes no solo fue una actriz; fue una pionera en un cine que buscaba contar historias más profundas y complejas, donde las mujeres ocupaban un lugar central. Cada vez que una mujer aparece en la pantalla luchando por sus sueños o enfrentando grandes adversidades, es un eco de los papeles que Paredes popularizó.
Con su última obra en camino, “Emergency Exit” (2025), el mundo del cine espera ver cómo se cerrará esta puerta que ha mantenido abierta durante tanto tiempo. A lo largo de su carrera, Paredes mostró que la vida es un viaje lleno de caminos inesperados y que cada papel, cada historia, tiene el potencial de tocar la vida de los demás.
Reflexiones finales: ¿Qué nos enseñó Marisa Paredes?
Después de explorar el viaje de la legendaria Marisa Paredes, me doy cuenta de que el cine y todas las historias que nos brindó fueron, y seguirán siendo, un reflejo de nuestras propias luchas y triunfos. Es un recordatorio de lo que significa ser humano, con todas nuestras imperfecciones y pasiones.
Marisa nos enseñó que las historias bien contadas pueden hacer reír y llorar al mismo tiempo, y que detrás de cada personaje hay vidas que una vez existieron, batallas que vale la pena luchar y sueños que merece la pena alcanzar. Entonces, la pregunta queda en el aire: ¿no es eso lo que todos buscamos, una historia que resuene con nuestras experiencias más íntimas?
A medida que el cine español sigue creciendo y evolucionando, el legado de Marisa Paredes será, sin lugar a dudas, una fuente de inspiración para las próximas generaciones. Y así, aunque físicamente ya no esté con nosotros, su luz siempre brillará en cada fotograma, en cada risa y en cada lágrima que ha compartido con nosotros a través de su arte. Es un verdadero testimonio de cómo una vida dedicada a la pasión y al talento puede dejar una huella indeleble en el corazón de toda una nación y más allá.
Así despedimos a Marisa Paredes: no como una simple actriz, sino como un ícono y un símbolo de la belleza que el cine puede ofrecer al mundo. ¡Gracias, Marisa, por todas las historias, las risas y los momentos en que nos tocaste el corazón!