A veces, la vida nos sorprende con personas que parecen tener el don de la eterna juventud. María Luisa Merlo, a sus maravillosos 83 años, es una de esas figuras que nos hace preguntarnos: ¿existe realmente la jubilación si haces lo que amas? Desde pequeña, su vida ha estado impregnada de arte, risas y un amor por el escenario que no parece apagarse con el tiempo. Mientras nos relata sus aventuras y reflexiones, no podemos evitar sentirnos inspirados por su energía y por su incansable pasión por la interpretación.
Desde las tablas de baile hasta el escenario
María Luisa no solo proviene de una familia con una rica trayectoria en el mundo del espectáculo, sino que también lleva consigo un legado que la ha moldeado desde su infancia. Imagina ser la nieta del célebre Abelardo Merlo y de la magnífica Amparo Piquer. Es como vivir en una película donde los personajes tienen más drama que una telenovela. Desde los 15 años, comenzó a bailar «para llevar la contraria» a sus padres, quienes la incitaron a seguir su camino en la actuación. Y aunque dejó el baile para dedicarse a la interpretación, ese chisporroteo artístico nunca se fue.
Pasar de la danza a la actuación puede parecer un giro serio, y, sin embargo, Merlo lo hizo con la ligereza de quien se cambia de sombrero. «Mientras esté bien, tenga memoria y salud, ¿por qué voy a dejarlo? ¡Me encanta!», afirma con ese fervor que solo los verdaderos apasionados pueden tener. Vamos, ¿quién no querría seguir haciendo lo que ama si todavía puede?
El teatro como su hogar
Ahora, centrémonos en su actual proyecto en Madrid: Mentiras inteligentes, una comedia de secretos matrimoniales. Para María Luisa, no es solo un trabajo; es una especie de hogar donde puede explorar la alta comedia. ¡Y vaya que lo ha hecho! Lleva cuatro años girando por España y recientemente volvió a los Teatros Luchana en Madrid. Imaginen la emoción de entrar al escenario una vez más, junto a un elenco con el que ha forjado lazos a lo largo de los años. ¿No sería genial tener el mismo equipo en una liga de fútbol?
En una charla, Merlo confiesa que no siente nervios antes de salir a escena. ¿Cómo lo hace? «Me pongo a meditar o a cantar mi tono. No me da tiempo a ponerme nerviosa», dice, como si la serenidad fuera un batido de frutas que caía del cielo. Es todo un arte manejar los nervios, un truco que muchos podrían desear tener en sus trabajos diarios. Si pudieras reducir el estrés de esa manera, ¿cómo cambiaría tu rutina?
La relación con sus compañeros de escenario
La conexión con sus compañeros de elenco no es menos importante. Hablando de su relación con Jesús Cisneros (su «hijo adoptivo»), se nota que hay amor. Ella dice: «Con Jesús llevaré siete años produciendo, es como mi hijo adoptivo». No es solo trabajo; es una familia ampliada que se reúne cada vez que se suben al escenario. ¿Eres de esos que piensas que el ambiente de trabajo no importa? Así que ya sabes, ¡los buenos compañeros son clave para mantener la vitalidad!
La alta comedia y sus secretos
¿Y qué es lo que le atrajo a esta obra? «Que sea alta comedia, no hacer reír por hacer reír». La diferencia entre el humor superficial y el que realmente toca la fibra sensible es abismal. En este caso, los personajes tienen alma, y no simplemente están allí para hacer reír. Esa es la esencia de la comedia inteligente; un recordatorio de que contar historias con corazón puede ser mucho más significativo que una simple broma.
Manteniendo la juventud: el día a día de María Luisa
Al cumplir 83 años, es natural preguntarse: ¿cuál es su secreto para permanecer en forma y activa? «Mira, te cuento», dice, y como subraya, no es lo que esperarías. Hace ejercicio cardiovascular, estiramientos, y además medita. ¡Hasta puede que incorpore un poco de yoga en el camino! “Leer mucho y ejercicios de memoria son importantes”, añade. ¡Un aplauso para ella!
Pero no se engañen, su relación con la comida es cómoda. Confiesa con risas que, si no la invitan, es probable que prefiera una ensalada o un batido de chocolate y patatas fritas. ¡Imagínate eso en una reunión familiar! La madre de la alta comedia prosigue: «Las reuniones las hacemos en casa de mi hija Amparo, quien se ha convertido en la matriarca». ¡Quien tiene una buena cocinera en la familia, tiene el mundo a sus pies!
Reflexiones sobre la vida y el mundo actual
A medida que se adentra en sus pensamientos sobre la vida, se torna más filosófica. Habla sobre la importancia del amor y del optimismo, preguntándose sobre el mundo actual. «Me molestan las personas que no son amorosas», aclara. ¡Cuánto verdad en esas palabras! Esto no solo resuena por la dureza del mundo moderno, sino también porque está claro que la amabilidad nunca pasa de moda. ¿Te has encontrado con personas así? Esas que te roban el apetito emocional, como dice María Luisa. Reflexionando en esto, me doy cuenta que mantener una actitud positiva no solo mejora nuestro día, sino que también podemos influir en los demás de manera positiva.
Un brindis para cambiar el mundo
Un brindis con lo que más ama: café. «Para que se arregle un poco el mundo», comenta. Así que, la próxima vez que te tomes un café, haz una pausa y piensa en los pequeños detalles que te alegran la vida. También podemos considerar que, a pesar de la complejidad del mundo, lo que realmente importa son esas conexiones humanas y momentos sencillos que hacen que la vida valga la pena.
El futuro y la evolución profesional
Y entonces, ¿qué sigue para María Luisa Merlo? Cuando termine con Mentiras inteligentes, su deseo es simplemente estar en casa tocándose las narices, un bien merecido descanso para alguien que ha entregado su vida al arte. Puede que esto suene como un cliché, pero la verdadera sabiduría está en disfrutar de los momentos de calma, especialmente cuando toda tu vida ha sido un torbellino de acciones.
¿Qué aprendemos de todo esto? Que la vida está repleta de elecciones y la forma en que decidimos vivir cada día cuenta. María Luisa Merlo se ha mantenido activa y feliz, enfocándose en lo que le da alegría y dejando atrás lo que no le suma.
Así que, la próxima vez que sientas que el mundo te supera, recuerda a María Luisa: no hay edad para seguir creando, riendo y compartiendo el amor. En sus palabras finales, «La fama me sabe muy bien». ¿No desearías que así fuera para todos en su encrucijada?
¡Brindemos por la vida y por toda la alta comedia que aún nos queda por vivir!