En un mundo donde la información se mueve a la velocidad de un «retweet», las encuestas se han convertido en esas bolas de cristal que todos deseamos consultar antes de ir a las urnas. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que tal vez esas bolas no sean tan precisas como creíamos? La reciente comparecencia de Gonzalo Adán, director del instituto demoscópico SocioMétrica, ante el Senado es un claro indicativo de que estamos ante un juego de espejos en el que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) podría estar manipulando la realidad. Odio ser el portador de malas noticias, pero vamos a explorar un poco más sobre esta situación.
Un escándalo a 16 millones de euros
Primero lo primero: el CIS, bajo la dirección de José Félix Tezanos, ha visto cómo su presupuesto se ha duplicado en los últimos seis años. Hoy en día, gastan 16 millones de euros al año. Imagínate esto: si tu jefe te diera el doble de dinero para hacer algo y, a pesar de eso, los resultados fueran peores que antes, sería hora de replantearte tu carrera. Pero aquí estamos, hablando de un instituto que, según Adán, ha fallado en 37 de las 40 encuestas desde 2018.
Sí, has leído bien. En lugar de ser un faro de objetividad, el CIS parece haber decidido alinearse con la izquierda, dejando a los partidos de derecha con una media de cuatro puntos por debajo de lo que realmente recibirían en las urnas. ¿Casualidad? Según Adán, “esa moneda está trucada”. ¡Vaya manera de jugar a las encuestas, ¿verdad?
Cambios de método: ¿mejoras o excusas?
Lo que más llama la atención es cómo Tezanos ha modificado constantemente la metodología de las encuestas. Recientemente, Adán reveló que la eliminación de la ponderación por recuerdo de voto ha desatado una serie de errores que ni el mejor mago podría explicar. Tezanos justificó su decisión afirmando que “no es adivino”; sin embargo, su enfoque parece más un intento de proteger su cabeza sobre un error manifiesto.
Tezanos intenta adoptar un enfoque innovador. Pero, si eres un científico de los datos, sabes que cambiar las reglas del juego a medio camino rara vez mejora la precisión. ¿Quién puede olvidar la famosa encuesta del CIS antes de las elecciones andaluzas de 2018, que falló por cinco puntos? ¡Gracias, pero no gracias!
El CIS: un grande que ha perdido prestigio
Si algo necesitamos en la política son instituciones que reflejen la realidad. Sin embargo, Adán enfatiza que la precisión y el prestigio del CIS están “por los suelos”. Pagar diez veces más que las empresas privadas por encuestas “diez veces más imprecisas” no puede ser la manera más inteligente de administrar el presupuesto público.
Lo peor de todo es que, a pesar de este derroche de recursos, el CIS ha estado bajo la sospecha de estar al servicio de la agenda del Gobierno. Una jugada un tanto arriesgada, cuando piensas que la confianza del público puede volverse en tu contra. No hay nada más peligroso que ser el chico popular que termina siendo el blanco de las burlas, ¿verdad?
Preguntas provocativas y respuestas ausentes
Uno de los aspectos más inquietantes de la gestión de Tezanos es la capacidad del CIS para silenciar preguntas cruciales. ¿Por qué preguntó sobre la independencia de la Justicia, pero evitó tocar el tema de la amnistía a los líderes independentistas responsables del golpe del 1-O? Hay una fina línea entre cuestionar y manipular.
Si eres un votante, la falta de transparencia puede ser así de frustrante. Tezanos ha jugueteado con las preguntas de sus encuestas como un niño en un parque de atracciones, eligiendo solo las más impresionantes mientras ignora las que realmente importan.
La “ciencia” detrás del voto útil
Adán expuso la teoría del “Bandwagon” o efecto arrastre, que sugiere que los votantes tienden a apoyar al candidato que creen que tiene más posibilidades de ganar. Cuando el CIS presenta a los partidos de izquierda con mejores resultados, se activan tendencias de voto útil, haciendo que los votantes indecisos opten por elecciones estrategias.
Imagina qué pasaría si en una carrera, mostraran siempre a un corredor como el “más fuerte” y los demás como “perdedores”. ¿No te sentirías más tentado a apoyarlo? Aquí es donde las encuestas se convierten en herramientas persuasivas más que en reflejos de la verdad.
El efecto Tezanos: ¿manipulación o mala suerte?
Adán ha sido contundente: “Las encuestas del CIS no se usan para informar, sino para manipular”. La trayectoria de Tezanos ha dejado un legado que sería una vergüenza para cualquier demoscopía honesta. Es un juego que no solo desinforma, sino que moldea la voluntad del elector mediante la publicación de datos sesgados.
Es un poco como pedirle a un niño que no haga ruido mientras juega, y luego preguntarse por qué la casa es un caos. En vez de contribuir a un debate honesto, las encuestas aquí parecen estar diseñadas para generar caos y dudas.
Impacto en la percepción pública
Las consecuencias de esta manipulación son profundas. Las encuestas influyen en la percepción pública y pueden cambiar el resultado de las elecciones. Cuando un electorado se siente empujado hacia lo que creen que es el “caballo ganador”, pueden perder la oportunidad de votar por opciones que en realidad les representan.
Además, cuando el CIS publica resultados favorables a ciertos partidos, esto puede llevar a una confianza excesiva que se traduce en errores en la estrategia política y en la movilización de recursos. De hecho, en las autonómicas y locales de 2023, Tezanos previó oportunidades en las que el PSOE no logró sostenerse.
Una mirada al futuro: ¿dónde nos deja todo esto?
La situación actual plantea muchas interrogantes sobre cómo se deben llevar a cabo las encuestas en el futuro. Sí, necesitamos datos precisos que reflejen realmente el sentir de la sociedad. Pero, ¿quién nos garantizará la veracidad de esos datos?
Las elecciones son el pilar de nuestra democracia y el hablar de manipulación en las encuestas debería ser un llamado de atención para todos. Las altas esferas políticas, los ciudadanos y, muy especialmente, los mismos demoscopistas deben exigirse estándares éticos de integridad superiores.
A pesar de todas estas dudas y revelaciones, debemos seguir participando en el debate. Nunca debemos permitir que se convierta en una conversación unilateral. La información es poder, y en tiempos tan inciertos, el poder debe ser compartido y verificado.
Conclusión: El valor de la verdad
La reciente comparecencia de Gonzalo Adán lanza una luz sobre la creciente necesidad de transparencia e honestidad en las encuestas políticas que se realizan hoy en día. Puede que las encuestas del CIS parezcan una lógica matemática, pero cuando sus resultados están llenos de sesgo, se convierten en una broma pesada que no hace más que contribuir a la desconfianza general en cualquier forma de información. Y con cada nuevo escándalo, la distancia entre políticos y sus electores solo se amplía.
Así que, mientras nos dirigimos a las urnas, recordemos siempre que detrás de cada número hay una voz. Y merecemos que esa voz se escuche, de manera clara y veraz. ¿Qué opinas tú? ¿Crees que es posible recuperar la confianza en las encuestas volviendo a los principios de la ética y la honestidad?