La naturaleza es caprichosa, y cuando decide «ponerse creativa» con el clima, lo último que esperamos es que nos regale un desastre natural como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Este fenómeno, que puede parecer un nombre sacado de una película de ciencia ficción, ha dejado a su paso no solo inundaciones devastadoras, sino también una serie de riesgos sanitarios que merecen atención y, por qué no, un poco de humor para sobrellevar la situación. Así que en este artículo, vamos a adentrarnos en lo que realmente está en juego, cómo prevenir problemas de salud y qué hacer después de que el agua se haya ido.

La realidad en el terreno: ¿cuál es el riesgo de infecciones?

Imagina que estás en una de esas zonas duramente afectadas por inundaciones y encuentras lagos de barro mezclados con restos de tus vecinos. Es un panorama desolador, y lo que es peor, altamente peligroso. Según Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, el riesgo de infecciones puede ser «relativamente bajo» al principio, pero se incrementa a medida que pasan las horas y los días. ¡Es un recordatorio de que la limpieza tiene que ser una prioridad!

En mi experiencia, cuando hay desastres de este tipo, la gente suele pensar que lo más importante es «volver a la normalidad» lo más rápido posible. Y es completamente comprensible, pero, como bien señala Rivas, los grupos de riesgo (niños, embarazadas, ancianos y personas con problemas respiratorios) no deberían participar en las labores de limpieza. ¿Tienes un familiar en alguna de estas categorías? Entonces, ¡es mejor que se mantengan alejados de la acción!

Consejos prácticos para limpiar y protegerse

Si eres uno de los héroes anónimos (o, como me gusta llamarlos, «los guerreros del barro») que se ha atrevido a participar en la limpieza, aquí van algunos consejos para mantenerte a salvo:

  1. Protección: Usa mascarilla, guantes, pantalones largos y botas de goma. La idea es parecer un astronauta en una misión epopéyica… en lugar de un simple vecino tratando de quitar el barro.

  2. Cuidado con las heridas: Si te lastimas, mantente alerta. Rivas advierte que hay riesgos de infecciones gastrointestinales y respiratorias debido a todo tipo de bacterias, como campylobacter o salmonelosis. Así que, si vas a hacer un hoyo en el barro, mejor hazlo con cuidado.

  3. Alimentos en contacto con el agua: Una de las primeras cosas que se hacen tras una inundación es revisar la despensa. Si un jitomate ha tenido un «cercano encuentro» con el agua de la inundación, es mejor decirle adiós. Comer alimentos contaminados puede causarte más que un estómago revuelto.

  4. Ventilación y secado: Una vez que hayas terminado con la limpieza, asegúrate de abrir puertas y ventanas. Querrás ventilar ese espacio, porque como bien dice Rivas, el riesgo de hongos aumenta si las cosas no se secan adecuadamente.

La importancia de la rapidez en la limpieza

No quiero sonar alarmista, pero mientras más tiempo pase sin que se realice una limpieza adecuada, mayores serán los riesgos. En situaciones así, hay que actuar rápidamente. La presencia de cadáveres, tanto de humanos como de animales, contribuye a contaminar aún más las aguas. Es un hecho triste, pero la realidad es que el tiempo es esencial.

Recuerdo un incidente parecido que viví hace años en mi comunidad, donde la gente se sentía un poco abrumada, pero todos decidieron unirse en la limpieza. Unas semanas después, aquellos que habían participado se dieron cuenta de que no solo habían ayudado a los demás, sino que también se dieron cuenta de lo comprometidos que estaban con el bienestar de su comunidad. Es una lección que no olvidaremos fácilmente.

Prevención post-limpieza: ¿qué más hacer?

Ahora que has superado la tarea monumental de limpiar el barro, es momento de seguir con la prevención. Rivas nos recuerda que la ventilación es parte de la historia, pero no el único capítulo. Aquí te dejo una lista de cosas que no debes olvidar:

Desinfecta adecuadamente

El agua estancada puede ser un caldo de cultivo para diversas bacterias. Así que asegúrate de desinfectar las paredes, suelos y cualquier superficie que haya estado en contacto con el agua de la inundación. Puedes utilizar soluciones de cloro para asegurarte de que todo quede bien limpio.

Mantente alerta a los síntomas

Si has estado expuesto al barro o al agua, presta atención a cualquier síntoma extraño en los siguientes días. La aparición de abscesos, forúnculos o cualquier tipo de herida deberías consultar a un médico. El cuerpo humano es un misterio, así que mejor estar alerta.

No olvides el aire fresco

Si las condiciones lo permiten, asegúrate de que el aire circule. No solo es agradable, sino que también reduce los riesgos de hongos y otros problemas respiratorios. Piensa en ello como una oportunidad para tomar un poco de aire fresco y relajarte, incluso mientras lides con los desordenes del clima.

Mantente informado

Escuchar actualizaciones de Salud Pública te ayudará a mantenerte al tanto de cualquier advertencia sobre las zonas afectadas. Es crucial saber cuándo es seguro entrar o no.

Para los voluntarios

Si te unes a los equipos de limpieza o a los servicios de emergencia, asegúrate de usar un equipo adecuado. Esto implica no solo guantes y máscara, sino también ropa que te proteja adecuadamente, especialmente si te encuentras con alguna situación delicada como el contacto con fluidos corporales.

Una mirada hacia adelante: reconstrucción de la comunidad

Después de una catástrofe natural, lo que más necesitamos es reconstruir nuestra comunidad. Pero el primer paso no es solo limpiar. Es reunirnos, apoyarnos y asegurarnos de que todos estemos bien. Las catástrofes pueden ser desalentadoras, pero también muestran la fortaleza de una comunidad unida.

Siempre recordaré cómo después de una inundación en mi propia ciudad, los miembros de la comunidad se unieron para ayudar a los afectados. Hicimos una campaña de recolección de fondos, alimentos y ropa, lo que no solo ayudó a los que lo necesitaban, sino que también nos unió más como vecinos y amigos.

Reflexiones finales

La DANA y sus inundaciones nos han recordado dos cosas esenciales: la naturaleza puede ser impredecible y, como seres humanos, es fundamental cuidar de nuestro entorno y de nuestra salud. Abordar los riesgos sanitarios tras un desastre requiere atención, preparación y una buena dosis de sentido común.

Recuerda siempre que estar informado y saber cómo actuar puede marcar la diferencia. Así que la próxima vez que veas un pronóstico meteorológico amenazante, ¡prepárate! Y no te olvides de cuidar a los más vulnerables en tu comunidad. Después de todo, en situaciones de calamidad, todos somos parte de un mismo equipo.

Así que, ¿estás listo para la próxima tormenta? Espero que sí. Pero mientras tanto, ¡mantente a salvo y recuerda reírte un poco, incluso en los momentos difíciles!