Si hay algo que hemos aprendido de la vida pública de Donald Trump, es que su estilo provoca reacciones fuertes. Algunos lo adoran, otros lo odian, y muchos simplemente lo ven como el personaje mediático que siempre ha sido. ¿Pero, qué hay de su garaje? Aparte de ser un presidente controvertido, Donald Trump tiene la particularidad de haber acumulado una colección de automóviles que haría sonrojar hasta al más acérrimo fanático del motor. En este artículo, exploraremos los coches más icónicos de Donald Trump, desde deportivos de lujo hasta clásicos llenos de historia, y como siempre hago, añadiré un toque de anécdotas personales, un poco de humor y una pizca de empatía. ¡Vamos a dar una vuelta!

Un presidente empresario con un garaje de ensueño

Para iniciar esta travesía por el mundo automovilístico de Trump, debemos recordar que este hombre es, ante todo, un empresario. Su lema «Hacer a América Grande de Nuevo» no solo puede aplicarse a sus políticas, sino también a su colección de coches. Con vehículos que superan los 500.000 dólares —¿puedo abrir una paréntesis para decir que eso podría comprarme un pequeño apartamento?—, es claro que su garaje no es un simple lugar de estacionamiento.

Imagina que llegas a casa después de un largo día, sudoroso y estresado por el tráfico. Y en lugar de estacionar tu viejo sedan, te encuentras con un Ferrari F430 en tu entrada. ¿Te imaginas la sonrisa en tu rostro? Esa era la vida de Trump… al menos hasta que decidió vender su F430 en 2011 por la módica suma de 250.000 euros. Sin embargo, ¿quién necesita un Ferrari cuando puedes tener un Mercedes-Benz SLR McLaren?

Ferrari F430: el sueño de cualquier amante de los coches

Ah, el Ferrari F430. Este magnífico superdeportivo italiano no solo es conocido por su velocidad y diseño, sino también por ser un símbolo de estatus. Permíteme hacer una pausa aquí: un día decidí comprar un coche compacto porque sabía que mis ahorros no daban para más. Pero estoy seguro de que si hubiera tenido la fortuna de Trump, probablemente estaría buscando la última oferta de un Ferrari en vez de un “transporte económico”.

¿Sabías que el F430 tiene un motor V8 que puede alcanzar los 100 km/h en menos de 4 segundos? Si te gustaban los deportes, una vuelta en este coche te habría hecho sentir como un piloto de F1. Pero Trump no solo se limitó a unos cuantos Ferraris; su garaje es un auténtico museo del lujo automovilístico.

Mercedes-Benz SLR McLaren: un paseo por la velocidad

Después del Ferrari, encontramos el Mercedes-Benz SLR McLaren, que es un poco como la mezcla de un elegante cóctel y una taza de café expreso: fuerte, rápido y muy, muy atractivo. Con un motor V8 de 5.4 litros que produce 626 caballos de fuerza, este coche podría salir disparado en cuanto pises el acelerador. Lo curioso es que hay algo irónico en todo esto: Trump, quien tan a menudo critica la cultura de la velocidad —y, sin embargo, tiene coches que podrían alcanzar la línea de meta antes de que terminemos esta frase—.

Lamborghini Diablo VT Roadster: pura adrenalina

Luego tenemos a su espectacular Lamborghini Diablo VT Roadster, un ícono de los años 90 que, a diferencia de muchos de los que vivieron esa época, ha logrado mantenerse en forma. Este coche tiene un motor V12, 500 caballos de potencia y es el tipo de coche que hace que todos quieran un selfie en su puerta. Recuerdo que un amigo mío tenía un coche similar y cada vez que lo conducía parecía que el mundo lo miraba. Pero, ¿cuántos selfies podrías hacer en un Lamborghini Diablo?

Chevrolet Camaro Indianapolis 500 Pace Car: la nacionalidad ante todo

A pesar de su amor por el lujo europeo y los deportivos italianos, Trump también ha mantenido su amor por los coches americanos, como el Chevrolet Camaro Indianápolis 500 Pace Car. ¿Sabías que solo se produjeron 500 unidades de este coche? ¡Qué exclusividad! Para Trump, poseer un Camaro de este calibre es como tener una medalla en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, a veces me pregunto si realmente somos tan diferentes. La vida está llena de elecciones, y cada vez que conduzco mi viejo hatchback pienso que también debería celebrar mis pequeñas victorias —aunque no incluyen coches de lujo, claro.

El Tesla Roadster: ¿la aceleración del futuro?

Y no podemos olvidar su primer amor por la tecnología: el Tesla Roadster. Este modelo no es solo un coche; es un avance hacia el futuro. La asociación de Trump con Elon Musk añade un misticismo especial a este vehículo. Aunque a menudo se le cuestiona, la idea de un coche eléctrico que desafía las normas de velocidad es fascinante. Quién lo diría, Trump, un “millenial” del motor, dirigiendo un Tesla mientras critica a otros automovilistas en Twitter. Irónico, ¿no?

El lujo no acaba ahí: los clásicos de Trump

Aunque Trump es conocido por sus magníficos deportivos, no todo en su garaje es pura velocidad y aceleración. La elegancia también tiene un lugar. Hablemos de su Rolls-Royce Phantom, un coche que ofrece una experiencia en el camino que simplemente no tiene comparación. Dicen que es la combinación perfecta de lujo y rendimiento; un lugar donde uno podría, hipotéticamente, celebrar una reunión de negocios mientras viaja a toda velocidad. ¿Alguien más a quien le gustaría tener una reunión en un Rolls-Royce?

Rolls-Royce Silver Cloud: un clásico atemporal

Y si eso no fue suficiente, Trump también tuvo un Rolls-Royce Silver Cloud de los 50, que es como un buen vino: se vuelve mejor con el tiempo. Aunque lo vendió hace años, los amantes de los coches aún lo recuerdan como una verdadera joya. Pero a veces me pregunto: ¿realmente necesita un Rolls-Royce un personaje como Trump? O, quizás, estas preguntas son solo mis celos hablando.

¿La nota final de esto? Cada auto tiene una historia

Con todo esto en mente, me hace reflexionar sobre lo que realmente significa tener una colección de coches como la de Trump. Cada automóvil no es solo un medio de transporte; es una representación de su vida, sus valores, su estatus y quizás sus más profundas inseguridades. Así como mi viejo hatchback es una representación de mis humildes orígenes (y quizás un recordatorio sutil de que cada elección cuenta), ¿realmente creemos que Trump es completamente feliz detrás del volante de su Bentley Continental GT?

Después de todo, la vida es un viaje, y cada uno de nosotros tiene su propio coche que elegir. Puede que no todos podamos permitirnos un SLR McLaren o un Lamborghini Diablo, pero la forma en que elegimos viajar, ya sea en un coche deportivo o en una bicicleta reciclada, es lo que realmente importa. ¿No es así?

En conclusión, la colección de coches de Donald Trump es tan diversa como los comentarios que hace en las redes sociales. Hay elegancia, velocidad y un poco de locura, todo en uno. Y aunque algunos lo critiquen, no se puede negar que su garaje está lleno de historias, sueños y, por supuesto, muchos caballos de fuerza. Tal vez la lección aquí es que debemos mantener nuestros propios sueños vivos, sean cuales sean, mientras disfrutamos del viaje. Así que, ¿qué tal si hoy nos damos el gusto de soñar? ¡Quizás ese Ferrari F430 no esté tan lejos después de todo!