Cuando pensamos en la industria musical actual, a menudo se nos viene a la mente un torbellino de tendencias fugaces, algoritmos que dictan qué escuchar y una constante presión por ser el próximo gran éxito. Pero, ¿es esto realmente todo lo que hay? León Benavente, una banda española que ha navegado por esta vorágine desde 2012, nos ofrece una visión refrescante y profunda a través de su nuevo álbum, Nueva sinfonía sobre el caos. Estrenado el 4 de octubre de 2023, este trabajo no solo refleja su evolución musical, sino también sus inquietudes sobre el mundo que nos rodea. ¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente un músico en esta era de inmediatez y presión constante? Si no, te invito a acompañarme en esta reflexión.

La autenticidad en tiempos de superficialidad

Comencemos con una anécdota personal. No hace mucho, mientras escuchaba la canción «Úsame o tírame» de León Benavente, me encontré mirando mi lista de reproducción. Había canciones que apenas recordaba, y que solo había escuchado una vez o dos. El egocentrismo del algoritmo, impulsado por la inmediatez, había hecho que desechara joyas musicales en un abrir y cerrar de ojos. ¿Te suena familiar?

Abraham Boba, el carismático vocalista de la banda, lo expresó perfectamente: “Hay muy poco tiempo, todo es fugaz, la capacidad de atención dura muy pocos segundos.” En una sociedad donde se valora la rapidez sobre la calidad, su música emerge como un refugio. Desde su perspectiva, cada disco que lanzan está meticulosamente construido, habiendo sido “pensado y premeditado” para que cada canción encuentre su lugar. ¡Vaya responsabilidad!

Un nuevo enfoque y una nueva etapa

César Verdú, otro de los miembros, reveló que, tras haber cumplido diez años como grupo y enfrentado los desafíos de la pandemia, decidieron dar un giro. «Queríamos iniciar una nueva etapa con algo más fresco y bailable», dijo. Y efectivamente, Nueva sinfonía sobre el caos tiene un ritmo contagioso que invita a mover los pies. En sus entrevistas, los músicos de León Benavente muestran una calma y una conexión entre ellos que resulta refrescante. Si solo supieras la cantidad de veces que yo he intentado mantener la calma en situaciones complicadas… pero eso es otro tema.

Ellos se han liberado del peso de las expectativas de las grandes multinacionales, eligiendo en cambio la autoedición y la autogestión. ¡Qué revolución! En nuestro mundo tan dominado por las grandes corporaciones, su decisión de tomar el control de su carrera es digna de aplauso. No hay nada más emocionante que una banda que decide hacer las cosas a su manera, y León Benavente lo ha logrado con una sonrisa.

El dilema de los macrofestivales y las salas pequeñas

Durante la charla, el grupo también abordó la dicotomía entre los macrofestivales y los conciertos en salas más pequeñas. Muchos podrían pensar que tocar en un festival gigante como el Santiago Bernabéu sería el sueño de toda banda, pero la realidad es más compleja. Según César, “las giras en salas son fundamentales y divertidísimas”. ¿Quién puede resistirse a esa conexión genuina con el público? Ser testigo del “feedback inmediato” es algo que muchos músicos valoran enormemente.

Es un poco irónico, ¿no crees? A veces, pensamos que la cantidad de seguidores o el tamaño de una sala es un indicador de éxito, pero estos chicos nos recuerdan que la calidad de la experiencia es mucho más importante. Al final, se trata de la música y del vínculo que se crea entre los artistas y su público.

La lucha de los nuevos músicos en la actualidad

Un tema que no se puede ignorar es la lucha de los músicos jóvenes en la actualidad. En tiempos donde la oferta supera con creces la demanda, los nuevos talentos se enfrentan a un mercado saturado. Luis Rodríguez, otro miembro de la banda, lo destacó: “La gente joven lo tiene más difícil ahora porque hay mucha más oferta y todo va mucho más deprisa”. Amén a eso, hermano.

En mis años de adolescencia, cuando empecé a tocar en algunas bandas locales, la presión existía, pero no era tan abrumadora. Lo más complicado era conseguir un local de ensayo y un par de amplificadores. Ahora, por lo que veo, el panorama ha cambiado drásticamente y no siempre para mejor. La sensación de que la música se ha convertido en un producto de “usar y tirar” es una realidad que ellos también sienten.

Estatuto del artista: ¿un sueño alcanzable?

La conversación dio un giro hacia el Estatuto del Artista, una propuesta que busca regular las condiciones laborales de los músicos. La necesidad de esta regulación es crítica. César Verdú enfatizó que “para que no se abuse, para fijar los contratos”, es imperante establecer un marco justo en el que se protejan a quienes dedican su vida a la música. De no hacerlo, la precariedad será la norma.

Al escuchar más sobre sus experiencias, se tornó evidente que hay un sentimiento colectivo de frustración pero también de esperanza. A pesar de los múltiples obstáculos, existe la firme intención de avanzar y trabajar para que las próximas generaciones tengan un entorno más equilibrado. Es un poco como lo que sentía cuando estaba en la escuela secundaria, donde los estudiantes de clases anteriores luchaban para que las cosas mejoren para nosotros.

La cultura en la agenda política

Sin embargo, una de las realidades más inquietantes que destapan es la baja consideración que la cultura tiene en nuestro país, especialmente en tiempos de elecciones. La música, el arte y la cultura en general parecen ser lo último en la lista de prioridades. “Cuando se aproximan las elecciones, la cultura ocupa un porcentaje ínfimo en los programas políticos”, afirmó Abraham Boba, reflejando una realidad que muchos de nosotros vemos día a día.

¿Por qué la música y la cultura en general no reciben la atención que merecen? Me parece que esto nos lleva a preguntarnos qué tipo de sociedad queremos construir. Si todo lo que se escucha en la agenda política se centra únicamente en lo superficial, ¿cómo podremos fomentar un entorno que valore la creatividad y el pensamiento crítico?

El optimismo en medio de la adversidad

A pesar de todas estas inquietudes, hay un hilo de optimismo que atraviesa las palabras de León Benavente. “Si no te ilusionas por este oficio, es muy difícil salir adelante”, señala César, enviándonos a todos un poderoso recordatorio de la importancia de mantener la pasión.

La verdad es que todos enfrentamos desafíos en nuestras vidas, ya sea en la música, en el trabajo o en nuestras relaciones personales. Mantener el optimismo y seguir luchando por lo que creemos puede ser complicado, pero es una de las lecciones más importantes que podemos aprender. Si algo he aprendido de mis fracasos y éxitos, es que cada obstáculo puede ser una oportunidad disfrazada.

La dualidad de ser músico y ser humano

Una reflexión que quiero dejarte: ser músico no es solo tocar notas en un escenario. Es un acto de vulnerabilidad y autenticidad. Y ese es el mensaje que traen León Benavente con su nueva sinfonía. Nos invitan no solo a bailar, sino también a reflexionar y cuestionar la realidad que nos rodea. ¿Vas a bailar con ellos?

Por último, mientras disfrutamos de su música, podemos recordar que el poder de los artistas no radica solo en su arte, sino en su capacidad para conectar con las personas y provocar una reacción, ya sea mediante alegría, tristeza, revolución o reflexión. Así que la próxima vez que escuches a León Benavente o a cualquier otro artista, pregúntate: ¿qué mensaje hay detrás de cada acorde? ¿Y cómo puedo apoyar a los que hacen que la música y la cultura sigan vivas?

Conclusión

León Benavente nos ha recordado que, aunque la industria musical actual puede ser caótica y desafiante, hay un lugar para la autenticidad y la conexión genuina. A través de su nueva sinfonía, no solo celebran la música, sino que también reflexionan sobre su papel en un mundo donde el arte está en constante lucha por encontrar su lugar. Así que, querido lector, la próxima vez que pongas música, recuerda que detrás de cada canción hay una historia de perseverancia y pasión que merece ser escuchada.

La música, tal como la vida, está llena de matices y profundidades. ¿Listo para explorar esos rincones? ¡Espero que sí!