La Conferencia de Seguridad de Múnich ha sido el escenario elegido esta semana para un gran cambio en el mapa de poder mundial. Con Estados Unidos tomando un papel protagónico en las negociaciones sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, mientras sus aliados europeos asisten a la escena desde un lejano rincón. A veces me pregunto si, en los pasillos del poder, alguien no se siente un poco como en una película de ciencia ficción donde las decisiones se toman entre una taza de café y un apretón de manos. Pero no estamos hablando de una trama ficticia, sino de la vida real y de decisiones que afectan a millones.

La sombra de EE.UU. en las negociaciones de paz

¿Recuerdas cuando de niño pensabas que solo había un camino para resolver las cosas? A veces, como los niños en el patio de juegos, parece que los líderes mundiales también tienen sus propios juegos de poder. El senador JD Vance, en una declaración que ha causado revuelo, dijo que las negociaciones para una posible paz entre Ucrania y Rusia deberían ser lideradas no por Ucrania o la OTAN, sino por Donald Trump y Estados Unidos. ¡Vaya forma de darle la vuelta a la tortilla!

No es la primera vez que se escucha a un líder estadounidense minimizando el papel de sus aliados. Pero la pregunta que surge es: ¿es esto realmente una estrategia para la paz o más bien un intento de reconfigurar el tablero político? La Unión Europea ha reaccionado con preocupación y, para añadir un poco más de salsa a esta ensalada geopolítica, Macron ha convocado a una reunión urgente en París para abordar el asunto.

Una cumbre a la vista

Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, será uno de los líderes europeos que asistirá a esta cumbre. Me imagino que en esos momentos de diálogo, habrá discusiones de fondo, pero también habrá algún momento para intentar romper el hielo. Quizás un vino o dos para equilibrar las tensiones. A veces, una buena risa es lo que se necesita para suavizar el ambiente, aunque en este caso, puede que haya poco de qué reírse.

El mensaje común de los ministros europeos es que no se puede decidir nada sobre Ucrania sin su participación. Esto lo dijo el ministro español José Manuel Albares. Me pregunto si esto será suficiente para que Estados Unidos entienda que la paz en Europa no puede ser negociada sin la voz y la voluntad de sus propios pueblos.

Estados Unidos y su estrategia de poder

Es fascinante y, al mismo tiempo, inquietante ver cómo Estados Unidos intenta mantenerse como el «tutor» de las relaciones internacionales. ¿Te imaginas a tu amigo diciéndote que cuidará de tus cosas, pero de repente se queda con las llaves y no te deja entrar? Así se siente el enfoque de EE.UU. con respecto a la situación en Ucrania.

Zelenski ha expresado optimismo—un rayo de esperanza en un mar de incertidumbres—tras reunirse con el equipo de Trump. Es curioso cómo las amenazas pueden parecer menos graves cuando hay un rayo de esperanza en el horizonte. Pero uno no puede evitar preguntarse: ¿qué tipo de acuerdos se están formando a espaldas de Europa? Al fin y al cabo, la tecnología de negociación no se enseña en las universidades como un curso optativo.

En medio de todo este vaivén, las palabras del vicepresidente de EE.UU., Marco Rubio, continúan resonando. “Europa no participará directamente en las negociaciones, pero puede proponer ideas y sugerencias”. ¿Ideas y sugerencias? Eso suena más a que estamos en la fase creativa de un proyecto, donde todo es posible. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la hoja de ruta se dibuja sin la participación de los principales actores? Posiblemente se destaque la desconexión entre los que deciden y los que sufren las consecuencias de esas decisiones.

Los ecos de Europa

Mientras tanto, en Europa, los líderes se están dando cuenta del apremiante desafío que representan sus propias voces. Macron, sabiendo que la situación es crítica, ha decidido reunir a sus aliados. Hay algo radical en el planteamiento de que un solo país intente dictar términos globales. En la vida de todos los días, eso está generalmente mal visto. Pero al parecer, en la política internacional, parece ser parte del «sálvese quien pueda».

Zelenski ha sido muy claro: “No puede haber una paz duradera sin el papel de Europa”. ¿Te imaginas una película donde el héroe se queda atrapado en la trama principal sin la ayuda del resto del elenco? Siempre he creído que un buen guion lo hace todo más interesante, y la política no debería ser menos.

La soberanía ucraniana

Es esencial recordar que Ucrania es un país soberano, y como tal, debe ser quien tenga la palabra en su futuro. Las palabras de Zelenski sobre que “se necesita un Ejército europeo” para defenderse de Rusia son un reflejo de la realidad actual. Si los líderes europeos son realmente aliados, deben unirse y defender una postura conjunta en lugar de quedarse sentados observando mientras otros toman las decisiones por ellos.

Los recientes comentarios de la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, subrayan esto. Ella ha manifestado que “no se puede adoptar ninguna decisión sobre Ucrania sin Ucrania”. Es una verdad fundamental que, a veces, se olvida en el gran escenario del mundo. ¿Acaso es tan difícil entender que el poder político no debería ser absoluto, sino compartido entre aquellos que realmente afectan las decisiones?

La complejidad de los acuerdos

Pero en medio de ideas creativas y sugerencias, se ha reportado que Zelenski no ha permitido a los ministros firmar un acuerdo que, a su juicio, no protege los intereses de Ucrania. Este es un ejemplo perfecto de cómo las negociaciones pueden tornarse complicadas, similares a un juego de ajedrez donde cada pieza tiene su función, pero también su límite.

Uno de los acuerdos discutidos trata sobre el acceso de Ucrania a recursos minerales críticos a cambio de ayuda de medio billón de euros. ¿Qué piensas? Es un dilema fascinante. Estamos hablando de justificaciones económicas contra la soberanía y la seguridad. Pero la falta de garantías de seguridad y la idea de que estas reservas pertenecen al pueblo ucraniano deberían ser una piedra angular en cualquier acuerdo que se quiera llevar a cabo.

Reflexiones finales sobre un mundo en constante cambio

La conferencia ha puesto de relieve una dinámica que podría cambiar el rumbo de la política internacional: Estados Unidos se posiciona como mediador mientras Europa intenta mantenerse relevante. A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, es esencial que las decisiones se tomen de forma inclusiva. El mundo no es un tablero de Monopoly donde unos pocos deciden a quién le toca y a quién no.

En esta era moderna, con tantos conflictos y crisis globales, la cooperación internacional se vuelve aún más imprescindible. Ya es hora de que el mundo actúe como un solo equipo, porque al final, todos estamos en la misma canoa. Parafraseando a un querido filósofo de la vida cotidiana: “Si los barcos de todos se hunden, no importará quién fue el capitán”. Entonces, ¿será este un nuevo amanecer para las relaciones internacionales, o simplemente otro día en la oficina?

Así que, mientras continúan las conversaciones, mantengamos la vista en lo que realmente importa: un futuro en paz, donde las decisiones se tomen escuchando a quienes más les afecta. ¿Y tú, qué opinas? ¿Seremos testigos de un cambio real?