La noche del pasado domingo se tiñó de luces, música y emociones en el emblemático Teatro Real de Madrid, donde se celebró la XII Gala de Las Top 100 Mujeres Líderes. Esta celebración no solo fue una fiesta del talento femenino, sino también un grito de unión y compromiso en tiempos difíciles. Permíteme contarte cómo se vivió esta mágica velada y lo que significa realmente ser una mujer líder hoy en día.

Un escenario que respira empoderamiento

Imagínate en un auditorio donde el glamour del rojo y el dorado se entrelaza con la energía vibrante de mujeres talentosas y comprometidas. Mientras entraba al teatro, no pude evitar recordar mis propias experiencias en eventos similares. Esa mezcla de nervios y entusiasmo cuando te topas con mujeres que no solo inspiran, sino que también han dejado su huella en la sociedad. Y ahí estaba yo, en medio de mujeres líderes que han roto techos de cristal y marcaron la diferencia en sus campos. ¿Acaso hay algo mejor que ser parte de una celebración del empoderamiento femenino?

Sin embargo, el evento no fue solo un desfile de personalidades. Cruz Sánchez de Lara, vicepresidenta de EL ESPAÑOL, se erigió como figura central de la gala, un faro de autenticidad y compromiso. Su discurso, lleno de pasión, resonó entre todos. “Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie”, recordó con precisión lo que significa levantarse y ser escuchadas. ¡Qué gran verdad!

Mujeres y sus historias: un momento para reflexionar

Lo que realmente me impactó de la gala fueron las historias compartidas y el sentido de urgencia que emanaba del escenario. Se pudo sentir una mezcla de lágrimas y sonrisas. Hortensia Roig, una influyente feminista y defensora de la cultura, lanzó un SOS que tocó las fibras más sensibles del público. “No nos olvidéis”, fue su lema. Y vaya que resonó. En esos momentos, me dio un escalofrío al pensar en lo que significa ser parte de una comunidad que se une en tiempos de crisis.

Como muchas de nosotras, Hortensia es un ejemplo de cómo el verdadero liderazgo no se mide por el prestigio, sino por la capacidad de cuidar a los demás. Y eso es justo lo que se pidió; un compromiso frente a la adversidad. Y entre los aplausos y la emoción, recordé esa vez que tuve que organizar una recaudación de fondos para afectados por un desastre en mi comunidad. ¡No pueden imaginar lo que se siente ser parte del cambio!

Liderazgo y responsabilidad: un compromiso colectivo

El discurso de Sánchez de Lara no solo destacó la necesidad del liderazgo femenino, sino que también subrayó la responsabilidad que tenemos todas. “La conducta de cada una depende del destino de todos”, afirmó. En un mundo donde los conceptos de género siguen siendo desafiantes, ella nos recuerda que ser mujer es mirar alrededor y atender a lo vulnerable. Este tipo de liderazgo no es solo sobre ocupar un puesto alto, sino sobre dejar un legado.

Al hablar de esas líderes que han sido faros en medio de la tormenta, como Cristina Oria y la ministra de Defensa, es inevitable hacer una pausa para pensar en quiénes son esas mujeres en nuestras vidas. La que siempre está lista para ayudar, la que lucha por lo que es justo.

De datos y cifras: la lucha continúa

Ahora bien, no todo fue glamur y celebraciones. Se compartieron datos aterradores sobre la situación de las mujeres en el ámbito laboral. “El 65% de las empresas no tienen mujeres en sus Consejos de Administración”, señaló Sandra Golpe, la maestra de ceremonias de la noche. Esto me llevó a reflexionar: ¿Quiénes somos realmente si no podemos ver una representación equitativa en los espacios de decisión?

La realidad de que solo el 36% de las jefaturas en medios de comunicación están ocupadas por mujeres nos hace dudar de cuánto hemos avanzado realmente. Imagínense donde aún existe un techo de cristal que parece inquebrantable. Es como esa historia de la tortuga y la liebre: a veces vamos lentos, pero lo importante es seguir adelante. ¿No es genial pensar que cada uno de nuestros pequeños pasos puede ser una victoria monumental?

Música, alegría y celebración de la feminidad

Pero no todo fue reflexión y datos. La gala tuvo su parte de diversión y entretenimiento. Desde el Coro Gospel Living Water, que llenó el teatro con vibraciones positivas, hasta las interpretaciones emotivas de artistas como Ana Guerra, cada elemento trajo consigo un aire de esperanza. ¡Personalmente, no me resistiría a unirme a un coro como ese!

Además, la poderosa interpretación de Nena Daconte con su canción “Libre” resonó como un himno a la emancipación femenina en un mundo lleno de exigencias. Fue un recordatorio perfecto de que la música tiene el poder de conectar emociones y de ser un vehículo de cambio. Recuerdo cómo una vez asistí a un concierto en el que la letra de una canción me inspiró a dar un giro en mi vida. ¿No les ha pasado a ustedes?

Poner la ambición de moda

La conclusión de la noche fue clara. Cruz Sánchez de Lara lanzó un mensaje poderoso: “Pongamos la ambición femenina de moda”. Este llamado resultó liberador. La ambición no debería ser vista como un pecado. Más bien, es un impulso vital hacia un futuro mejor, no solo para nosotras, sino para todas las generaciones que vendrán. En mis propias experiencias laborales, siempre he buscado desafiar la noción de que las mujeres no pueden ser ambiciosas. ¿Por qué no podemos ser fuertes y al mismo tiempo empáticas?

Debemos unificar fuerzas. El esfuerzo colectivo es lo que marcará la diferencia en este camino lleno de obstáculos. Y en lugar de ver el éxito como algo aislado, debemos entender que se trata de un viaje compartido. Así como en el baloncesto, donde solo triunfan los equipos que trabajan juntos, el mismo principio se aplica en la vida.

El llamado a la acción

Al final de la gala, hubo un sentido palpable de pertenencia. Este evento no solo fue una celebración, sino un llamado a la acción. “Hay que levantarse y actuar”, insistió una y otra vez Cruz. Y es que cada hogar afectado por la adversidad, cada madre que lucha por su familia, cada mujer que trabaja en la sombra: todas son líderes en su propia reconstrucción.

Así que, ¿qué vamos a hacer nosotras? ¿Vamos a tomar esos ideales y convertirlos en acción? Después de una noche como esta, no hay lugar para la indecisión. La historia de las mujeres que se levantan y hacen sentir su voz no solo es significativa; es esencial.

Un último abrazo a las jóvenes: esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo. Hay que afrontar los desafíos con la cabeza en alto y recordar que cada caída es una oportunidad para levantarse más fuerte. La paso en mi vida y sé que cada una de ustedes también tiene una historia por contar.

En conclusión, la XII Gala de Las Top 100 Mujeres Líderes no fue solo una celebración del talento femenino, sino un recordatorio de que juntas podemos marcar la diferencia. Es hora de levantarse, de actuar y de ser las líderes que siempre hemos soñado ser. ¡Vamos a hacerlo!