La Fuente de Cibeles, ese icónico monumento que adorna el corazón de Madrid, no solo es un bello escenario para las celebraciones de los triunfos del Real Madrid, sino que también es un símbolo de la rica historia arquitectónica y artística de la ciudad. Pero, como cualquier obra maestra, requiere de cuidado y mantenimiento. En este artículo, haré un recorrido extenso y ameno por el proceso de restauración de la fuente de Cibeles, su importancia y el contexto actual que rodea su conservación.

La importancia de la Cibeles en el paisaje madrileño

No se trata solo de una fuente; es un verdadero emblema. La Cibeles, con su majestuosa diosa y leones, no solo embellece la Plaza de Cibeles, sino que también representa la esencia misma de Madrid. Cada vez que paso por allí, no puedo evitar recordar mi primer partido del Real Madrid, cuando todos los aficionados se reunían alrededor. La emoción, la fiesta, y, por supuesto, la icónica foto que tensamos con la fuente de fondo. ¿Quién no ha querido subir a la Cibeles al menos una vez en su vida?

A pesar de su belleza, la fuente se ha visto afectada por el paso del tiempo y, sí, por nuestro querido (pero a veces cruel) clima madrileño. La climatología adversa y la contaminación han dejado su huella, por lo que es esencial mantenerla en perfecto estado.

Un diagnóstico a fondo: ¿qué reveló la inspección?

Recientemente, en una inspección rutinaria, el equipo técnico detectó una pátina blanca sobre la piedra. Esto es como cuando me doy cuenta de que mi planta necesita agua (¡y es que hay señales que son inconfundibles!). Victoria Sandstede, la jefa de conservación preventiva del Ayuntamiento de Madrid, explicó que el mantenimiento periódico permite detectar cualquier tipo de patología en fase temprana. Como dice la sabiduría popular: “más vale prevenir que curar”.

Imagínate que estuvieras a cargo de cuidar milenarios monumentos; la presión sería inmensa. Al menos, la primera revisión no arrojó hallazgos alarmantes, ¡pero uno nunca sabe!

Proceso de restauración: más allá de la simple limpieza

La limpieza de la Cibeles no es como pasar un trapo con un poco de agua y jabón (que conste que también tengo mis métodos de limpieza que solo los revelo en cercanos círculos). El equipo de restauradores, liderado por María Ros y Aimar Morán, realizó un examen exhaustivo de cada centímetro de la escultura. Ellos afirman que las pérdidas de volumen son mínimas, y si miramos de cerca a uno de los leones, solo se nota que su uña está ligeramente limada. ¿No te parece que es como cuando uno se mira en el espejo y observa un pequeño grano? Ninguna tragedia, pero ¡menudo problemón para la autoestima!

Herramientas tecnológicas al rescate

Curiosamente, la restauración no es solo un trabajo manual; la ciencia juega un papel importante. Los técnicos utilizan herramientas como un microscopio electrónico y una lupa binocular para tomar pequeñas muestras para analizar en el laboratorio. ¡Hasta parecen científicos de alguna película de Marvel! ¿Te imaginas a estos restauradores con trajes de superhéroes? Aunque en realidad, su verdadero poder radica en su destreza y meticulosidad.

Breve historia de la Cibeles: reparaciones pasadas

La historia de la Cibeles está llena de aventuras –y desventuras. Desde su inauguración en el siglo XVIII, ha tenido múltiples restauraciones. En 1931, por ejemplo, perdió su mano derecha y las llaves que sostenía en la izquierda; ¡todo un drama digno de telenovela! Los técnicos hallaron también marcas de reformas pasadas que atestiguan la historia de la escultura. Es fascinante, ¿verdad?

Durante la Guerra Civil, la fuente sufrió a causa de la metralla de las bombas. No podemos evitar sentir un poco de ternura por la diosa Cibeles, que ha vivido tanto.

Futuro prometedor: ¿qué viene después?

Tras el diagnóstico inicial, el próximo paso implica un vaciamiento de la fuente para realizar ensayos de limpieza y de hidrofugación. De acuerdo con Sandstede, en unas doce o catorce semanas habrá un diagnóstico más concreto. ¿No te sientes un poco emocionado por saber cómo quedará?

En el contexto más amplio de la ciudad, Marta Rivera de la Cruz, delegada de Cultura, comentó que los madridistas pueden respirar tranquilos: si la temporada va bien, podrán colgar su bufanda en la fuente sin preocupaciones.

El costo de la restauración: ¿quién paga la cuenta?

Un aspecto interesante de la restauración de Cibeles es el financiamiento. La intervención en la fuente de Neptuno, por ejemplo, costó más de 150,000 euros. Sin embargo, el apoyo de patrocinadores como L’Oreal hizo que la restauración fuera prácticamente gratuita para las arcas municipales. ¡Eso es tener un buen sponsor! ¿Te imaginas si alguna marca de ropa se alía con un famoso monumento? Podríamos tener a una Cibeles vestida a la última moda.

Proyectos de futuro: un nuevo paseo

Y no todo termina aquí. Madrid sigue transformándose. El Ayuntamiento tiene planes para remodelar la calle Alcalá entre Cibeles y la plaza de la Independencia, creando un bulevar peatonal que ponga en valor la Puerta de Alcalá. Se presupuestan 1.5 millones de euros para este proyecto, que busca convertirla en una amplia zona de paseo rodeada de árboles y plantas. ¿Quién se atreve a decir que Madrid no tiene un plan? Y aunque el tráfico será un desafío, no hay que olvidar que las ciudades son organismos vivos que deben adaptarse.

La operación de ciudad: asegurando el futuro de Madrid

El plan es mucho más ambicioso: la remodelación del Paseo del Prado, que también requiere aprobación de organismos públicos. Para 2025, han destinado 575,000 euros para elaborar un estudio de impacto patrimonial. Esto quiere decir que parece que Madrid está desprovisto de miedo a transformar y adaptar su historia a sus nuevas realidades.

La conexión emocional: cuidemos nuestras joyas

Finalmente, mientras reflexionamos sobre la restauración de la Cibeles, es esencial conectar con nuestra ciudad y su patrimonio. Cada vez que miremos hacia la Cibeles, pensemos en la historia que nos narra. Es una parte de nosotros, y depende de cada uno de nosotros cuidarla. Así que la próxima vez que te pases por ahí, tal vez miras a la diosa con un poco más de cariño, sabiendo todo lo que ha pasado y todo lo que, gracias a un esfuerzo colectivo, ¡podrá seguir luciendo en todo su esplendor!

La fuente de Cibeles no es solo una obra de arte; es un testimonio de la resiliencia de Madrid, un recordatorio de que, en nuestra vida diaria, también debemos poner en valor lo que es importante. Recuerda, amigo lector, que a veces las pequeñas piezas de historia son las que dan forma a nuestra identidad. Cuidemos, celebremos y honremos estos monumentos que enriquecen nuestras vidas y nos conectan con el pasado.