La Copa del Rey siempre tiene un aire de magia, ¿no creen? Este torneo es una de esas contiendas donde cualquier cosa puede suceder, desde goles espectaculares hasta sorpresas inesperadas. Sin embargo, el pasado jueves, la Real Sociedad demostró que la magia puede ser un poco más predecible cuando un equipo de Tercera RFEF se enfrenta a una escuadra de Primera División. La goleada de 0-5 frente al Jove Español nos dejó a todos boquiabiertos, pero no porque haya sido una sorpresa, sino porque se esperaba un espectáculo de alta calidad, y los donostiarras no decepcionaron.
Un comienzo arrollador que dejó sin palabras
Desde el pitido inicial, la Real Sociedad salió al terreno de juego con una intensidad que hacía pensar que estaban en una final. Como si llevaran una inyección de adrenalina, comenzaron a atacar con una ferocidad digna de un tigre al acecho. Fue en el minuto 12 cuando Ander Barrenetxea, con la elegancia de un bailarín, abrió el marcador. Su alegría en ese momento era palpable, y es que, ¿hay algo mejor que marcar en un partido importante?
Pero Barrenetxea no estaba satisfecho con un solo gol. Apenas tres minutos después, volvió a ver puerta. La defensa del Jove, que probablemente aún estaba intentando recuperarse del primer golpe, se encontraba ahora en una situación complicada. En ese momento, me recordó a esos días de mi niñez cuando uno de mis amigos se empeñaba en marcar el final de un juego de fútbol en el parque. La frustración de los que estaban en el otro bando era tan intensa que casi podía oír sus quejas a través del tiempo.
Un primer tiempo que terminó redondo
Con un 0-2 en el marcador, la Real Sociedad no se detuvo. A finales del primer tiempo, Sergio Gómez aumentó la ventaja a 3-0. La afición donostiarra entusiasmo y alegría, comenzando a pensar en el siguiente partido, mientras el Jove Español parecía sumido en una pesadilla. Magunazelaia cerró el primer acto con un gol que sentenció prácticamente el encuentro. Este tipo de ejecución futbolística es como una buena serie de Netflix: enganchante pero cansina, porque sabes que la premisa básica tiende a repetirse.
Estaba claro que el Jove Español necesitaba un milagro para volver a hacer de este partido algo competitivo. Pero, seamos honestos: los milagros son más comunes en las historias de Navidad que en el fútbol. Fue evidente que la Real había encontrado un ritmo confortable y, como tantos de nosotros en la vida diaria, decidieron bajar un poco el pie del acelerador para no desgastarse.
La segunda parte: un juego más pausado pero sin concesiones
Con un 0-4 al inicio de la segunda parte, parecía que el espectáculo se tomaría un descanso. No obstante, la Real Sociedad aplicó lo que yo llamo la “filosofía del choque”: seguir generando ocasiones, aunque la presión ya no estuviera sobre ellos. Aquí entró Beñat Turrientes por Barrenetxea, quien, si bien había sido el héroe del primer tiempo, ya había hecho su trabajo y probablemente estaba pensando en su próxima cena. Su reemplazo permitió a la Real mantener su ataque organizado, aunque un poco menos vertiginoso.
Aún así, el Jove Español no logró hacer un solo disparo serio que pudiera poner en aprietos a la defensa realista. Era una situación desoladora, como cuando intentas convencer a tus amigos de ver una película que tú crees que es genial, pero ellos miran sus teléfonos en vez de la pantalla.
Un cierre glorioso con el 0-5
El tiempo continuó pasando con el partido cada vez más decidido a favor de la Real Sociedad. Pasaron los minutos y el Jove Español, aunque lo intentaba, no lograba ni si quiera acercarse al área rival. Luego, en el minuto 78, Goti López firmó el definitivo 0-5, cerrando un capítulo que muchos habrán querido olvidar. ¿Y quién podría culparlos? Es difícil seguir disfrutando de un partido cuando la esperanza ya ha tenido tiempo de escapar por la puerta.
Este resultado no solo lleva a la Real Sociedad a la siguiente ronda, sino que también les ofrece una dosis de confianza antes de enfrentar a rivales más difíciles. En el fútbol, como en la vida, la confianza es clave, y la Real acaba de recibir una buena inyección de esta.
¿Qué viene ahora para la Real Sociedad?
Si bien ahora tienen un estatus privilegiado en la copa, es importante recordar que la competición aún no ha llegado a su fin. Quedan por definirse los clasificados de otros partidos y, como sabemos, en la Copa del Rey los encuentros pueden resultar tan sorpresivos como un episodio de «La casa de papel». El próximo martes 26 de noviembre, se celebrarán dos encuentros que definirán quiénes pasarán a la siguiente etapa, y ya podemos imaginarnos a los aficionados de la Real esperando con ansias el sorteo del miércoles 27.
Reflexiones finales
Entonces, ¿qué hemos aprendido de este emocionante partido? En primer lugar, la Real Sociedad es un equipo que puede poner de rodillas a sus oponentes si encuentran su ritmo. En segundo lugar, los clubes más pequeños pueden tener un arduo camino por recorrer en la Copa del Rey, pero no debemos desechar su esfuerzo, porque los milagros a veces suceden en el fútbol. Tiene gracia, ¿no? Una de las cosas que más amamos de este deporte es precisamente esa imprevisibilidad, un poco como abrir un paquete de galletas y, en vez de doradas, te encuentras con una recién horneada y crujiente.
Al final, si te tomas un momento para reflexionar, cada gol, cada pase, cada error y cada logro son parte de una historia que se cuenta no solo en el campo, sino también en el corazón de los aficionados. Con eso en mente, ¡que viva el fútbol y que viva la Copa del Rey!
Haciendo un último repaso, ya sea que estés viendo un partido intenso en el estadio o en tu casa, lo importante es disfrutar de cada momento y saber que, a veces, ser aficionado es casi tan emocionante como ser jugador. Así que, la próxima vez que enciendas el televisor para tu próximo partido, quizás deberías prepararte para el espectáculo: en el fútbol, nunca sabemos qué sorpresas puede traernos la próxima jugada.