¡Hola, amig@s! Hoy vamos a abordar un tema que ha causado bastante revuelo en la Comunidad Valenciana y que, sin duda, ha dejado un sabor algo amargo en los círculos políticos y entre la población. Se trata de la cena entre Carlos Mazón, el president de la Generalitat Valenciana, y la periodista Maribel Vilaplana el pasado 29 de octubre. Una cena que, por cierto, tuvo lugar en medio de una riada devastadora que arrasó partes de la provincia. Suena un poco a guion de una serie dramática, ¿verdad? Pero aquí no hay cámaras, solo un mar de preguntas que merece la pena explorar.

Contexto: El día de la DANA que nadie podrá olvidar

Para quienes no están al tanto, o quizás no viven en la Comunidad Valenciana, el 29 de octubre fue un día trágico. La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) provocó un desastre natural que dejó más de 220 víctimas mortales. Mientras tanto, nuestro president, Carlos Mazón, decidía reunirse en un restaurante con una periodista. A veces, la política parece un episodio de «Sálvame,» pero es real, y la situación no es obvio que termine bien.

¿Coincidencia o insensibilidad?

La pregunta que muchos se hacen es: ¿era realmente apropiado tener una comida en ese momento? Como alguien que ha pasado por situaciones de crisis (aunque no tan extremas), puedo decir que es fundamental saber cuándo es el momento de actuar y cuándo es el momento de, quizás, quedarse en casa. La respuesta de la Generalitat fue clara: Mazón no estaba allí en calidad de president, sino como líder del Partido Popular de la Comunitat Valenciana (PPCV), y sostiene que la comida fue sufragada por su partido. Pero, ¿eso lo absuelve de toda culpa? ¿Debería haber cambiado su agenda por consideración a las víctimas y su familia?

La respuesta política y el silencio que habla

En una contestación a los votos socialistas, el secretario autonómico de Relaciones Institucionales y Transparencia, Santiago Lumbreras, aclaró que la Cena no se pagó con fondos públicos. Los diputados socialistas, que evidentemente no estaban anhelando un menú de lujo, exigieron la factura de la cena y aseguraron que había «cinco versiones distintas» sobre la ausencia de Mazón en el Cecopi. Me hace pensar en esos malentendidos que surgen cuando uno llega tarde a una reunión. “¡No era mi intención, en serio!” Pero en la política, esas excusas pueden tener un peso enorme.

La defensa del PPCV: ¿una distracción necesaria?

En una rueda de prensa, Ester Muñoz, vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP nacional, sugirió que era momento de reconstruir Valencia en lugar de enfocarse en la cena. «El pueblo está sufriendo, ¡hablemos de la reconstrucción!», parece pensar. Pero, hasta un punto, esto me lleva a una pregunta: ¿es la distracción una estrategia válida en la política? Ciertamente, aunque sería más efectivo si fuera un plan coherente y no percibido como un intento de desviar la atención.

Lo que ocurrió durante la comida

Según información de Presidencia, en esta comida Mazón le ofreció a Vilaplana nada más y nada menos que la dirección de la radiotelevisión pública À Punt. Vale, digamos que es un poco como ofrecer un papel protagónico a alguien en una película mientras el edificio se incendia. En ese momento, quizás una conversación sobre la población afectada habría sido más apropiada. ¿No lo crees? El contraste es notable, y uno no puede evitar imaginar cómo era el ambiente: risas, historias y, tal vez, una copita de vino, mientras en el exterior, la lluvia y el luto erguían un sombrero en honor a aquellos que habían perdido la vida.

El entorno de Vilaplana reacciona

El entorno de Maribel Vilaplana ha declarado que no hubo «ninguna inquietud» sobre la DANA durante la cena. Personalmente, esto me gustaría preguntarle: “¿de verdad lo pensaron?” En mi experiencia, las conversaciones fluyen en diferentes direcciones, y no es difícil dejarse llevar por la energía del momento. Chicos, estamos hablando de un desastre a las puertas. Imaginen la conversación: “Mientras tanto, en la tele…” mientras el mundo exterior llora. Un pequeño chasquido de la realidad.

¿Qué hacer en tiempos de crisis?

Ahora, esto nos lleva a pensar. ¿Qué lecciones se pueden sacar de esta situación? En realidad, cuando se desata una crisis, necesitamos líderes que actúen, que estén presentes y que demuestren empatía genuina. No se trata solo de administrar un presupuesto o estar detrás de una mesa en un restaurante; se trata de salir y estar con la gente, de escuchar, de preguntar cómo pueden ayudar.

La política no es solo números, es también el arte de la empatía y de la conexión. No debemos olvidar que los electores quieren sentir que sus líderes están en sintonía con sus preocupaciones.

La percepción pública y el impacto en la política

Y el colmo de esto es que, mientras debates sobre el significado de la cena continúan, esta situación puede provocar un retroceso en la popularidad de Mazón y del PPCV. Cuando se habla de desastres, de empoderamiento, de restauración, nadie quiere oír de una cena elegante en un momento tan delicado. Las redes sociales, esos jueces implacables, no han dejado de repetir el eco de las críticas.

En este sentido, sería interesante defender la idea de que la transparencia en la política puede generar confianza. Si se quiere ofrecer la dirección de À Punt, ¡que se haga! Pero también que se expliquen las decisiones. Sin preguntas incómodas para evitar el eslabonamiento de rumores.

Reflexándolo todo: ¿qué nos enseña esta tapa política?

Así que, al final del día, esto no solo es una historia sobre una comida. Es una oportunidad para reflexionar sobre cómo los líderes deben comportarse en situaciones de crisis. En la vida, al igual que en la política, podríamos decir que nuestras acciones, en especial en los momentos difíciles, realmente cuentan más que nuestras palabras. La risa y la broma pueden aliviar tensiones en buen momento, pero en tiempos de dolor, lo que se necesita es respeto y atención.

Entonces, ¿qué hacemos con Enrique, el camarero del restaurante? ¿Le hemos preguntado si está listo para servir la próxima comida de la controversia? En serio, a veces la vida parece un espectáculo, con platos volando, sonsacando verdades y reputaciones, y solo queda preguntarnos: ¿quién tiene la última palabra en este escenario?

Así que la próxima vez que te siente a cenar, consciencia un rato. Asegúrate de que la comida no esté solo deliciosa, sino acompañada de la correcta dosis de consideración. Y si estás en la política, que no se te olvide que no es solo el plato, sino el momento que lo rodea lo que lo hace memorable.

Hasta la próxima, amig@s. ¡Espero que hayan disfrutado esta reflexión tal como disfruto de mis reunidos! 🍽️