La vida es un viaje lleno de encuentros y despedidas, y a veces, la pérdida de una figura importante nos recuerda lo efímero de nuestra existencia. Este 2023 cierra su ciclo con una noticia que ha conmovido a muchos en el mundo empresarial: la muerte de Javier Echenique, actual vicepresidente de Telefónica y exdirector general de BBVA, a los 74 años. Esta noticia no solo marca la despedida de un hombre que dejó una huella imborrable en el sector, sino que también nos invita a reflexionar sobre su legado y lo que representa su vida para aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, trabajar a su lado o simplemente admirarlo desde lejos.

Un hombre noble y un líder excepcional

En un mensaje conmovedor, José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, rindió homenaje a Echenique en redes sociales. Describió a su amigo como un «hombre noble» y un «referente empresarial». ¿No es fascinante cómo una sola persona puede tocar tantas vidas y ser vista con tanto cariño por sus colegas? Álvarez-Pallete también evocó lo que fue un año desafiante para la empresa, donde se despidió de César Alierta en enero y ahora encuentra la fuerza para despedirse de Javier en un frío diciembre. Tal vez, de alguna manera, el frío no solo se sienta en el ambiente, sino también en el corazón de aquellos que lo recordarán.

Recuerdos que perduran

La vida de Javier Echenique comenzó en Isaba, Navarra, en 1951. Licenciado en Ciencias Económicas y Actuariales por la Universidad del País Vasco, Echenique no solo fue un académico sobresaliente, sino también un dedicado profesor. A lo largo de su carrera, ocupó posiciones de liderazgo en importantes instituciones como Allianz, Banco Sabadell, Repsol y ACS. No obstante, quizás su hito más relevante fue su papel en Telefónica, donde fue parte fundamental de las decisiones que moldearon la compañía hacia el futuro. ¿Cuántos de nosotros podemos decir que hemos influenciado a una corporación tan significativa?

Recuerdo un compañero de la universidad que solía decir que «los buenos líderes son como los buenos chistes: difíciles de encontrar y aún más difíciles de olvidar». En este sentido, Echenique se destacó entre la multitud, convirtiéndose en un referente para muchos. ¡Si tan solo se pudieran aplicar los principios del liderazgo de Echenique a nuestras vidas diarias así como se aplica la comedia a las mejores noches de stand-up!

Un legado empresarial incuestionable

Javier Echenique no solo ocupó importantes cargos, sino que también fue un miembro activo en los consejos de administración de empresas como Dragados y Calcinor. Menos conocido, pero igualmente impresionante, fue su pertenencia al McKinsey Advisory Council, una distinción que coloca a alguien en una posición respetada dentro del mundo de la consultoría y el asesoramiento estratégico.

En el ámbito empresarial, su capacidad de tomar decisiones y guiar a otros es digna de mención. Por ejemplo, ¿alguna vez has estado en una reunión en la que las ideas se entrelazan y vuelven un caos total? En esos momentos, un líder como Echenique podría haber elevado la conversación a un nivel donde las ideas se convirtieran en planes en lugar de debates interminables. Aquí es donde la experiencia se hace sentir y permite que todos brillen juntos. A menudo me pregunto si esos ejecutivos también tienen sus propias conversaciones animadas entre pals de vez en cuando. ¿No sería divertido escuchar eso en una cena?

Asumiendo la responsabilidad

Uno de sus mayores legados es la forma en que asumió la responsabilidad de sus decisiones. La honestidad en los negocios es algo que a menudo se menciona, pero pocas veces se practica genuinamente. En una era en la que las expectativas son altas —y así deberían ser— la actitud de asumir y corregir errores se vuelve crucial. ¿Cuántas veces hemos visto asumir culpa a aquellos que ocupan altos cargos? Echenique lo hizo, y eso habla mucho de su carácter.

Recuerdo que, cuando estaba empezando en el mundo laboral, a menudo me decían «El liderazgo se trata de servir a los demás». Javier Echenique vivió esa máxima, convirtiéndose en un faro de luz para muchas personas en su trayectoria.

Una vida llena de historias

Una vida como la de Echenique viene acompañada de un sinnúmero de anécdotas. Por ejemplo, aquellos momentos en los que tuvo que mediar en decisiones críticas, momentos nerviosos que pueden llevar a una empresa al abismo o al éxito. ¿Quién podría olvidar las tensiones durante una crisis financiera o la manera en que, en ocasiones, un líder tiene que dar la cara delante de la prensa, en vez de esconderse en la oficina tras un cierre complicado?

Es probable que, en su recorrido, Javier Echenique haya vivido momentos donde todo se fue de control, pero siempre había un guiño de humor que despachaba la tensión. Tal vez alguna vez sugirió en una reunión que se debería poner una «medalla al valor» a aquellos que podían resistir más de una hora de presentaciones en PowerPoint. ¡Cuántos se habrán reído!

Profundizando en la empatía

La empatía puede sonar como un término moderno que se usa en los círculos de liderazgo hoy en día, pero Echenique lo ha practicado desde sus inicios. En su calidad de líder, no solo se preocupaba por los márgenes y los resultados; también se preocupaba por el bienestar de las personas que formaban parte de su equipo. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido un jefe que realmente se preocupa por nosotros? Su habilidad para escuchar y considerar diversos puntos de vista más allá de los números hizo una gran diferencia.

Imaginen a un líder que entiende que detrás de cada número de ventas, hay historias humanas, cambios de vida y sueños. A menudo es fácil perderse en la burocracia y olvidar que cada decisión que tomamos afecta a personas reales. Javier Echenique fue una de esas raras combinaciones de inteligencia empresarial y humanidad.

Un año para recordar

El 2023 ha sido un año difícil para muchos. La pérdida de Javier Echenique ha sido un golpe duro, no solo para Telefónica, sino para todo el ecosistema empresarial español. Pensar en todos los cambios que se han provocado y que continúan su curso haciendo ruido por los pasillos de las grandes corporaciones es inevitable. A menudo reflexiono sobre cómo los empresarios no solo deben adaptarse al cambio, sino también ser agentes del cambio. Echenique encarnaba esas cualidades, paseándose por su carrera con la certeza de que siempre es posible avanzar, a pesar de las dificultades.

Manteniendo vivo su recuerdo

Mientras cerramos este año y enfrentamos uno nuevo, la pregunta que queda en el aire es: ¿cómo podemos honrar su legado? En un escenario en el que todos estamos luchando por ser escuchados y comprender las complejidades del mundo empresarial, recordar no solo sus contribuciones, sino también su capacidad de conectarse con las personas, puede ser nuestro mejor tributo. ¿Podríamos ser nosotros los que llevemos este legado y hagamos del mundo un lugar mejor, tal como él hizo?

Echenique dejó una marca en el mundo y, aunque ya no esté físicamente con nosotros, sus enseñanzas vivirán en los corazones y las mentes de aquellos que lo conocieron y aquellos que aprendieron de su ejemplo. Es hora de recordar lo que significa ser un verdadero líder.

Reflexiones finales

2023 será recordado por muchas razones, pero entre ellas, la despedida de Javier Echenique se siente profundamente. Es un recordatorio de que cada vida tiene un impacto, y que nuestro tiempo aquí es limitado, así que deberíamos hacer todo lo posible para dejar un legado positivo.

En este cierre de año, tomemos un momento para reflexionar sobre cómo podemos aplicar su filosofía en nuestra propia vida o lugar de trabajo. ¿No es genial pensar que podemos ser la chispa en alguien más? Echenique nos dejó un mensaje claro: «es posible ser humano y exitoso a la vez». Aunque se haya ido, su esencia perdurará en cada nuevo líder que aspire a ser no solo un buen profesional, sino también una buena persona.

Así que, levantemos nuestras copas en honor a Javier Echenique, un verdadero líder y un hombre que entendió que detrás de cada gran empresa siempre hay algo más grande: las personas que la construyen y la hacen avanzar. ¡Hasta siempre, Javier!