Cuando se trata de los conflictos en Oriente Medio, es fácil caer en el cínico escepticismo, ¿verdad? Mientras te preparas un café con la intención de mantenerte informado, un pensamiento cruzado puede surgir: ¿Realmente crees que esta vez será diferente? Lo que se desarrolla en la región se siente como una repetición de una telenovela que nunca termina, donde los personajes cambian, pero el guion se siente familiar. En esta ocasión, la figura central es Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí que, tras un año de guerra, apunta a reestructurar el tablero geopolítico de la región.

La gambito de Netanyahu: entre la oportunidad y la desesperación

Claro, sería fácil simplemente sentarse y criticar las acciones de Netanyahu. Pero, seamos sinceros, que él considere que tiene una «ventana de oportunidad» para lograr algo significativo tras la casi eliminación de Hamás en Gaza es, al menos, audaz. La misión es recapturar el control sobre el relato palestino y, al mismo tiempo, debilitar a Hezbolá e Irán. ¿Pero a qué precio?

Meta en perspectiva: tras el violento ataque del 7 de octubre de 2023, donde Hamás buscó, según muchos analistas, revivir la causa palestina, Netanyahu se ha visto obligado a adoptar una posición más agresiva. ¿Es esto una estrategia brillante o solo una medida desesperada? Con la mirada puesta en el futuro de Gaza, Líbano, y más allá, nos enfrentamos a un denso entramado de ansiedades, esperanzas y el temor de que, nuevamente, el ciclo de violencia continúe.

Hamás y la reactivación de la causa palestina

Recuerdo la primera vez que escuché hablar de Hamás. Fue en una conversación en la que un amigo me preguntaba: «¿Pero no sabes que esos tipos están luchando por un derecho realmente importante?» En ese momento, no pude evitar pensar en la complejidad del conflicto. ¿Por qué cualquier grupo tendería a comprometer vidas humanas al buscar sus ideales? La respuesta a esta pregunta tiene mucho más profundo cuando consideramos la estrategia detrás de Hamás.

El ataque de Hamás fue diseñado para crear un revuelo en la comunidad internacional y, de paso, atraer a una generación más joven, que quizás se había vuelto apática o, peor aún, ignorante de la situación. La estructura de la organización es como un juego de ajedrez: cada movimiento es medido y calculado con precisión. El objetivo original podría haber sido una rápida reacción de Israel, abriendo frentes adicionales y debilitando su capacidad de respuesta.

Aun así, un año después, aquí estamos, con el Ejército israelí aún luchando para desarticular a Hamás en un territorio del tamaño de Málaga. Irónicamente, el mismo movimiento que buscaba visibilizar la situación palestina ha mantenido su legado de lucha y resistencia. Todos hemos oído el término «guerra de guerrillas», pero, ¿realmente sabemos cómo se siente vivir una? A veces es demasiado fácil plantear teorías desde la comodidad de nuestro sofá.

¿Los halcones de Netanyahu están listos para el vuelo?

Podría escribir un ensayo sobre lo que significa ser un «halcón» en la política israelí, pero hay aspectos más interesantes. Por ejemplo, ¿qué pasa cuando las ambiciones se enfrentan a la realidad? La combinación de deseos de Netanyahu y los halcones del gabinete es un cóctel explosivo. Ellos ven una oportunidad dorada para reestructurar Oriente Medio a su imagen y semejanza, un lugar que antes habrían soñado como un jardín secado por el conflicto continuamente.

¿Qué planean hacer? Aumentar la presión sobre Gaza y desplegarse en Líbano. Tal anterior declaración sobre «ocupar la Franja de Gaza» es la «perla de sabiduría» de esa estrategia. Sin embargo, los planes de angostamiento y limpieza de Netanyahu en Gaza se enfrentan a las duras realidades sobre el terreno y, de nuevo, a la experiencia adquirida por Hezbolá en Siria.

Dicho esto, tal vez es una buena ocasión para recordar el viejo refrán: «El que mucho abarca, poco aprieta». ¿Cuánto tiempo puede Israel resolver violencias y luchas de forma unilateral antes de que la situación le estalle en la cara? La historia ha demostrado que tales incursiones suelen terminar en fiascos.

El incómodo juego de Irán y sus milicias

A mi abuela le encantaba contar historias sobre los «tigres de papel». Siempre argumentaba que esas eran las grandes amenazas que al final no representaban un verdadero peligro. Parece que es una lección que Israel ha aprendido muy bien. Irán, cuyo régimen a menudo es visto como un titiritero de conflictos en la región, ha mostrado ser un adversario menos formidable de lo esperado. Desde la toma de posiciones de milicias hasta el respaldo a grupos como Hezbolá, la estrategia diversa de Irán ante las múltiples provocaciones ha sido, a menudo, más efectista en la retórica que en la acción.

Sin embargo, después de la eliminación de varios líderes clave, incluidos los ataques en el consulado iraní en Damasco, el ejército israelí parece haber otorgado un nuevo impulso a su intento por desmantelar la maquinaria de resistencia. ¿Pero qué próxima maniobra podría haber planeado Irán?

Te encuentras en una especie de laberinto fantasioso. Merece la pena considerar que, aunque Netanyahu ha alquilado las ediciones de su historia a los triunfos, un cambio de aliados o una reacción imprevista de Irán podría cambiar el rumbo de su narrativa. La forma en que Israel ha abordado la amenaza nuclear iraní nos lleva a preguntarnos: “¿Estamos haciendo que esta amenaza sea más prominente al ejercer la presión incorrecta?”

Líbano: el campo de juegos de futuras hostilidades

Recuerdo mi primera visita a Líbano. No estaba preparado para la dura realidad que se ciñó sobre el país. En aquel entonces, pensaba solamente en el «espectáculo de los arcos». La historia parece repetirse, y nuevamente, Líbano emerge como el campo de juego de conflictos en un ambiente tenso.

La entrada de Israel en Líbano ha sido meticulosamente planeada, al igual que en invasiones previas. Pero, hay un cambio: Hezbolá no es el mismo ejército de hace dieciocho años. Los matices de la resistencia no son fácilmente quebrantables hoy en día. Han ganado experiencia y motivación a lo largo del tiempo, lo que transforma cada enfrentamiento en algo mucho más peligroso.

La pérdida de liderazgo en el campo de batalla es solo el telón de fondo de una larga saga. Pero, ¿quién puede olvidar el pasado? A diferencia de años anteriores, donde contaban con aliados dentro del país, la dinámica actual está marcada por la polarización y una falta de apoyo. Uno se pregunta: ¿será Líbano el escenario de otra derrota para Israel?

La respuesta internacional y el legado de la guerra

En medio de este caos, se planta un dilema: muchos ciudadanos de la comunidad internacional miran los acontecimientos con impotencia. Mientras que un número impresionante de vidas humanas se pierden en Gaza, el silencio en torno a esta crisis sugiere que hemos aprendido a ignorar lo que no podemos arreglar. En ese contexto, ¿la brutalidad de los golpes israelíes está comprando tiempo o creando cicatrices más profundas?

El concepto de «genocidio» ha cobrado relevancia en las discusiones en torno a las acciones de Netanyahu y su gobierno. Con cifras aterradoras que sugieren casi 42,000 muertes en Gaza, el eco de las voces internacionales se silencia para evitar la incomodidad del conflicto. Un grupo de médicos estadounidenses estima que el número podría ser mucho mayor, y lo que obstinadamente se presenta como una guerra de «defensa» resuena a través del tiempo como una tragedia constante.

Sin embargo, la historia nunca está en números, sino en las vidas detrás de ellos. A medida que avanzamos a través de un año en el que las voces palestinas se han intensificado, la cuestión de la responsabilidad individual y colectiva vuelve a surgir. Al final del día, ¿no somos todos un poco responsables de las guerras que continúan?

El camino hacia adelante: expectativas versus realidades

Al final de este intrincado diálogo sobre Oriente Medio, me deja perplejo el estado actual del conflicto. Tal vez la visión de Netanyahu de reestructurar a Oriente Próximo puede ser un espejismo. Siempre que las intervenciones externas prevalezcan sobre las conversaciones internas y la solidaridad se convierta en mera palabrería, ¿hay esperanza real?

Uno podría adoptar una perspectiva pesimista: las cosas tienden a seguir empeorando hasta que se rompe el ciclo. Pero, como me gusta recordar a mis amigos: “Cada nube tiene su rayo de sol”. A medida que la situación de la guerra se vuelve más confusa, es posible que las nuevas generaciones árabes encuentren un camino para redefinir la lucha palestina en un contexto que resuene más allá del conflicto armado.

En conclusión, la audacia de Netanyahu puede resultar en una nueva era en la región o bien seguir perpetuando un ciclo de violencia y desconfianza que podría desgastarse y convertirse en un nuevo capítulo de una larga historia. Mientras nos tomamos el tiempo para saborear nuestras tazas de café, debemos recordar que las decisiones de hoy serán las historias de mañana. A veces, incluso es necesario desdibujar los guiones viejos para que nuevos comiencen a tomar forma.