La Navidad, esa época mágica del año en la que los niños parecen ser los verdaderos protagonistas. Ya sabes, luces parpadeantes, villancicos en constante repetición y la omnipresente figura de Papá Noel llamando a tu puerta (espero que no lo tomes a mal, Santa). Pero, entre las comidas familiares y el estrés por encontrar el regalo perfecto, me he preguntado: ¿realmente todos los niños disfrutan de esta parafernalia navideña? Y, sobre todo, ¿qué es lo que realmente les hace felices?
Como alguien que ha pasado por varios años de Navidades, con mi propio hijo demandando juguetes que parecen más una estrategia de marketing que una necesidad real, he decidido investigar un poco más sobre lo que significa la felicidad navideña para los más pequeños. Te advierto, hay muchas más capas en esta cebolla de Navidad de las que podrías imaginar.
La ilusión infantil: ¿Es solo sobre los regalos?
María José Lladó, psicopedagoga y fundadora del centro Acimut, dice que la felicidad es un estado de ánimo que puede mantenerse en el tiempo y que no depende únicamente de hacer una lista de deseos interminable. ¿Cuántas veces hemos visto a nuestros hijos abrir un regalo con una emoción desbordante, solo para que 10 minutos después estén más interesados en la caja que en el juguete en sí? Esto nos plantea la primera pregunta: ¿es el consumismo lo que alimenta la ilusión de nuestros hijos, o está más relacionado con el tiempo de calidad que pasamos con ellos?
De acuerdo con Lladó, el verdadero sentido de la felicidad infantil radica en sentirse seguros y respetados. ¡Qué concepto tan sencillo y, a la vez, complejo! Así que, quizás deberíamos replantearnos la lista de deseos desde un ángulo diferente. ¿Qué tal si, en lugar de buscar lo último en juguetes tecnológicos, nos enfocamos en crear memorias durante las fiestas?
Regalos materiales vs. experiencias inolvidables
Una de las sugerencias que más resonó en mí fue la de Iosune Mendia, psicóloga y coach familiar. Ella enfatiza que los vínculos de calidad son más importantes que la cantidad de regalos. Recuerdo un año, cuando decidí sorprender a mi hijo con un viaje al parque de atracciones en lugar de una montaña de juguetes. La sonrisa en su rostro al entrar y ver todas las atracciones fue un regalo que ningún juguete podría igualar.
Además, Mendia sugiere que, en lugar de centrarnos en la cantidad de regalos, podemos crear experiencias que se convertirán en un tesoro emocional. ¿Quién no recuerda su primera vez en un parque de atracciones, o esa tarde decorando galletas de jengibre? ¡Esa es la auténtica magia de la Navidad!
El dilema del consumismo
Hablemos de la palabra de moda: consumismo. En esta época del año, parece que estamos rodeados de anuncios que nos dicen LO QUE DEBEMOS comprar. Y, como padres, sentimos la presión de que nuestros hijos sean los que más juguetes reciban. Lo gracioso es que, mientras más compramos, más parecen necesitar. Es como un ciclo vicioso que no tiene fin, ¿verdad?
Mendia menciona que somos los adultos quienes nos envolvemos en un consumismo desenfrenado y luego nos quejamos de que los niños no valoran nada. La verdad es que una de las claves puede ser poner límites y involucrar a nuestros hijos en las decisiones sobre lo que quieren y necesitan. Pero, seamos realistas, intentar que un niño de cinco años razone sobre la importancia del ahorro es como intentar explicarle por qué no debe comerse 15 galletas antes de la cena. ¡Yo probé y fracasé!
La conexión emocional: ¡Feliz Navidad a todos!
Una de las cosas que me han ayudado a entender mejor las emociones de mi hijo fue sentarnos a hablar sobre el significado de la Navidad. Claro, para un niño, las luces y los regalos son lo más emocionante, pero al incluir temas como la bondad, la generosidad y la familia en lo que celebramos, empezamos a construir una conexión más profunda.
La psicóloga Iosune Mendia también sugiere evitar la idea de que la felicidad depende de los objetos materiales. En cambio, debemos poder trasmitirles el verdadero significado de estas festividades. Me encantó la idea de crear un calendario del adviento que no solo incluya dulces o juguetes, sino pequeños actos de bondad que podamos hacer como familia. ¡Dicho y hecho! Un día, decidimos donar juguetes a una asociación local y la expresión en su rostro al pensar en otros niños fue leyenda.
Pensando en el futuro: sostenibilidad y conciencia
Hablemos, por último, del aspecto ambiental de la Navidad. Con cada vez más gente preocupada por el planeta, ¿es hora de replantear nuestras tradiciones navideñas? Mendia nos invita a considerar juguetes sostenibles y experiencias en lugar de objetos. ¿Por qué no regalar algo que no solo sea divertido, sino también bueno para el medio ambiente?
La parte triste es que muchas veces nos dejamos llevar por la opción más fácil al comprar. ¿Te suena familiar? Pero imaginemos un mundo donde los juguetes estén hechos de materiales reciclados o, mejor aún, donde pasemos un día en familia haciendo algo creativo juntos, como construir nuestras propias decoraciones navideñas. La idea de crear un «santa workshop» en casa definitivamente suena atractiva y podría proporcionarnos a todos la alegría que buscamos en esta temporada.
Conclusión: La verdadera felicidad en Navidad
Así que, ¿qué hemos aprendido de todo esto? La felicidad de nuestros hijos puede no radicar en la cantidad de luces, comida y regalos, sino en los vínculos que compartimos, las experiencias que vivimos y el cuidado que tenemos por nuestro planeta. En un año en el que el consumismo parece estar en su apogeo, es nuestra responsabilidad como padres crear un entorno donde nuestros hijos puedan ser felices siendo quienes son, sin la presión del materialismo.
Recuerda que la Navidad no se trata solo de los regalos, sino del tiempo y la atención que pasamos con nuestros seres queridos. Así que este año, mientras prepares las luces y el árbol, no olvides incluir en tu lista de deseos lo más sencillo y precioso: crear momentos inolvidables.
Te propongo un reto: ¿y si este año decides limitar la cantidad de regalos y en su lugar, optas por crear un calendario de actividades familiares, donde cada día haya una nueva experiencia por disfrutar? Te aseguro que los recuerdos que crearás serán el verdadero regalo de la Navidad.
¡Felices fiestas! 🎄✨