El futuro de la movilidad ha llegado, y su nombre es vehículo eléctrico. En 2024, la red de puntos de recarga en España creció de manera notable, lo que debería ser motivo de celebración, ¡pero no todo es un paseo por el parque! A pesar de que la cantidad de puntos de recarga públicos ha aumentado, los principales operadores del sector han denunciado que enfrentan importantes cuellos de botella que dificultan la instalación de estos puntos.
Así que, ¿qué está pasando en esta carrera hacia una movilidad más sostenible? Agárrate que vamos a dar un paseo por la situación actual de la recarga de vehículos eléctricos en España.
Un panorama mixto: avances y obstáculos en la recarga de vehículos eléctricos
Desde que era un niño, y ni se me pasaba por la cabeza la idea de tener un coche eléctrico, me preguntaba cómo sería la vida con ellos. Ir por la carretera con un auto que no emite gases era un sueño, y hoy, ese sueño se está haciendo realidad. Pero, como en toda historia, hay giros inesperados. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), al finalizar 2024 había entre 38,725 y 40,438 puntos de recarga en toda España, lo que representa un aumento de más del 32% con respecto al año anterior. ¡Fantástico, ¿verdad?!
Pero aquí viene el truco: estos números son solo parte de la historia. Iberdrola y otras compañías han advertido que el tiempo que va desde que un proyecto de instalación se inicia hasta que se finaliza puede tardar entre 10 meses y 36 meses. Esto significa que, a pesar del crecimiento, muchos puntos que podrían estar alimentando coches eléctricos todavía están atrapados en un limbo burocrático.
¿Qué está retrasando todo esto?
La paciencia es una virtud, pero después de un par de meses, al igual que cuando esperas una pizza que prometió llegar en menos de 30 minutos, el optimismo puede desvanecerse. Según Pablo Pirles, director de Iberdrola BP Pulse, de los plazos mencionados, apenas seis semanas corresponden a la instalación en sí. El resto se pierde en un laberinto administrativo donde uno podría perder toda esperanza de inmediatez. Desde permisos de construcción hasta solicitudes de acceso a la red eléctrica, el proceso es más complicado que armar un mueble de IKEA sin instrucciones.
La burocracia se convierte en un héroe maligno que se adapta a cada rincón. Los datos muestran que aproximadamente el 65% de las estaciones de recarga aún están a la espera de ser energizadas debido a las exigencias municipales y de las distribuidoras. Entonces surge la pregunta: ¿es realmente necesario tener tantos permisos?
La voz del sector: necesidades de cambio y mejora
Como buen aficionado a los coches (y a la tecnología), siento que la transición hacia una movilidad sostenible debería ser un paseo. Daniel Pérez, consejero delegado de Zunder, ha destacado la necesidad de una “ventanilla única” al estilo francés para simplificar todos estos procesos. Porque seamos sinceros, ¿cuántas veces hemos deseado que los procesos administrativos fueran tan sencillos como un clic en un botón?
Además, el director general de Anfac, José López-Tafall, plantea una argumentación validada por la lógica: ¿por qué no señalizar los puntos de recarga de la misma manera que hacemos con los restaurantes o las gasolineras? ¡Oh, la forma en que me emocionaría ver un cartelito señalando una estación de recarga en un área de descanso mientras viajo!
Medidas del gobierno: ¿eficaces o insuficientes?
A pesar de la frustración, el Gobierno de España no se ha quedado con los brazos cruzados. La vicepresidenta tercera y ministera de Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha enumerado varias iniciativas que se han implementado desde 2018 para facilitar la expansión de la red de carga. Desde suprimir figuras burocráticas innecesarias hasta obligar a que haya puntos de carga en parking públicos, el gobierno parece estar tomando medidas al respecto. Sin embargo, las críticas persisten.
Con un ligero humor, me imagino a la ministra sentada frente a una gran mesa, lanzando gráficos de crecimiento y cifras en la cara de la oposición, como en una competencia de lanzamiento de dardos. Porque, aunque hay una notable mejora en la cantidad de puntos (más de 1,000 puntos al mes se han estado instalando), las quejas del sector resaltan que todavía hay que enfrentar significativos desafíos estructurales. “Hemos hecho esto, ¿qué han hecho ustedes?” podría fácilmente formar parte de un guion de película cómica.
La desigualdad geográfica en la red de recarga
No todo el país está siguiendo la misma sinfonía. Madrid, aunque es el principal mercado automovilístico de España, tiene menos puntos de recarga que Cataluña. Este es un rompecabezas más complejo que resolver la cuadratura del círculo: Madrid tiene solo 4,873 puntos frente a los 9,125 de Cataluña.
La situación es aún más desconcertante con la cantidad de puntos inoperativos. ¡Imagínate salir a cargar tu coche y encontrar un cajón vacío! Cataluña es la comunidad que más puntos inoperativos tiene, con 2,449 que no pueden usarse. Este desfile de tuve-tuve no es solo frustrante; es alarmante.
El dilema del transporte de mercancías: un gran reto
Pero, ¿qué pasa con el transporte de mercancías? No podemos olvidar que la electrificación del transporte no es solo en coches de pasajeros. Iberdrola, por ejemplo, ya ha lanzado un Megahub en Salamanca que promete cambiar las reglas del juego para el transporte de largas distancias. ¿Alguna vez tienes la sensación de que estás al volante de un camión que lleva más carga de la que puede manejar? Eso es lo que sienten los operadores en la actualidad. La necesidad de puntos de recarga adaptados y potentes para camiones pesados es crucial para el avance sostenible.
La solución está en tus manos: aplicaciones y más aplicaciones
El mundo de los coches eléctricos conlleva no solo la infraestructura física, sino también la digital. Usar múltiples aplicaciones diferentes para acceder a puntos de diferente compañías puede ser más aburrido que un masaje de pies después de un largo día (y eso ya es un nivel de aburrimiento elevado). La solución parece estar en la creación de plataformas únicas que integren todos estos servicios.
Waylet de Repsol, por ejemplo, permite gestionar el pago y estado de sus propios puntos y también incluye otros 3,000 puntos. Parece un gran avance, pero la necesidad de aplicaciones múltiples sigue ahí, y cada vez más, los usuarios claman por simplificaciones.
Reflexiones finales: el camino hacia la normalización
Al final del túnel hay luces, y la movilidad eléctrica está tomando forma. La transición hacia una infraestructura de recarga más accesible y eficiente puede no ser de inmediato, pero sin duda es posible. Carlos Bermúdez, de Repsol, resumió bien la situación: la capacidad de infraestructura de recarga es actualmente adecuada, pero las barreras administrativas aún persisten y deben ser eliminadas si queremos alcanzar nuestras metas de electrificación.
Así que, amados lectores, mientras avanza la revolución de la movilidad eléctrica, recordemos mantener la esperanza y tal vez un poco de humor frente a la burocracia. ¿Estamos listos para ser parte del cambio? La respuesta está en nuestras manos.