La historia de Mallorca, la hermosa isla del Mediterráneo, ha estado marcada por un equilibrio delicado entre la naturaleza y el desarrollo humano. En los últimos años, un nuevo capítulo se ha abierto en este dilema, donde la energía renovable entra en conflicto con la conservación de su biodiversidad. La reciente propuesta de un parque fotovoltaico en Sencelles ha levantado ampollas entre los lugareños y los ecologistas, desatando un debate intenso sobre hasta dónde llegarán los esfuerzos por una transición energética que no implique sacrificar nuestros recursos naturales y, a fin de cuentas, nuestro hogar.

Un vistazo a la propuesta del parque fotovoltaico

La empresa alicantina Sun Hive tiene planes ambiciosos para instalar un parque solar de 220 hectáreas que incluye 33,600 paneles de 625 W en medio del paisaje rural de Sencelles. Lo que podría parecer un paso hacia el futuro de la energía sostenible para algunos, es visto por otros como una aberración ecológica. ¿Cómo es posible que en una de las áreas con mayor biodiversidad de la isla se pretenda llevar a cabo un proyecto de esta magnitud?

Imagina que te invitan a una fiesta de cumpleaños, solo para descubrir que han decidido usar tu jardín seria como el escenario principal. Como si de la noche a la mañana, las luces, la música y una multitud de desconocidos invaden ese espacio que siempre has considerado tu refugio. ¡Eso es lo que sienten muchos de los vecinos de Sencelles! La resistencia es palpable, y se ha manifestado en más de 1,100 alegaciones contra el proyecto. ¿Qué nos dice esto? Que cuando se trata de cuestiones vitales como el entorno en el que vivimos, ¡la comunidad no se queda callada!

Territorio en juego: un bosque de encinas amenazado

La localización del parque fotovoltaico en cuestión no solo es chocante por su tamaño, sino también por su daño potencial al ecosistema. La zona donde se planea la instalación alberga importantes recursos naturales, incluidos bosques de encinas y zonas de frutales. Joan Rigo, regidor de Participación, Igualdad y Medio Ambiente en el municipio, no oculta su frustración: “¿Cómo se atreven a tocar esto?”.

Es válido cuestionarse: ¿es realmente correcto priorizar los objetivos energéticos sobre la protección de nuestro planeta? La respuesta, para muchos, es un rotundo «no».

La promesa de una transición energética sostenible no debe significar la destrucción de nuestros recursos naturales. La Ley 10/2019 de Cambio Climático y Transición Energética es clara al respecto: las instalaciones renovables deben respetar las normativas territoriales y desarrollarse en zonas de desarrollo prioritario. ¿Por qué, entonces, se permite que empresas como Sun Hive ignoren estos requisitos vitales?

La política detrás del conflicto

No se puede abordar este conflicto sin mencionar el papel del gobierno local y los partidos políticos involucrados. ¡Ah, la política! Un territorio donde las promesas rara vez se hacen realidad. En este caso, incluso el partido en el gobierno, el PP, ha expresado su oposición al proyecto, aludiendo a su relación con el pueblo y su compromiso con la conservación.

El alcalde de Sencelles, Joan Carles Verd, se ve en una situación complicada, intentando equilibrar la búsqueda de energía renovable y las inquietudes de sus ciudadanos. “Queremos avanzar hacia un modelo energético sostenible”, declaró en una reciente reunión. Pero, por otro lado, “no a costa de nuestro entorno”. La ironía no se pierde: ¿de verdad se puede tener el pastel y comérselo también?

Los locales plantean que existen alternativas, como la instalación de paneles solares en tejas de edificios públicos y comunidades energéticas que no invadan terrenos valiosos. ¿No es lógico que utilicemos lo que ya tenemos antes de arrasar con lo natural?

La voz de los ecologistas: ¿renovables sí, pero así no?

Aquí es donde entra en escena el colectivo «Renovables, sí, pero así no». Esta agrupación ha hecho eco de las preocupaciones de la comunidad, abogando por un enfoque sostenible que no solo fomente la producción de energía, sino que también respete el patrimonio ecológico de la isla. Sus líderes expresan que el greenwashing (un término de moda que hace referencia a las prácticas engañosas de empresas que se presentan como más ecológicas de lo que realmente son) está muy presente en la actualidad: “Muchos de estos proyectos no aportan beneficios reales. Son una fachada para recibir subsidios, todo en nombre de una emergencia climática”.

El dilema del agua y la macrogranja en Sineu

No muy lejos de Sencelles, la preocupación por la sostenibilidad sigue creciendo. Se planea una macrogranja con un mundo de más de 750,000 gallinas en Sineu, lo que podría convertir a esta granja en una de las más contaminantes del país. ¿Cómo es posible que una comunidad como esta, que enfrenta desafíos hídricos ya serios, esté considerando gastar su agua en producir millones de huevos al año? La relación entre la producción de alimentos y el uso responsable de los recursos es un tema crucial aquí.

Desde luego, las discusiones no llevan el mismo tono que una charla de café. Aquí estamos hablando de la salud pública, del acceso al agua y de la sostenibilidad, y es por estas razones que los vecinos de Sineu y Sencelles no tolerarán que las decisiones sobre sus tierras se tomen sin su participación.

Mirando hacia el futuro: alternativas a la energía renovable convencional

Mientras el alba de la energía solar se apodera del país, surgen preguntas sobre cómo podemos encontrar un equilibrio. Margalida Rosselló, portavoz de «Renovables, sí, pero así no», plantea una propuesta radicalmente necesaria: promover el autoconsumo. En lugar de despojar la tierra de su riqueza natural, ¿por qué no enseñamos a las comunidades a hacer uso de sus propios espacios y recursos?

Imagina esto: en lugar de poner grandes paneles en áreas boscosas, se incentiva la instalación de paneles en los tejados de los mismos hogares. No solo genera energía, sino que también crea una comunidad más responsable y unida. ¿No es este el verdadero espíritu del desarrollo sostenible?

Ceñirse a la legalidad: el papel del gobierno balear

La situación en las Islas Baleares, que actualmente cuenta con 191 plantas fotovoltaicas en suelo rústico, está lejos de estar resuelta. La respuesta del Consell de Mallorca ha sido contradictoria y les ha llevado incluso a emitir informes desfavorables contra los proyectos en tramitación. Mientras tanto, voces desde el gobierno claman por una hoja de ruta clara y sustentable.

Los informes técnicos que han evaluado el impacto ambiental de proyectos como el de Sencelles destacan que, a largo plazo, la necesidad de descarbonización no puede ser alcanzada a costa de talar bosques. En efecto, los estudios demuestran que los bosques son más eficientes en la captura de CO2 que cualquier área agrícola. Así que, ¿por qué arriesgar lo que tenemos por un sueño sostenible que podría convertirse en una pesadilla ecológica?

Como anécdota personal, recuerdo una conversación que tuve con un amigo sobre el reciclaje. “¿Cómo te sientes al respecto?”, le pregunté. “Está bien, pero tiene que ser más que un simple slogan”, me respondió. “Dame algo que funcione. Quiero ver acción”. Así es como muchos sienten respecto a esta transición energética: acción, no solo palabras.

Conclusión: por un futuro energético responsable

La lucha por un futuro energético sustentable en Mallorca es un microcosmos de los problemas que enfrentamos en todo el mundo. La dicotomía entre desarrollo y conservación no es nueva, pero cada día se torna más urgente. El caso del parque fotovoltaico en Sencelles es solo una de muchas batallas en el camino hacia la sostenibilidad, y como comunidad, estamos obligados a escuchar y valorar las voces de quienes se ven directamente afectados.

El verdadero reto radica en encontrar la equidad y la responsabilidad en la transición energética, asegurándonos que no se convierta en una oportunidad para los grandes capitales a expensas de nuestras tierras y recursos. Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Deberíamos preguntarnos si estamos dispuestos a repensar lo que realmente significa ser sostenibles. Hacer lo correcto quizás no sea el camino más fácil, pero ciertamente es el camino que nos permitirá disfrutar de esa bella naturaleza que hace de Mallorca un lugar tan especial. ¿Es el futuro un paisaje de paneles solares en vez de encinas o podemos encontrar un camino que respete ambos? Solo el tiempo lo dirá.

Con esto, me despido, pero no sin antes invitarte a reflexionar sobre cómo cada decisión que tomamos impacta no solo nuestro presente, sino también el futuro que dejaremos a nuestras próximas generaciones. ¿Qué legado, y sobre todo, qué Mallorca queremos construir juntos?