En la última Conferencia de Seguridad de Múnich, el nombre de Nathalie Tocci resonó con fuerza en los pasillos. Sí, la misma Nathalie Tocci que lleva sobre sus hombros la herencia de Altiero Spinelli, uno de los padres fundadores de la Comunidad Europea, y que, como él, se encuentra frente a la encrucijada del europeísmo en un mundo que parece repleto de fantasmas del pasado. Desde su cargo como directora del Instituto de Asuntos Internacionales en Roma, Tocci ha abogado por un enfoque del europeísmo que no solo se base en ideales utópicos, sino que esté enraizado en la realidad de un mundo en caos y con preocupantes rumbos.

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería vivir en un mundo donde las instituciones y las normas que alguna vez se pensaron garantizadas están ahora en la cuerda floja? Así se siente nuestro tiempo actual, según Tocci. En su reciente obra, La grande incertezza, la académica aborda el concepto de un “nuevo gran desorden mundial”, donde la interdependencia que antes se pensaba sólida ha mostrado ser una ilusión, permitiendo que regímenes autocráticos como el de Rusia desafíen lo que alguna vez se consideró un orden mundial estable.

El eco de un pasado turbulento

Viajemos con Tocci al pasado, a un momento en que muchas de las generaciones actuales ni siquiera habían nacido. ¿Recuerdas la caída del muro de Berlín? La sensación de que la democracia finalmente se abría camino por toda Europa era casi palpable. Esa era la corriente optimista que forjó la buena fe de muchos en la política europea. Tocci, nacida a finales de los 70, sintió el rugido de ese optimismo en su juventud. Pero, como ella misma señala, hoy nos enfrentamos a un espejismo.

Muchos de nosotros experimentamos la transición digital —y eso es apasionante, sin duda—, pero la mirada crítica de Tocci sobre cómo la tecnología ha creado conexiones que, a su vez, se han utilizado para romper esas conexiones, me recordó un detalle humorístico de la vida moderna: la ironía de tener más amigos virtuales y menos interacciones humanas reales. ¡A veces parece que los únicos que realmente se hablan son los gatos en Instagram! Pero a lo que nos referimos aquí es a un fenómeno más serio: la fragmentación social y política que acompaña a nuestra vida conectada.

La reciente Conferencia de Seguridad de Múnich: una llamada de atención

La reciente participación de Tocci en la Conferencia de Seguridad en Múnich subrayó la profunda preocupación que siente por la situación actual. ¿Quién podría haber anticipado que un representante del gobierno estadounidense haría una diatriba enfocándose no en la amenaza externa, sino en lo que él considera una «amenaza desde dentro» de Europa? Mientras los ecos de la guerra retumbaban por el continente, aquí está la extrema derecha intentando cavar fosas de división.

La evidente euforia de los pueblos europeos parece haberse desvanecido, del mismo modo que los pictogramas de los íconos del pasado se desvanecen en la memoria. La extrema derecha, que por definición es nacionalista y euroescéptica, recibe cada vez más espacio en el debate público. Y aquí es donde entendemos, quizás un poco mejor, hacia dónde quiere llevarnos Tocci: un relato claro de que una Europa dividida se vuelve más amenazante y más frágil frente a fuerzas externas que buscan dividirnos aún más.

¿Qué se debe hacer? Una respuesta contundente

Cuando preguntan a Tocci sobre el camino a seguir, su respuesta está impregnada de determinación. Una Europa unida no es solo a nivel geográfico; es, por sobre todo, una unión de valores y principios. Ella aboga por un cambio radical en la mentalidad política, especialmente acerca de la guerra en Ucrania. El mensaje aquí es claro: no se trata de pedir un asiento en la mesa, sino de definir sus propias líneas rojas.

Imagínate que entras a un restaurante, y el chef, que se cree genial, decide servirte un platillo que no pediste. ¿Te sentarías a comer? Creemos que no. De la misma manera, Europa no puede sentarse a la «mesa de negociación» impuesta por potencias imperialistas. La voz de Ucrania debe ser escuchada y Europa debe convalidar su apoyo.

La trampa ideológica del «poder blando»

Un elemento curioso que tocó Tocci fue el supuesto fracaso del “poder blando” de las generaciones pasadas. ¿Te suena la frase «construir puentes, no muros»? Era un lema bastante popular hasta hace poco. Sin embargo, ahora parece que los muros resurgen con más fuerza. La idea de que el «poder blando» podría derretir conflictos hace tiempo que es cuestionable, y Tocci no se detiene en ser crítica. En lugar de ello, sugiere que es hora de levantarse y invertir en defensa; sin embargo, sin sacrificar nuestros valores.

¿Pero cómo se logra este equilibrio en tiempos convulsos? Es el gran desafío, un acertijo al que no hay respuestas fáciles. Hay un nivel de pragmatismo necesario hoy en día, pero no a expensas de los principios fundacionales que permitieron la unión. Nos enfrentamos a un sutil tira y afloja entre defender nuestros valores y garantizar nuestra seguridad; y esto es especialmente crítico considerando la fase actual de la política global.

La vista hacia el horizonte: ¿es posible una Europa fascista?

Otro punto fascinante que tocó Tocci fue la posibilidad de una “Europa fascista”. Aunque esta aseveración puede sonar como un término de un análisis político de otro tiempo, ella advierte que no debemos subestimar la precariedad de nuestra situación. ¿Cuántas veces hemos escuchado que “esto no puede pasar aquí”? La historia está llena de giros inesperados.

Parece que, a medida que otros países de la UE se ven atrapados en la retórica euroescéptica, la idea de que el proyecto europeo puede descarrilarse pierde su carácter de fantasía. Como dijo Tocci, una Europa fascista es posible, y eso debería inquietarnos profundamente. Pero eso también se convierte en una llamada de atención para nosotros: debemos permanecer vigilantes, defender nuestros principios y resistir la tentación de caer en la desesperación.

El camino adelante: unidad como respuesta

Así que, después de un análisis tan profundo y en ocasiones perturbador, ¿qué podemos hacer como ciudadanos? La respuesta, según Tocci, reside en la unidad y la cooperación. Cuando uno observa cómo diversos partidos de extrema derecha han ganado terreno en varios países europeos, es esencial adoptar un enfoque más coordinado para revertir esa tendencia.

Además, ese famoso “sueño europeo” necesita despertar de su letargo, así como nosotros mismos. En un mundo de redes sociales donde, irónicamente, nuestra conexión parece ser más superficial, los llamados a la acción que se oyen de estas voces académicas se vuelven aún más relevantes.

Es un proceso en desarrollo, y cada uno de nosotros tiene una parte que desempeñar. Puede que no tengamos el poder de cambiar el mundo, pero, como habitantes de este continente, sí podemos empezar por crear a nuestro alrededor una comunidad más inclusiva y crítica, haciendo eco de los pensamientos de Nathalie Tocci y apoyando ese espíritu europeo que tanto ha costado construir.

Reflexiones finales

La gran incertidumbre que enfrenta Europa hoy es un reto que no podemos ignorar. Sí, vivimos en tiempos de desorden, pero dentro de ese desorden hay una oportunidad para redefinirnos. El futuro de Europa depende de nosotros, de nuestras decisiones, nuestras acciones y nuestra capacidad de unirnos a pesar de las diferencias.

Cada uno de nosotros puede comenzar con un acto simple de apertura, ya sea compartiendo ideas, entablando conversaciones o participando en nuestro entorno político. La historia ha demostrado lo rápido que las sombras pueden extenderse, pero también ha mostrado el poder de la resistencia y la unidad.

Así que, al final del día, la pregunta sigue en el aire: ¿estás listo para ser parte de ese cambio? ¡Acompáñame, y juntos exploremos cómo podemos forjar un futuro más brillante y unificado para Europa!