En un rincón del universo, donde los átomos danzan y las partículas se comportan de formas que desafían nuestra intuición, se encuentra la mágica pero compleja física cuántica. Es un campo que a menudo nos hace sentir como si estuviésemos atrapados en una película de ciencia-ficción. Y, de hecho, en muchos sentidos lo estamos. Recién tengo presente una charla que escuché hace poco sobre este tema, en la que se decía: «Si un electrón puede atravesar una pared, ¿por qué no podría hacerlo un ser humano?». Así que, ¿por qué no nos lanzamos a entender este mundo complejo de la mano de Sonia Fernández-Vidal, una de sus más apasionadas divulgadoras?
Un camino lleno de partículas y partículas de papel
Sonia nos llega desde Barcelona, ese lugar donde el arte y la ciencia se dan la mano, y cuya carrera es tan colorida como el mismo Gaudí. Con su impresionante currículum que incluye un doctorado en Información y Óptica Cuántica y una colaboración con el CERN, no es de extrañar que Sonia se haya convertido en un referente en la divulgación científica.
Imagina esto: trabajas en uno de los laboratorios más importantes del mundo, donde científicos aceleran partículas como si fueran autos de carreras. Muchos de nosotros ni siquiera comprendemos cómo funciona un microondas, pero ahí está ella, sumergida en el minúsculo mundo cuántico. ¡Eso ya es ciencia-ficción en la vida real!
A su manera, Sonia ha decidido salir del laboratorio y llevar la ciencia a la calle, o más bien a las páginas de libros y las charlas en todo el mundo. En su obra, especialmente en su saga La Puerta de los Tres Cerrojos, busca no solo educar, sino también encender una chispa de curiosidad en lectores de todas las edades. ¡450.000 ejemplares vendidos!, eso es algo que no se ve todos los días.
La necesidad de la divulgación científica
Pero, ¿por qué es tan crucial la divulgación científica, preguntarás? Para Sonia, hay dos razones fundamentales. La primera es que los fondos públicos destinados a la investigación deben retornar a la sociedad. ¿A quién le importa lo que se logra en el laboratorio si el público no tiene acceso a esa información? Y segundo, en tiempos donde la sobreinformación puede fácilmente convertirse en desinformación, es vital fomentar una cultura científica robusta.
¿Te has preguntado alguna vez cuántas veces pasas de largo en las noticias científicas? Te lo confieso: yo pasé gran parte de mi vida ignorando esas páginas, hasta que me di cuenta de que vivía en un mundo donde la ciencia afecta prácticamente todo, desde el clima hasta la tecnología que usamos a diario. Por eso, la labor de Sonia es fundamental; nos enseña a no dejar que la curiosidad se apague como una vela en una tormenta.
¿Qué es realmente la física cuántica?
¡Vayamos al grano! Pero antes de que te entre la pereza de pensar en ecuaciones, permíteme una pequeña anécdota para relajar el ambiente. Recuerdo una vez que intenté explicarle a un amigo qué era la física cuántica. Después de 20 minutos de diatriba sobre electrones y protones, concluyó: «Entonces, ¿estás diciendo que la realidad es solo una alucinación?». No pude más que reírme, pero también me hizo reflexionar sobre la confusión que rodea a este tema.
Básicamente, la física cuántica es el estudio de las interacciones de las partículas fundamentales que son más pequeñas que los átomos. ¿Nunca has pensado por qué una partícula puede comportarse como una onda? O, mejor aún, que un electrón puede encontrarse en dos lugares a la vez… como esos amigos que nunca terminan de decidir si van a la fiesta o se quedan en casa viendo series. Eso es lo que la física cuántica nos dice, y la verdad es que no es de extrañar que los científicos que comenzaron a investigarla a principios del siglo XX la consideraran más cercana a la ciencia-ficción que a la realidad.
Explorando lo desconocido
Sonia compara a los científicos cuánticos con exploradores de un territorio desconocido. Para algunos, esta exploración es un viaje hacia lo individual: la búsqueda de un propósito, una razón de ser. Para otros, es simplemente otro día en el laboratorio. Sin embargo, todos coinciden en un punto: la creatividad es fundamental.
Mientras que tradicionalmente se considera que los científicos carecen de la vena artística, Sonia nos recuerda que tanto la ciencia como el arte requieren imaginación. Así que, por favor, la próxima vez que veas un científico en lab coat, intenta imaginarlo también como un artista pintando el vasto universo con fórmulas y teorías.
La pregunta del millón: ¿ha explicado la física cuántica el cosmos?
Aquí es donde las cosas se ponen realmente interesantes. La física cuántica intenta explicar el universo a través de lo más pequeño, mientras que la teoría de la relatividad se centra en lo más grande. Pero, sorprendentemente, ambas teorías no se llevan del todo bien. Es como dos familiares que siempre terminan peleando en las reuniones. ¿No es frustrante?
Desde hace tiempo, los científicos buscan una teoría unificada que conecte ambas esferas. Una de las candidatas más elegantes, pero aún no comprobadas, es la Teoría de Cuerdas. En términos simples, sugiere que el universo está formado por cuerdas vibrantes, y dependiendo de cómo vibran, así se forman las diferentes partículas. Es como un enorme concierto cósmico donde cada nota cuenta. Sin embargo, desafortunadamente, aún no hemos encontrado la tecnología adecuada para probar estas hipótesis.
Ahora, ¿no es bello pensarlo? Se podría considerar a las matemáticas como la gramática del universo. En ese sentido, si la vida es un libro, nosotros podríamos ser los personajes relativamente extraños que intentan entender la historia.
Reflexiones sobre ciencia y religión: ¿compatibles o incompatibles?
Sonia también aborda otro tema fascinante: la relación entre la ciencia y la religión. A menudo, se presenta esta dualidad como opuestos irreconciliables, pero Sonia nos anima a pensar diferente. Ha habido científicos excepcionales que han sido también creyentes. ¿Recuerdas la última vez que se te presentó una realidad abrumadora que te hizo reflexionar sobre algo más grande que tú mismo?
La ciencia tiene límites en lo que puede explicar sobre el cosmos, y no es extraño que muchos de nosotros busquemos respuestas en algo más que simplemente modelos y pruebas. Al final del día, siempre hay un misterio, un enigma que nunca lograremos desentrañar por completo.
Hacia un futuro brillante para la ciencia en forma de literatura
Sonia no se ha limitado solo a los laboratorios. Su viaje hacia la divulgación comenzó cuando, al coincidir con editores, decidió escribir sobre la fascinante física cuántica en un formato accesible para todos. ¿Alguna vez has sentido que un libro puede abrirte puertas a mundos que nunca imaginaste? Eso es justo lo que ella busca.
Su objetivo es conseguir que aquellos que nunca tocarían un ensayo científico se sumerjan en el mundo cuántico a través de aventuras literarias. Así, muchos adultos han comenzado a explorar conceptos científicos complejos gracias a su trilogía.
La curiosidad, un tesoro perdido en el camino
Recientemente, me hice esta reflexión: todos hemos sido grandes investigadores en algún momento de nuestras vidas. A esa edad en que la pregunta “¿por qué?” superaba los límites de lo razonable. La realidad es que, a medida que crecemos, esa llama puede apagarse. Un niño de cinco años plantea más de 400 preguntas al día. Luego, en la secundaria, se sienten avergonzados de preguntar. ¡Qué pena! Todos hemos estado ahí.
Sonia comparte la necesidad de incentivar las vocaciones científicas en niños y niñas por igual. Las mujeres ya han hecho grandes avances en la ciencia, y hay que seguir buscando más referentes. La importancia aquí es doble: necesitamos diversidad en todos los campos. También debemos dejar de hacer que la ciencia sea percibida como algo intimidante o inaccesible.
¿Recuerdas la última vez que te sentiste curioso? Ahora imagina un mundo donde la curiosidad cuente más que la respuesta. Ese es el legado que Sonia Fernández-Vidal busca dejar.
La cultura científica en España: ¡un camino por recorrer!
Una de las cosas que se deben abordar es la propia relación de España con la cultura científica. Mencionaba Sonia que los periódicos cubren deportes y astrología, pero cuando se trata de ciencia, no hay tanto espacio. ¡Así no! Ya sea en una conversación informal con amigos o durante una cena, la ciencia tiene que estar presente. De no ser así, corremos el riesgo de ser manipulados por quien solo tiene intereses en lugar de un entendimiento potente.
En un mundo donde dependemos cada vez más de la ciencia y la tecnología, nos urge tener una población educada y capaz de tomar decisiones fundamentadas. ¿Sabías que en la era digital, los científicos son igual de importantes que los influencers? Su trabajo tiene un impacto real en nuestras vidas.
Reflexiones finales: una llamada a la acción
Antes de terminar, te hago una última pregunta: ¿cuándo fue la última vez que te dedicaste a algo que realmente te apasionaba y que te había hecho cuestionar la realidad? Sonia, en su viaje por la divulgación, demuestra que la curiosidad y el deseo de aprender son elementos vitales para mejorar como sociedad.
Así que, si alguna vez te sientes perdido en el bullicio de información y redes sociales, recuerda que hay un mundo lleno de misterios esperándote. A veces, todo lo que necesitamos es un buen libro, como «La semilla de una revolución», de Sonia Fernández-Vidal, que puede invitarte a explorar la profundidad del universo cuántico y más allá. Mientras tanto, recuerda: la próxima vez que te enfrentes a una pregunta existencial, permítete disfrutar el viaje de encontrar las respuestas en vez de quedarte en el “no sé”.
Nos enfrentamos a un futuro incierto, pero la ciencia, como dice Sonia, es solo otro camino hacia lo divino. Así que, ¿estás listo para abrir la puerta de los tres cerrojos? 🚪✨