La tortilla de patatas es más que un plato; es casi un símbolo nacional en España. A lo largo del tiempo, ha sido un emblema de la cocina española que evoca recuerdos, discusiones acaloradas y, por supuesto, ¡un buen puñado de anécdotas! En este artículo, te invitaré a hacer un recorrido por las diferentes versiones de este clásico, desde la clásica hecha en casa, con la que muchos crecimos, hasta las innovaciones que nos sorprenden con cada bocado.
Un plato que despierta pasiones
Cuando mencionamos la tortilla de patatas, la primera pregunta que se nos viene a la mente es: ¿con cebolla o sin cebolla? Apuesto a que, si alguna vez has estado en una reunión española, esta cuestión ha generado más debate que la última temporada de tu serie favorita. Desde mis tiempos en la universidad, recuerdo cómo mis compañeros de clase defendían sus posiciones con la vehemencia de un político en campaña. Mientras que los amantes de la cebolla argumentaban a favor de su dulce sabor y textura, los puristas sostenían que añadir cebolla era un sacrilegio.
Entonces, ¿qué tal si nos arriesgamos a explorar algunas de las versiones más sorprendentes de esta deliciosa receta? Y, a medida que avancemos, quizás te animes a probar alguna que no hayas considerado antes.
Madrid: la tortilla de callos
La tortilla de callos de Madrid es una maravillosa fusión que encarna la esencia de la capital. Si alguna vez has ido de tapeo por Embajadores, probablemente te has topado con este plato que casa dos clásicos: la tortilla y los callos. Es una especie de abrazo calórico en forma de tortilla, jugosa y llena de carácter.
Una vez, en una de mis idas a Madrid, decidí entrar a un bar que prometía la mejor tortilla de callos de la zona. La experiencia fue epifánica. Imagínate ese momento en que muerdes algo y tu mente se detiene: el huevo suave besando los callos melosos, ¿hay algo mejor? La clave, según el tabernero, es usar callos bien sazonados, que aportan un sabor intenso. Sin embargo, no te sorprendas si te miran raro por los lados si pides “la típica tortilla” en este bar. La tortilla de callos ha reclamado su lugar como la reina del tapeo madrileño.
Betanzos: la tortilla al estilo gallego
Si bien en Madrid hemos explorado el carácter, dirijámonos a Galicia, específicamente a Betanzos, donde la tortilla no solo se come, se siente. Aquí el tema de la cebolla es más bien irrelevante: lo que realmente importa es la cantidad de huevo. La tortilla de Betanzos se distingue por su jugosidad extrema, casi líquida, si eres un amante de la gastronomía y te atreves a experimentar, ¡este plato debería estar en tu lista de «cosas por hacer antes de morir»!
Una vez visité Betanzos y, os lo prometo, no solo mi paladar, sino mi alma, se sintieron abrazados por la textura y el sabor de esta tortilla. Pensé que, después de comerla, podría formar parte de algún tipo de club exclusivo y secreto de los amantes del buen comer.
País Vasco: la tortilla de bacalao
¡Pasemos al norte! En el País Vasco, la tortilla de bacalao es un clásico en las sidrerías. ¿Has probado alguna vez una tortilla en compañía de una buena copa de sidra? Si no lo has hecho, ¡sálvame el sufrimiento y corre a hacerlo!
En mi primera visita a una sidrería, esperaba una tortilla de patatas común y corriente. Sin embargo, me sorprendió la mezcla de sabor y textura que el bacalao llevaba a la tortilla. Esta versión, que prescinde de lo obvio y se hace con pescado desalado, va bien con un buen chorro de sidra y, créeme, puede hacer que incluso un día nublado se sienta brillante.
Andalucía: la tortilla del Sacromonte
Si pensabas que habíamos visto todo en cuanto a tortillas, espera un poco. Granada nos trae la tortilla del Sacromonte, un plato que puede considerarse una sorpresa para los que tienen un paladar más clásico. Originalmente, incluye ingredientes como sesos y criadillas de cordero. Sin embargo, sí, no te preocupes, hay versiones más “amigables” que sustituyen estos ingredientes por jamón y chorizo para los no tan aventureros.
Recuerdo una noche de verano en Andalucía, donde una amiga pidió esta tortilla, y yo solo miraba con inquietud. Aún así, la curiosidad me ganó, y al probarla, rápidamente dejé mis prejuicios a un lado. La mezcla de sabores era increíble y hacía eco de la larga historia culinaria de la región.
Extremadura: la tortilla con patatas revolconas
Y, si hablamos de Extremadura, hemos llegado a otra mezcla increíble: la tortilla con patatas revolconas. Aquí las patatas pasan de ser simples compañeras a protagonistas en este plato. Te prometo que nada se compara a ese primer bocado en el que el sabor del pimentón y los torreznos inunda tu boca.
En una ocasión, durante un viaje a Extremadura, fui llevado a un restaurante donde una abuela, que parecía ser el alma de la cocina, me ofreció esta tortilla con una sonrisa que podría iluminar una habitación. Una vez que probé ese plato, uno de mis amigos me miró y dijo: «¿es esta la definición de felicidad?». Y, la respuesta es sí.
Cataluña: la tortilla de alcachofas
En Cataluña, la tortilla de alcachofas se lleva la medalla de oro durante los meses de invierno y primavera. Elaborada con alcachofas tiernas fritas, promete entregar un sabor delicado y una experiencia culinaria casi mágica. Algunos locales también le añaden butifarra, lo que le da un toque adicional que no se puede ignorar.
Recuerdo haber estado en una comida familiar en Cataluña, donde la abuela siempre hacía su versión de tortilla de alcachofas. Cuando la sacó de la sartén, el aroma fue suficiente para hacer que todos nos detuviéramos a lados de la mesa. La combinación de la suavidad de las alcachofas y la esponjosidad del huevo era pura poesía.
Castilla y León: la tortilla guisada
Finalmente, recordemos a Castilla y León, donde la tortilla guisada es manjar de dioses. Este platillo no sólo se fríe y se sirve; ¡se guisa! Sí, has leído bien. La tortilla se prepara de manera tradicional y luego se podría decir que se ‘baña’ en un caldo saborizado antes de servir. El resultado, créanme, es una tortilla más jugosa y sabrosa de lo que uno podría imaginar.
Durante un viaje a la región, fui a visitar a unos amigos y ellos me llevaron a un festival de comida. Iba con una idea preconcebida de que la tortilla sería lo enfrentado a lo demás en la mesa. No obstante, ¡qué sorpresa! La tortilla guisada fue, sin lugar a duda, el plato destacado de la noche.
La tortilla de patatas en el corazón de todos
La tortilla de patatas es un simbolo que va más allá de solo ser un plato. Cada región española ha sabido adaptarla y poner su toque especial; y a pesar de las diferencias en ingredientes y métodos de preparación, todos compartimos un mismo amor por este clásico.
Así que la próxima vez que estés en una reunión hablando acerca de la tortilla de patatas, recuerda que más allá de la eterna disputa entre cebolla y no cebolla, lo importante es disfrutar de cada bocado y celebrar la diversidad culinaria que nuestro país tiene para ofrecer. Olvídate de la rivalidad y abracemos la variedad: ¡disfrutemos de todas las versiones de la tortilla que podamos encontrar!
Es tiempo de levantar la copa, brindar por este icónico plato y, si te animas, probar esas versiones que hasta ahora te han parecido extrañas. Al final del día, la comida es una experiencia que debemos disfrutar. ¡Feliz Día Mundial de la Tortilla de Patatas!