La escritura, en su forma más pura, ha sido siempre un vehículo de expresión personal, una conexión íntima entre el autor y el lector. Pero, ¿qué sucede cuando esa conexión se encuentra con la complejidad de nuestra sociedad moderna? ¿Podemos afirmar que el concepto de «escritor compacto», esa figura casi mítica que encarna una voz única y coherente, ha quedado obsoleto? La respuesta, sin duda, es un rotundo sí, y vamos a explorar por qué.
La dualidad del cambio: ¿qué significa ser un autor hoy en día?
La frase «la gente cambia, ¿no?» seguro que la has escuchado o incluso pronunciado en algún momento. Puedes haberlo dicho mientras tomabas un café con un amigo, discutiendo sobre sus nuevas creencias en la vida o, tal vez, mientras decidías que estudiar una segunda carrera sería una idea brillante en lugar de seguir jugando a los videojuegos en casa. La verdad es que todos cambiamos. Pero, ¿por qué sería diferente para los escritores?
Don Hilarión, un personaje icónico de la comedia española, nos enseñaba que «las ciencias cambian que es una barbaridad». Pero más allá de los cambios científicos, el ámbito literario no se queda atrás. Cada vez más, estamos viendo que la idea de un único autor—una figura que sólo publica bajo su propio nombre y con una única voz—incluso al que intenta cambiar el mundo, está en la cuerda floja.
El caso de Pessoa y sus heterónimos
Al mencionar múltiple voces o identidades, uno no puede evitar pensar en Fernando Pessoa, uno de los grandes poetas portugueses y un maestro en la creación de heterónimos. Cada uno de estos heterónimos era más que un seudónimo; eran almas verdaderamente distintas, con pensamientos únicos y estilos literarios propios. Pessoa desmitificó el concepto de «escritor compacto» hace más de un siglo. Su enfoque provocó un cambio radical, un atisbo de que los autores pueden dispersarse entre distintos «yoes» y seguir siendo auténticos.
¿No es fascinante pensar que hace tanto tiempo, Pessoa ya estaba subrayando las complejidades del ser humano? Es como decir que estaba un paso por delante de su tiempo, como un boleto anticipado al futuro de la escritura.
La era digital: el acelerador de la multiplicidad
Ahora, un paréntesis para reírse un poco. ¿Recuerdas cuando te conectabas a Internet usando el «dichoso» sonido de un módem? Esa melodía se ha convertido en un tipo de nostalgia colectiva, un recordatorio de que, sí, hemos cambiado. Y lo cierto es que la era digital ha revolucionado la forma en que compartimos y consumimos contenido.
Con la llegada de las redes sociales, plataformas de blogs y autopublicación, la narrativa ha dado un giro de 180 grados. Un autor ya no necesita un contrato de una editorial tradicional para hacerse oír. Puede escribir sobre su afición a los murciélagos, compartirlo en TikTok y, de un día para otro, crecer una comunidad fiel. ¿Te imaginas? Todo un fenómeno virales alrededor de una afición.
Los escritores hoy pueden ser múltiples al instante, adaptándose a diferentes formatos, estilos y temas. Desde poesía en Instagram hasta ensayos en Medium, se convierten en expertos en un buffet de géneros. Todo esto, claro, puede ser abrumador. ¿Es que nunca tenemos la oportunidad de detenernos y pensar en lo que realmente queremos transmitir?
La figura del creador contemporáneo: un artista multifacético
Si pensaras en un escritor actual, es probable que no te venga a la mente solo un autor tradicional. Más bien, podrías pensar en un bloguero, un youtuber, o incluso un influencer. Es decir, la noción de «escritor» se ha expandido y diversificado. Ahora, los contenidos se producen no solo para ser leídos, sino también para ser vistos y compartidos.
Te compartiré una anécdota personal: hace poco, decidí experimentar con TikTok y postear algunos breves vídeos sobre temas literarios. No solo recibí comentarios sobre los libros, sino que descubrí que había una verdadera comunidad interesada en discutir sobre la influencia de ciertos autores. Era como ser parte de un gran club literario, pero uno donde la lectura pasaba de ser una actividad solitaria a una experiencia social. ¡Eso es poder!
La autenticidad frente a la diversidad: el gran dilema
Ahora bien, con todos estos cambios surgiendo, también viene la pregunta: ¿estamos sacrificando la autenticidad por la diversidad? Este es el punto que muchos críticos suelen plantear. ¿Estamos creando contenido tan diverso y fragmentado que perdemos la conexión honesta y sincera con el lector?
La respuesta no es sencilla, y aquí está el truco: sí, a veces lo hacemos, pero también hay una belleza real en esa variedad. Cada voz nueva que emerge representa diferentes experiencias, perspectivas y verdades. ¿Acaso no es eso lo que hace rico el mundo de la literatura? La diversidad, aunque a veces caótica, expande nuestras mentes.
El balance entre ser auténtico y multifacético
¿Significa esto que los escritores deben dejar de lado sus voces únicas para adaptarse a nuevas tendencias? En absoluto. La clave aquí está en el balance. Se trata de encontrar formas de expresarte que sean verdaderas para ti, sin dejar de lado la posibilidad de explorar diferentes géneros y estilos. Un buen escritor puede ser versátil sin perder lo esencial que lo caracteriza.
En este sentido, esta evolución del autor nos invita a ser honestos. Nuestra narrativa puede tomar muchas formas sin dejar de ser nosotros mismos. Porque al final del día, el lector se conecta no solo con las historias, sino también con quiénes somos como narradores.
La influencia de las plataformas digitales en nuestra diversidad narrativa
En una época donde las plataformas digitales se han convertido en la meca de la expresión artística, es esencial preguntarse: ¿cómo influencian estas plataformas nuestra creatividad y cómo usamos nuestra autenticidad en ellas? Cada red social ofrece un espacio diferente: Twitter para opiniones cortas y afiladas, Instagram para lo visual, y Facebook para largos intercambios. Todo esto crea un panorama complejo donde los escritores pueden mostrar múltiples facetas de su creatividad.
Las plataformas como Substack han cambiado el juego permitiendo a los escritores monetizar su contenido, mientras que el podcast, ese magnífico formato que se ha apoderado de nuestros desplazamientos, invita a nuevas voces y relatos a ser escuchados; un verdadero abrazo a la diversidad.
La conclusión: ¿qué nos espera en el futuro?
Volviendo a la idea inicial: el concepto de «escritor compacto» se desmorona. La era digital, con su variedad de formatos y estilos, ha permitido que los creadores se desenvuelvan en múltiples direcciones, adaptándose a sus propias personalidades y a las demandas del mercado.
Es un hecho que estamos viendo la evolución del autor moderno como una celebración de la complejidad del ser humano. Cada uno de nosotros, como lectores y escritores, somos un mosaico de experiencias, pasiones, identidad y, lo más importante, cambio.
Así que la próxima vez que te encuentres con un autor que esté explorando diferentes estilos, en lugar de poner un «pero ¿qué cosa es esto?» te sugiero que digas: «¡qué interesante! ¿cómo se siente explorar tantas facetas de tu creatividad?». Después de todo, la creatividad es un viaje y, como dijo ese sabio personaje de la cultura popular, «no se trata del destino, sino del viaje mismo».
Siempre hay espacio para evolucionar, para crecer y, ¿por qué no? Para reírnos en el camino. Después de todo, en este vasto océano de narrativas, lo realmente emocionante es que nunca sabemos a dónde nos llevará la siguiente ola. ¡Brindemos por eso!