España es un destino atractivo para estudiantes de todo el mundo. Pero, ¿qué hay detrás de esta atracción? ¿Cómo contribuyen estos jóvenes a la economía local? Un informe reciente ha desglosado cifras que hablan por sí solas y demuestran que el flujo de estudiantes internacionales no solo enriquece el ámbito académico, sino que también impulsa la economía. En este artículo, exploraremos los hallazgos más sobresalientes de un análisis contundente y cómo estos estudiantes están reconfigurando las finanzas del país. ¡Prepárense para sumergirse en el fenómeno educativo y económico que están generando!
Un panorama impresionante de estudiantes en España
Para poner en perspectiva la magnitud, en el curso académico 2022-2023, España acogió a 602.662 estudiantes internacionales, quienes desembolsaron más de 6.345 millones de euros en diversos conceptos, desde matrícula hasta ocio. Estos números no son solo cifras; son evidencia del impacto sustancial que tienen estos jóvenes en nuestra economía.
Me acuerdo de mis días universitarios (sí, aquellos oscuros y agotadores días) cuando pensaba que estudiar el idioma español era solo para divertirme. ¡Pero qué va! Sobre todo cuando escuché las historias de compañeros que llegaron de otros rincones del mundo, y no solo aprendían el idioma, sino que también enriquecían nuestras tapas y nuestras fiestas. Y, aunque mi acento seguía siendo un desastre, su gasto en la ciudad era música para los oídos de los comerciantes locales.
¿Qué tipo de estudiantes vienen aquí?
De acuerdo con el informe, los jóvenes que eligen España no son un grupo homogéneo. La mayoría viene a estudiar el idioma español, que constituye un abrumador 48,16% del total. Otros llegan para cursos de máster (18,84%), grados (12,92%) y programas de intercambio como Erasmus+ (8,24%). Es fascinante cómo este crisol de culturas enriquece nuestro entorno académico y social.
Me imagino que en algún momento has tenido un compañero de clase que te ha preguntado sobre la «tortilla de patatas» o ha intentado imitar nuestras costumbres. Estas interacciones no solo enriquecen a nuestros visitantes, sino que también crean un ambiente vibrante y diverso que pocos lugares en el mundo pueden ofrecer. Y, claro, me contaron que la paella se come los domingos, con o sin mariscos… ¡cosa de locos!
El impacto económico: más allá de la matrícula
El estudio, presentado por el ICEX y la Asociación Eduespaña, no solo se ha quedado en la mera suma de matrículas. Estos estudiantes realizan gastos directos e indirectos en alojamientos, manutención, ocio y más. Se estima un efecto multiplicador de 2,28: por cada euro que gastan en educación, estos estudiantes generan 1,28 euros adicionales en diversas áreas de la economía local. ¿Quién dijo que la educación no es un negocio redondo?
Cuando recuerdo mi estancia en el campus, pienso en esos días en los que compartir un café con mis amigos nos permitía descubrir pequeños rincones de la ciudad: desde restaurantes familiares hasta tiendas locales donde el comerciante ya te conocía por tu nombre (y tu particular gusto por los churros). Cada rentita que dejábamos en esos negocios contribuía a una economía que, a menudo, pasa desapercibida.
Educación y vivienda: un tándem impresionante
La educación y la vivienda son dos de los mayores gastos para los estudiantes internacionales. El informe revela que los estudiantes Erasmus, por ejemplo, gastan en media 1.109,50 euros al mes en alojamiento y alrededor de 400 euros en vida y ocio. ¡Es casi como un alquiler en el centro de Madrid! Y no es de extrañar que muchos de ellos opten por compartir piso, aunque a veces eso resulte en situaciones de convivencia dignas de un programa de televisión de comedia.
Recuerdo una vez que mis compañeros de piso decidieron que la cocina sería el nuevo ‘reino de la gastronomía internacional’. Todo estaba bien hasta que un amigo tailandés se ofreció a preparar su famoso curry… Y lo que prometía ser una noche exquisita se convirtió en una experiencia con demasiada ‘fragrancia’ para el gusto español. ¿Lecciones aprendidas? Claro, pero al menos no tuvimos que pedir pizza esa noche.
Erasmus en auge: ¿por qué España?
¡Hablemos de Erasmus! España ha sido el principal destino de estudiantes europeos desde 2021, algo que no sorprende a nadie que haya disfrutado de su clima, su cultura y, cómo no, de la gastronomía. En el curso 2021-2022, 49.661 estudiantes participaron en programas de Erasmus en España, generando un gasto total estimado de 412 millones de euros.
Es evidente que el estudio también traza un mapa de las ciudades más elegidas. ¿Madrid y Barcelona? ¡Por supuesto! Ambas ciudades ofrecen un estilo de vida vibrante, pero todavía son la pesadilla de los bolsillos de los estudiantes con sus altos costos de vivienda. Pero, ¿quién necesita dormir bien cuando hay tantas tapas que disfrutar y fiestas a las que asistir?
La atracción del idioma español
Desde que el mondo se encontró con el término «español» en las redes sociales, la demanda ha crecido exponencialmente. Con 290.250 estudiantes matriculados en escuelas de español en el último curso, no es extraño que muchos opten por España como su destino para aprender el idioma. Pero, como el informe indica, la duración de estos cursos suele ser menor comparada con otros programas más largos como los másteres o los grados, lo que afecta el impacto económico total.
Imagina una clase multidiversa donde todos los estudiantes intentan practicar su español mientras el profesor se ríe de sus acentos. ¿Es esto posible? Absolutamente. Recuerdo un momento en el que un amigo alemán preguntó en un restaurante: “¿Dónde está el baño?” y, en lugar de efectivamente ir al servicio, terminó pidiendo una tarta de chocolate. Sin duda, un clásico en la vida del estudiante.
Estudiantes universitarios: el crecimiento es imparable
El número de estudiantes internacionales en programas de grado ha visto un aumento considerable desde 2018. En 2022-2023, alrededor de 77.861 estudiantes se matricularon en universidades españolas, lo que representa un crecimiento constante y promete más en el futuro.
Esa expansión refleja un panorama global más amplio en el que la educación se ha vuelto cada vez más accesible. Para muchos de nosotros, el simple hecho de inscribirnos en un programa de grado en extranjero era un sueño de juventud. Por supuesto, en mi tiempo, la oferta de cursos era bastante limitada, y era habitual enfrentarse a una serie de interrogantes sobre las equivalencias académicas. ¡Ah, la burocracia! Pero ahora, ver esa diversidad en las aulas es un recordatorio de cómo el mundo se está abriendo y conectando a través del conocimiento.
El fenómeno de los másteres
Es particularmente relevante mencionar que los programas de máster en España están viviendo un auge. En 2022, se matricularon 68.439 estudiantes en programas de máster. Aquí, los precios varían notablemente, donde los estudiantes de la UE pagan alrededor de 30,8 euros por hora de crédito y aquellos de fuera de la UE desembolsan 151,18 euros. Multiplica eso por un número de créditos y… ¡ufff! La inversión es considerable, pero muchos ven un retorno a largo plazo.
Considerando así, el gasto total en matrículas alcanzó la friolera de 1.711 millones de euros, sumando a esto otros 1.184 millones en gastos de vida y ocio. Si alguna vez te han dicho que estudiar es un lujo, aquí tienes la prueba de que efectivo se traduce en conocimiento, que luego se convierte en un excelente ingreso para la economía.
Conclusión: el futuro es brillante
El informe ha dejado claro que el impacto económico de los estudiantes internacionales en España es significativo. De hecho, se estima que su contribución comienza a ser relevante dentro del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esto es un claro indicador de que este fenómeno no solo se trata de intercambio cultural, sino de crecimiento y progreso económico.
A medida que el ciclo educativo avanza, debería seguir observándose un crecimiento en la matriculación de estudiantes. Eso no solo significa que las universidades seguirán llenas de jóvenes entusiastas en busca de sus sueños, sino que nuestro país se beneficiará a nivel económico y social. Así que la próxima vez que veas a un estudiante internacional, recuerda: están haciendo más que estudiar; están contribuyendo a un ecosistema vital que beneficia a todos.
¡Eso es todo! Espero que hayas disfrutado esta travesía a través del fascinante mundo de los estudiantes internacionales en España. Si tienes alguna aventura o anécdota propia sobre la vida en los campus, ¡no dudes en compartirla! Como dirían los españoles, «la vida es un carnaval», ¡así que disfrutémosla juntos!