¿Alguna vez te has encontrado en medio de una polémica donde todos parecen tener una opinión, menos tú? Bueno, me pasó recientemente al toparme con un artículo en elDiario.es que hablaba sobre la controversia en torno al libro sobre Luis Valls Taberner y las acusaciones que lo rodean. Seis tazas de café después y con la mente un tanto revuelta por la multitud de pensamientos y emociones, decidí que no podía quedarme callado. Y aquí estoy, listo para iluminar el asunto con mi perspectiva.

Contexto de la controversia

El pasado fin de semana, mientras disfrutaba de un desayuno tranquilo, me encontré con un artículo que se refería a mí. Sí, a mí. Imagina mi sorpresa, como si me hubieran gritado mi nombre en medio de un cine lleno en la parte más emotiva de una película. El autor del libro «Opus» se adentra en aguas turbulentas con su narrativa, argumentando sobre la figura de Luis Valls Taberner y su relación con el Opus Dei. Pero, como muchos debates, este tiene giros inesperados y personajes que a veces, lo siento, parecen más un mal guion que una historia bien contada.

Me llamo Yago de la Cierva, y soy parte del Opus Dei. No, no soy un «superhéroe» del Opus, ni un portavoz oficial, sino un individuo que ha estado en este camino durante muchos años. Al igual que ciertos personajes de películas que tienen que lidiar con la reseña del público, yo tengo que confortar a aquellos que se han malinterpretado mis palabras o mis intenciones.

La importancia de la comunicación

Ahora, vamos a hablar sobre mi experiencia en comunicación empresarial. Si hay algo que he aprendido, es que la transparencia y el mensaje claro siempre son clave. En este caso, el autor del libro optó por lo que a menudo recibo en mi trabajo: el conflicto. Sin embargo, tal vez no en el sentido que esperabas.

Claro, mi trabajo a menudo implica crisis de reputación y situaciones donde las sombras se ciernen sobre la verdad. Intento ofrecer soluciones, como un buen anfitrión que se asegura de que todos tengan un lugar donde sentarse en una cena familiar. Así que, tomando en cuenta esa jugada de cartas, aquí estoy para presentar otra versión, la que muchos parecen querer pasar por alto.

Las acusaciones: ¿fundamentos sólidos o mera especulación?

El autor del libro hace una serie de acusaciones bastante graves sobre Valls Taberner, esencialmente apuntando a que fue un banquero que manipuló su posición para su propio beneficio. Pero, ¿realmente cuenta con pruebas al respecto? Son freír pan las insinuaciones de manipulación financiera o de lavado de dinero, con información chocante pero difusa. Aquí es donde la comunicación se vuelve más esencial: presentar la evidencia, como si un chef la necesitará para probar que su comida está, de verdad, deliciosa.

En los tiempos actuales, caracterizados por la sobreabundancia de información, es fundamental que presentemos datos verificables y que nos mantengamos alejados de las medias verdades. Decir que un banquero ha robado a sus accionistas es una acusación que requiere evidencia, no solo rumores.

La búsqueda de la verdad

Volviendo al artículo, el autor se presenta como alguien que ha hecho su «deber» para investigar, aunque, en realidad, se parece más al niño que hace trampa en un examen. Las fuentes que ha utilizado parecen no corroborar los hechos y, sorprendentemente, las voces de aquellos que han tenido buenas experiencias con Luis Valls han sido convenientemente ignoradas.

Es como un partido de fútbol donde solo uno de los equipos tiene el balón. ¿Dónde está la imparcialidad periodística? La manera en que se ha diseñado la narrativa parece más un intento de justicia pública que un informe objetivo. ¿Acaso estamos viviendo en un mundo donde las verdades son cubiertas por el sensacionalismo?

Como lector, tienes derecho a saber todas las partes de la historia. Es el corazón del periodismo, ¿no? Cuando se trata de Luis Valls, es esencial no solamente escuchar al crítico, sino también a aquellos que lo conocieron y valoran su legado, incluyendo a los miles de empleados que trabajaron junto a él.

La defensa de Luis Valls

Y así, es el momento de hablar sobre por qué las fundaciones que él creó se sienten obligadas a defenderlo. Luis Valls Taberner era considerado un banquero de respeto, un filántropo que extendió su mano a las causas sociales y a muchos que habían tenido que enfrentar adversidades. ¿Acaso no merece aun atención sus acciones benefactoras? La gente suele olvidarse de la bondad cuando un drama es más atractivo.

Las fundaciones no buscan el conflicto, sino aclarar la verdad en medio de un mar de acusaciones. Tal como los superhéroes hacen cuando la ciudad está en peligro, ellos deciden salir en su defensa. Sin embargo, implementar es una jugada más difícil.

La defensa se convierte en una balanza donde se intenta equilibrar la verdad con las acusaciones. ¿Es justo que una persona sea juzgada únicamente por las palabras de un autor que parece más interesado en vender su narrativa que en el verdadero legado de Valls?

La estrategia de comunicación de las fundaciones

Como consultor de comunicación, me gustaría creer que la mejor respuesta no siempre es acudir a los tribunales. Suele ser lento, caro, y en realidad, a menudo no logra restaurar la reputación dañada. Así que, tal como un buen estratega de ajedrez, las fundaciones optan por compartir su verdad y esclarecer los hechos, al menos para aquellos que estén dispuestos a escuchar.

Y aquí es donde entra en juego la plataforma de medios digitales. En la actualidad, vivimos en un mundo donde la información escapa de nuestras manos casi tan rápido como la velocidad de un tweet. Así que, ¿por qué no utilizar esto a nuestro favor? Crear un espacio donde las voces de quienes han trabajado con Valls se escuchen y respeten es fundamental.

El sitio web www.luisvallstaberner.es se convierte en una herramienta fundamental para compartir las reflexiones y experiencias de quienes lo conocieron. Lo que me conduce a preguntar: ¿no es mejor dejar a la comunidad hablar en su nombre, en lugar de imponer narrativas unilaterales?

Reflexiones finales

En todos estos temas, ya sea sobre el Opus Dei, las controversias de los libros o las malas prácticas periodísticas, lo cierto es que la verdad siempre tiene varias aristas. Así que aquí te dejo. La próxima vez que una discusión o un artículo te haga cuestionar tus propias creencias, recuerda la importancia de escuchar a ambas partes.

Y no olvides: en cada historia hay lecciones que aprender y voces que escuchar, a veces, incluso las que creemos que han sido silenciadas. La discusión civilizada no solo es saludable; es necesaria. Porque, al final del día, “del choque de las ideas sale la luz”, tal cual lo afirman los franceses. ¿Qué opinas?